Opinión
Ver día anteriorLunes 25 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

IVA: la Roqueseñal, otra vez

En alimentos y medicinas, va

PRI: plastilina de tres colores

Foto
Imagen de 1995, donde los entonces diputados Augusto Gómez Villanueva, Natividad González Paras y el coordinador priísta Humberto Roque Villanueva festejaban durante la sesión en la que la mayoría priísta aprobó el aumento del IVA de 10 a 15 por cientoFoto José Antonio López
E

l nuevo PRI –como el viejo– no tiene principios programáticos, sino principios pragmáticos, y en esa tesitura ensaya una versión moderna de la Roqueseñal (ahora sería Beltroneseñal), pues sin dogmatismos y con ideología amoldable a las directrices del inquilino priísta de Los Pinos en turno, modificó diametralmente sus documentos básicos (en los que ya no aparece el compromiso de defender la economía popular) para que los tricolores en San Lázaro aumenten la tasa del impuesto al valor agregado y validen la apertura en el sector energético.

Ya lo dijo el dirigente de la empresa de los tres colores, César Camacho: el consorcio debe tener ideología, pero ésta no debe rayar en el dogmatismo, que es cosa de religiones, no de partidos. Entonces, los más de mil 200 delegados que asistirán a la asamblea nacional van a discutir para hacer una precisión de hasta dónde sí y hasta dónde no se puede abrir Pemex al capital privado, sin que se ponga en riesgo la rectoría del Estado y de pasadita tirar a la basura el candado en materia de IVA. Total, en el PRI tenemos una ideología robusta y queremos afinarla para ponerla al día (La Jornada, Andrea Becerril).

Y al día pondrán los tricolores a los de por sí agujereados bolsillos de los mexicanos, quienes para vivir mejor (segunda parte) incrementarán sustancialmente la tasa del IVA y la aplicarán a todo y a todos, medicinas y alimentos incluidos. A estas alturas, de acuerdo con las estimaciones oficiales, el erario deja de captar alrededor de 160 mil millones de pesos anuales por la exención de este gravamen a medicinas y alimentos, pero con la ideología de plastilina priísta (que bien vale una Roqueseñal más moderna) el monto se elevaría a 190 mil millones, cantidad que, ahora sí, ingresaría a las arcas públicas.

Con su ideología de ocasión, los delegados priístas borraron de sus documentos básicos la incómoda cuan vetusta leyenda el PRI defiende la economía popular y no aceptará la aplicación del IVA en alimentos y medicinas, y acordaron algo más moderno, es decir que el partido impulse una reforma hacendaria que simplifique el pago de impuestos, amplíe la base tributaria reduciendo la evasión y elusión fiscales, además de eliminar de manera definitiva cualquier tratamiento fiscal especial y que sean revisados los subsidios que podrían ser injustificados (La Jornada, José Antonio Román), en el entendido de que lo del IVA va en serio, lo del tratamiento fiscal especial es parte de la propaganda y lo de los subsidios puro choro, pues ellos forman parte del negocio.

Los precios de los alimentos y las medicinas se cuentan entre los que mayores aumentos reportan a lo largo del año. Los primeros resultan dos o tres veces mayores que la inflación general, y los segundos se incrementan cada tres meses. Y ahora, por decisión tricolor y con el decidido apoyo de los pactistas (PAN y PRD entre ellos), al crecimiento natural de dichos precios, los consumidores deberán sumarle 19 por ciento de IVA. Así, la mayoría de los mexicanos verán cada vez más lejos el acceso a esos productos, pero a quién le importa si son muy aguantadores.

En marzo de 1995, a punto de elevarse de 10 a 15 por ciento (50 por ciento en términos llanos) la tasa general del IVA (una medida temporal, según decían por aquellos ayeres), los humildes tricolores aseguraban estar conscientes de la reacción social que ha provocado la elevación de un impuesto que grava el consumo de todas las capas de la población, máxime en las actuales circunstancias en las que prevalecen bajos niveles de actividad económica, disminución en los salarios reales y desempleo. Está igualmente consciente del cuestionamiento económico a este tributo, por su finalidad netamente recaudatoria. Sin embargo, no puede considerarse el incremento de este impuesto como una medida aislada fuera del contexto del programa económico integral y de los objetivos que éste persigue, que no era otra, según decían, que mejorar el nivel de vida de los mexicanos y recomponer las finanzas públicas. Así justificaron la puñalada trapera, aunque dejaron fuera alimentos y medicinas.

Y de cereza justificatoria en aquellas fechas los de la ideología de plastilina comentaban que justo en el mismo momento algunos países modificaron al alza su tasa de IVA. Alemania, curiosamente Alemania, la eleva del 13 al 15 por ciento; Dinamarca la lleva del 22 al 25 por ciento... Alemania, Dinamarca, no tienen exenciones, no tienen tasa cero para consumos básicos. Y los candidatos a pagar más IVA sólo exigieron: está bien, pagaremos obligadamente, pero a cambio dennos el nivel de vida de alemanes y daneses. Pero los tricolores, de la mano de los panistas que los apoyaban, ya no alcanzaron a escuchar esa demanda, y simplemente avalaron el incremento fiscal.

Dieciocho años después, y en medio de las cotidianas loas y fanfarrias por los maravillosos indicadores macroeconómicos que reporta México, la cantaleta es la misma: finanzas públicas destartaladas, evasión y elusión fiscales a tope, recaudación descendente, salarios a la baja, creciente desempleo, pobreza galopante. ¿De qué sirvió la Roqueseñal y el 50 por ciento de aumento en la tasa general del IVA?

Allá por marzo de 1995, los defensores del incremento al IVA aseguraban que la medida “permitirá liberar de presiones nuestra economía; permitirá también compensar la disminución previsible. Permitirá fortalecer la inversión y el mantenimiento de instalaciones públicas básicas como son las de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad y permitirá cumplir una de las metas en las que coincidimos todos los diputados: fortalecer el federalismo fiscal, tratar de llevar más recursos a estados y municipios…”

Dieciocho años después, Pemex está en ruta privatizadora, la Comisión Federal de Electricidad muy adelantada en ese mismo camino, el gobierno federal urgido de recursos adicionales para atender el servicio de la deuda pública, pagar la voluminosa nómina burocrática y mantener el monárquico nivel de vida de los funcionarios, mientras estados y municipios están endeudados hasta el tope, amén del raquítico comportamiento económico, la vigorosa pérdida de poder adquisitivo, el desempleo creciente y el avance sostenido de la pobreza. Por eso, y para eso, una vez más pugnan por modernizar la tasa general de IVA y aumentarla a 19 por ciento, medicinas y alimentos incluidos. Por el bien de la patria, pues. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?

Las rebanadas del pastel

La solidez ética que le faltaba al Pacto por México fue solventada: ayer, el incorruptible Joaquín Gamboa Pascoe formalizó la adhesión de la CTM a esa alianza. El país ya la libró.