Opinión
Ver día anteriorMartes 12 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dos nuevas secretarías de ciencia
E

n el estado de Morelos primero y luego en el Distrito Federal, surgieron recientemente dos nuevas secretarías que se ocuparán del fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación. No pueden escapar dos elementos comunes entre ambas. El primero es que se localizan en el centro del país, donde se concentran quizá las mayores capacidades en infraestructura científica y recursos humanos especializados. Su creación ha sido posible gracias a que el gobernador morelense Graco Ramírez y el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, han apoyado decisivamente estas iniciativas. El segundo elemento común es que en los dos casos se trata de proyectos emprendidos por gobiernos de izquierda.

Si recordamos que recientemente se produjo un debate sobre la conveniencia de crear una secretaría de Estado a nivel federal –idea que fue rechazada por el presidente Enrique Peña Nieto–, las dos nuevas secretarías surgidas en dos importantes entidades de la República constituyen un experimento que puede dar respuesta a varias de las interrogantes surgidas sobre las modalidades que puede adoptar la administración pública de la ciencia y la tecnología en el país, tanto aquellas que señalan ventajas de una secretaría para el avance científico como las que auguran, por ejemplo, un destino inexorable hacia la burocratización.

Sin embargo, es muy importante dejar claro que no se trata de una competencia –que resultaría asimétrica considerando los recursos económicos de la federación y las capacidades presupuestarias locales. Elevar al rango de secretaría las tareas de fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación y su aprovechamiento para impulsar el desarrollo económico, educativo y el nivel de vida de los habitantes de Morelos y el Distrito Federal es, en mi opinión, un signo muy positivo y alentador. Es algo que vemos por primera vez en México. La pregunta central es, a mi juicio, cómo articular los esfuerzos que se realizan a nivel local con un proyecto de carácter nacional.

Hay dos retos muy importantes que enfrentan las nuevas dependencias; la de Morelos, encabezada por la doctora Brenda Valderrama Blanco, y la del Distrito Federal, por el doctor René Drucker Colín. El primero es lograr una amplia concertación con los sectores público, privado y social en cada entidad. Hay que recordar que, por ejemplo, buena parte de las capacidades científicas en las dos entidades, se concentran en instituciones educativas, algunas de ellas autónomas. El segundo es cómo vincularse con las políticas de ciencia a nivel federal, es decir, con las surgidas de la oficina creada por la presidencia de la República, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de las secretarías de estado a nivel federal, que es donde se concentran los recursos económicos nacionales para estas tareas.

Pero el éxito de esta articulación, especialmente con las instancias federales, no sólo recae en las dos nuevas secretarías, sino también, y tal vez de manera principal, en el gobierno de la República, cuya responsabilidad consiste en crear y conducir políticas de carácter nacional. Procurar el desarrollo científico, tecnológico e impulsar las innovaciones para procurar el avance general del conocimiento, el crecimiento económico y el bienestar de la población, en toda la República, requiere de una nueva visión.

Es necesario ingresar a una nueva etapa en la que los grandes proyectos nacionales, no deben encontrar obstáculo o pretexto en diferencias ideológicas; si un gobierno es de izquierda, de derecha o de centro. Es más, si uno revisa cuidadosamente las funciones de las dos nuevas secretarías a las que me he venido refiriendo, se encontrarán grandes similitudes con los propósitos expresados por el gobierno federal en esta materia y muy pocas diferencias.

Las nuevas estructuras en Morelos y el Distrito Federal, que expresan un decidido interés de sus gobiernos por impulsar la ciencia, la tecnología y las innovaciones, deben ser apoyadas, aprovechadas y formar parte de una política nacional que busca el diseño de políticas públicas diferenciadas que permitan impulsar el progreso científico y tecnológico en regiones y estados, con base en sus vocaciones económicas y capacidades locales, de acuerdo con las instrucciones que dio el presidente Peña Nieto al titular del Conacyt en diciembre pasado.

La creación de las secretarías de ciencia en Morelos y el Distrito Federal es una buena noticia y debe contar con el respaldo de todos los mexicanos.