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Ver día anteriorLunes 25 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Participación internacional eclipsada
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a semana pasada el secretario de Me­dio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Juan José Guerra, tuvo su primera aparición internacional en Nairobi, con motivo del Foro Mundial de Ministros de Medio Ambiente del PNUMA, la agencia de Naciones Unidas para los asuntos ambientales, que tiene su sede en la capital de Kenia.

El funcionario sostuvo diversas reuniones con otros ministros asistentes y participó en el lanzamiento de la iniciativa Partnership for Action on Green Economy (PAGE), cuyos objetivos centrales son impulsar la economía verde como instrumento para alcanzar el desarrollo sustentable, generar fuentes de trabajo, erradicar la pobreza y lograr en todo lo anterior la participación de la sociedad.

Esta aparición internacional se vio eclipsada por la detención del dueño del partido al que pertenece el ingeniero Guerra, el Verde. Las redes sociales y los medios se encargaron de divulgar y criticar el comportamiento del senador por manejar en estado de ebriedad y hacerse pasar, sin éxito, por otra persona. Un escándalo más de quien logró, a cambio de alianzas con el PRI, que nombraran a uno de los suyos en la Semarnat. Un partido no reconocido por el movimiento mundial de los verdes y, además, subvencionado millonariamente con dinero público.

A su regreso, el ingeniero comprobó que por el país afloran los problemas relacionados con el medio ambiente y los recursos naturales. Uno es el deterioro que siguen registrando los acuíferos y los humedales de la región de Cuatro Ciénegas, en el norte de Coahuila, una de las más importantes a escala mundial por contener agua y especies que datan de decenas de millones de años. Durante el sexenio del becario de Harvard se prometieron recursos y medidas suficientes para detener la sobrexplotación del acuífero por los ganaderos de La Laguna y otros intereses empresariales del norte del país. Sin embargo, por lo que oficialmente se reporta, Cuatro Ciénegas está al borde del colapso.

Otro asunto es la contaminación atmosférica en las principales ciudades. Aunque las autoridades suelen decir que ha disminuido, es un grave problema no sólo en la cuenca de México, Guadalajara y Monterrey, sino también en 30 ciudades más, donde las mediciones de los contaminantes son prácticamente inexistentes. Cada día hay más evidencias de los daños que causan a la salud el ozono, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y las partículas suspendidas. Las normas oficiales sobre estos y otros contaminantes son muy tolerantes respecto a Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, y aun así se rebasan la mayor parte del año. Ahora se ofrecen cifras sobre el número de mexicanos que mueren a diario por hambre. Conviene revelar las de los que fallecen en las ciudades por la contaminación o se ven afectados en su salud, especialmente los niños y las personas de mayor edad.

Pero además, se necesita cumplir con las medidas tantas veces anunciadas para lograr un aire limpio. Desde hace años se prometió mejorar la calidad de los combustibles para, entre otras cosas, disminuir su contenido de azufre. Diversos estudios dirigidos por el doctor Humberto Bravo ilustran el grave problema de salud que ocasiona dicho compuesto y el atraso que existe en cuanto al transporte público moderno y eficiente y reducir la quema de hidrocaruburos.

Otro pendiente ambiental involucra a Estados Unidos, que manda a plantas recicladoras ubicadas en México baterías de plomo usadas. Un reciente informe de la Comisión de Cooperación Ambiental, de la cual hacen parte los tres países que conforman desde 1994 el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, señala fallas en el control transfronterizo de dichas baterías, lo cual sugiere corrupción por parte de las dependencias que deben llevar un estricto registro de los envíos. Pero además, las normas bajo las cuales funcionan las recicladoras (entre ellas las que tienen su matriz en Estados Unidos) son mucho menos estrictas que las del vecino del norte. Ello explicaría por qué aumenta el envío de tales desechos a México, convertido así en basurero de sustancias tóxicas y peligrosas para la salud pública y el medio ambiente.