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Ver día anteriorDomingo 10 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Exitosa presentación del libro sobre ganadería de Piedras Negras, vigencia de la bravura

“L

os amigos se reconocen en la cárcel, en el hospital y en… las presentaciones de libros”, señalaba agradecido Carlos Hernández González, Carlos Pavón en el medio taurino mexicano, al ver colmado el amplio salón, incluso con gente de pie, con motivo de la presentación de su más reciente libro, La legendaria hacienda de Piedras Negras, su gente y sus toros, el pasado jueves en el Club de Industriales de la ciudad de México.

Inundados sus ojos de campo bravo tlaxcalteca, pareció flotar en el ambiente el espíritu de don Viliulfo, de Maco y de Raúl, de don Rubén y don Felipe, de Daniel y de Mariano, de don Manuel y del Ranchero, ante la oportunidad de corroborar la vigencia de una memoria histórico-taurina en la afición sana, esa capaz de aquilatar los grandes momentos de una tradición bastante más arraigada de lo que la falsa modernidad pretende y los neotaurinos imponen, en descrédito de la ética y la estética del toreo.

En el presídium acompañaron a Pavón, autor también de la inteligente propuesta taurina Sin sangre, Pajarito, de obligada lectura para los que no saben qué opciones deparará el futuro a la fiesta ante la menguada oferta de espectáculo, el cronista Mauricio Locken, el ganadero Carlos Castañeda, el ganadero de Piedras Negras, Marco Antonio González Villa, y el maestro Wilebardo Herrera, director del Instituto Tlaxcalteca de Cultura, quien fungió como moderador.

Mauricio Locken enfatizó: “La legendaria hacienda de Piedras Negras… es una obra que todo buen aficionado debe tener, no sólo por su ágil y rigurosa documentación histórica y taurina y su determinante papel en la consolidación de la tauromaquia mexicana, sino porque no se puede entender que el toro bravo no provoque emoción, ya que es lo más opuesto a su esencia. Este libro de Carlos Hernández llega como un bálsamo a la fiesta que hoy tenemos”.

Carlos Castañeda, ganadero del hierro del mismo nombre, confesó complacido: “Hoy veo aquí muchos González, pero más me emociona que no se estén peleando. En 10 enriquecedores y sabrosos capítulos, el autor devela los esfuerzos, orgullo, resultados y vida ganadera de Piedras Negras. Seis ‘amos’ a lo largo de su historia y siempre la invariable convicción de criar un toro fiero y noble sin concesiones, independientemente de las exigencias y el falso arte sin bravura”.

El ganadero de Piedras Negras, Marco Antonio González, visiblemente emocionado al repasar tantos esfuerzos y triunfos acumulados a través de varias generaciones, expresó su profunda gratitud a su tío Carlos Hernández por haber investigado, sentido y escrito tan importante libro. Y remató convencido: En la ganadería de Piedras Negras el lema siempre ha sido: La bravura por encima de todo, la bravura por encima del dinero, lo que provocó una cerrada ovación.

Carlos Pavón confesó: Hay pasajes del libro que escribí antes que con estilo con los ojos húmedos. Me emocionó revivir a personajes entrañables cuya ideología ganadera dejó profunda huella en los potreros y la plaza de tientas de Piedras Negras y de otros hierros tlaxcaltecas. Me llevó varios años investigar, consultar, preguntar, confirmar y recabar invaluables testimonios orales a cerca de este legendario, heroico y vigente hierro, al que juicios superficiales prefieren aludir a las tragedias y no a los triunfos apoteósicos, como los 55 rabos cortados a reses de esta casa en El Toreo de la Condesa.

“En determinada etapa –agregó Pavón– se dio una fuerte rivalidad entre las ganaderías hermanas de Piedras Negras y La Laguna y las zacatecanas de San Mateo y Torrecilla, rivalidad que debió dirimirse en favor de un toro bravo mexicano ideal, lo que desafortunadamente no sucedió. ¿Dónde quedaron aquellas líneas tan bravas de San Mateo? En las tientas actuales en Piedras Negras, su ganadero no se deja dar coba por nadie y vaca que no demuestra la bravura necesaria para transmitir emoción, la rechaza. También me gustaron –concluyó el autor– algunos elogios que vierto sobre Carlos Pavón, pues tras la trágica muerte de mi hermano Pancho Pavón, al hacer un quite en el Toreo de Cuatro Caminos, mis padres pidieron a los ganaderos que ya nadie me permitiera dar un capotazo o ver un pitón.”

Por cierto, tanto el prólogo de la obra, a cargo del autorizado cronista Valeriano Salceda Giraldez, como el sabroso ensayo del cosmopolita taurófilo Gastón Ramírez Cuevas y la remembranza a cargo de este columnista coinciden en la enorme estupidez taurina que constituye rebajarle la bravura al toro de lidia. Desde próximo martes, el libro estará a la venta en la singular tienda Torerías, de Tuxpan 46 interior 202, colonia Roma Sur.