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Solistas Ensamble del INBA ofreció dos funciones de El país de la metralla

Rescatan obra musical que se estrenó en tiempos de la Decena Trágica

Se trata de una revista cómica lírica considerada en su momento políticamente muy incorrecta

Fue una de las más exitosas durante la Revolución y costó la vida de Rafael Gascón, su autor

 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de febrero de 2013, p. 5

Con música y letra original, escrita y compuesta en 1913, estrenada unos días después de la Decena Trágica, la obra musical El país de la metralla, fue rescatada e interpretada por la agrupación Solistas Ensamble del INBA, que con dirección musical de Christan Gohmer, se presentó en el Antiguo Palacio del Arzobispado, Museo de la SHCP y en la Sala Alfonso Reyes de El Colegio de México, el pasado miércoles y jueves, respectivamente.

Se trata de una revista cómico lírica, dividida en cinco cuadros y una apoteosis, que los mismos integrantes del coro teatralizan ofreciendo su mejor esfuerzo en el terreno actoral, toda vez que no cuentan con ningún tipo de escenografía, sólo con algunos elementos de utilería.

No obstante, su talento individual y coral se aprecia en las interpretaciones en cada uno de los actos que conforman dicha revista musical, considerada en su momento políticamente muy incorrecta y una de las más exitosas en el México revolucionario, pero que le costaría la vida al compositor Rafael Gascón y el destierro al libretista José F. Elizondo, autores también de la obra Chin chun chan.

Estreno el 10 de mayo de 1913

El país de la metralla se estrenó el 10 de mayo de 1913, en el Teatro Lírico de la ciudad de México, 78 días después de una de las más violentas tragedias de nuestra historia nacional, la Decena Trágica, cuando aún la Revolución Mexicana no se decidía por ningún bando, pero algunos sí llegaban a considerar que Victoriano Huerta podría ser un héroe.

Tal es el contexto en el que Gascón y Elizondo decidieron escribir y componer su cómica y lírica obra, en la que además de ciertos personajes populares, las figuras políticas, hoy históricas, son objeto de escarnio, explicó Gohmer, director invitado de Solistas Ensamble.

En El país de la metralla, una lente y una cámara, como piezas separadas de una cámara fotográfica, son los personajes presentadores de cada uno de los divertidos cuadros.

El número musical inicial muestra a una multitud de vendedores de postales de la Revolución, en las que lo mismo se puede ver a don Serapio disfrazado de inglés, hasta la imagen de un diputado que prontito se vendió.

Mediante el canto y la teatralización, y de manera muy jocosa, con música cómica ligera de salón, se da testimonio del acontecer más inmediato, político y violento de aquel entonces.

Con buen humor se habla de las clases opulenta y popular, así como de la sociedad en su conjunto y el impacto que tiene la guerra en su cotidianidad, como el caso de una pareja de recién casados, a cuya casa llegan sus amigos huyendo de la refriega, justo en su luna de miel.

Debido a que la guerra civil y el cuartelazo eran acontecimientos muy recientes, lo mismo se habla en favor de los huertistas y se critica a otras figuras relevantes del movimiento armado. En un solo cuadro, por ejemplo, se representa a Venustiano Carranza, José María Maytorena y Emiliano Zapata; unos en favor y otros en contra de la venta del país. De manera general, uno tras otro los números musicales dan cuenta del descontento de un pueblo en guerra y mal gobernado, que al final en un apoteósico himno canta su amor a la patria en favor de la paz.