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Bajo la Lupa

Batalla sin cuartel entre el oro y el dólar

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Un empleado comprueba el peso de una pieza de oro en una planta de metales no ferrosos de Krasnoyarsk, Siberia, anteayerFoto : Reuters
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n la conferencia de Casa Lamm/ La Jornada a la que fui invitado sustenté que uno de los pilares del inmenso poderío de Estados Unidos –que los estrategas chinos llaman poder hegemónico, de alrededor de 10 por ciento del PIB global (Ver Bajo la Lupa, 16/1/13)– es apuntalado por el dolarcentrismo unipolar que, asombrosamente, no ha variado mucho como participación de las reservas del cambio de divisas globales, pese a la grave crisis de 2008: dólar (66.5 por ciento), euro (24.4), libra esterlina (3.7), yen (3.6) y otras (1.7 por ciento).

En mis libros El lado oscuro de la globalización: post-globalización y balcanización, Los 11 frentes antes y después del 11 de septiembre: una guerra multidimensional, e Irak: Bush bajo la lupa he exhibido desde hace 13 años la gran batalla mundial que se libra entre el dólar y el oro, que costaba alrededor de 300 dólares la onza en 2003 y se ha disparado hoy a más de mil 600 dólares.

Según el Consejo Mundial del Oro, Estados Unidos tendría la mayor reserva, con 8 mil 133.5 toneladas, y China, sexto lugar, mil 54.1.

Un escrutinio expone que 75 por ciento de las reservas de Estados Unidos no están en dólares sino en oro (si es que existe), mientras que México anda en menos de 0.25 por ciento. Sin comentarios.

El G-7 posee 55 por ciento de las reservas, y los BRICS, que muestran una perturbadora vulnerabilidad, tienen 9 por ciento, mientras el resto del mundo (182 países), 36 por ciento.

En el seno del G-7, Estados Unidos viene en primer lugar (25.7 por ciento), seguido por Alemania (10.7), Italia (7.75), Francia (7.7), Japón (2.4), Gran Bretaña (0.98) y Canadá (0.01 por ciento).

Dentro de los BRICS, China, primer lugar (3.33 por ciento), seguido por Rusia (3.03), India (1.7), Sudáfrica (0.39) y Brasil (0.21 por ciento; ¡supersic!). Aterra la vulnerabilidad brasileña.

También llama la atención la compra de papel-oro (ETF: exchange traded funds) por los inversionistas, que ha llegado a 2 mil 604.9 toneladas (Bloomberg, 22/2/13), que los colocaría en el cuarto lugar mundial, casi a la par del FMI (2 mil 814).

En cuanto a Sudamérica, el lugar de Venezuela es pasmoso: primer lugar (1.15 por ciento), seguido por Brasil (0.21), Argentina (0.19), Bolivia (0.13), Perú (0.1), Ecuador (0.08) Colombia (0.03) y Paraguay (0.02 por ciento); no aparecen en la lista Chile, el fracasado modelo neoliberal de Latinoamérica, ni Uruguay. Paradojas de la historia: los grandes países exportadores de oro y plata durante la conquista española no existen en el siglo XXI con la banca neoliberal.

Marion Mueller, editora de Oroyfinanzas.com (21/2/13), sustenta que Rusia acopia oro de inversión y que durante 2012 añadió 3.2 millones de onzas a sus reservas oficiales. Su dato estrujante sobre China es que no aporta demasiada información sobre sus reservas y sus compras de oro, lo cual tiene nerviosos al FMI y al G-7.

Ha sido mi hipótesis que una de las jugadas maestras de China, al estilo Sun Tzu, es acumular silenciosamente oro y plata (como en el siglo XIX), para, en el momento propicio, mostrar sus cartas financieras y ganar la gran partida magistral que se libra entre el dólar y los metales preciosos.

Marion Mueller cita a Zero Hedge: China posee más oro que las 2 mil 818 toneladas propiedad del FMI y que, en el momento en el que el banco central de China anuncie la actualización de sus reservas, la cotización de oro en la actualidad (…) se convertirá en un lejano recuerdo”.

Como de costumbre, la desinformación deliberada está al orden del día y hay que saber escudriñar los datos duros.

Marion Mueller llega hasta señalar que las verdaderas reservas de China ascenderían a 7 mil toneladas (¡supersic!), un poco menos que las controvertidas 8 mil 133.5 toneladas de Estados Unidos (si es que existen, porque la Reserva Federal no acepta ninguna auditoría).

No hay que perder de vista que la cotización oficial de las reservas de oro es de 35 dólares la onza (que proviene de los acuerdos de Bretton Woods de 1971), y que la presente cotización bursátil de hoy es 46 veces más: es decir, si Estados Unidos (en caso de que existiesen sus reservas auríferas) y China multiplican contablemente la cotización del día cambiarían dramáticamente la correlación monetaria mundial. Es lo que se conoce como un game changer: un acto que trastoca el orden financiero mundial.

Goldinvestingnews.com clasifica a los 10 principales productores de oro del total mundial (2 mil 700 toneladas): 1) China (355), Australia (270), Estados Unidos (237), Rusia (200), Sudáfrica (190), Perú (150), Canadá (110), Ghana (100), Indonesia (100), Uzbekistán (90). México viene en undécimo lugar (85), con el resto del mundo (630).

Marion Mueller cita también a Michael Snyder, de The Economic Collapse Blog, quien plantea que Rusia y China tienen una enorme influencia en el sector energético y que podrían crear un sistema donde el petróleo se cotice en oro: el petroro, del que ya hizo alusión Jim Willie en The Hat Trick Letter (8/2/13).

Michael Snyder invoca que el golpe de timón de pasar del petrodólar, que ha sostenido al dolarcentrismo, al petroro desmoronaría el sistema financiero de Estados Unidos, que ya no sería capaz de exportar inflación al resto del mundo y los precios se dispararían de manera espectacular.

Tal es la razón por la que el zar geoenergético global Vlady Putin ha convertido a Rusia en uno de los mayores compradores mundiales de oro, cuando el banco central de Rusia ha añadido 570 toneladas del metal durante esta última década, según el FMI.

Este artículo de Marion Mueller parece acorde al de Jim Willie, quien cita a Evgeny Fedorov, parlamentario del partido Rusia Unida de Vlady Putin, quien refirió que cuanto más oro tenga un país, mayor será el grado de soberanía (¡supersic!) que tendrá en caso de producirse un cataclismo (¡supersic!) monetario con el dólar, euro, libra esterlina o cualquier otra moneda de reserva.

A contrario sensu, Marion Mueller recuerda el gravísimo error de Gordon Brown en su etapa de ministro de Finanzas británico, quien vendió casi 400 toneladas (¡supersic!) de oro en los 30 meses anteriores a marzo de 2002.

Conclusión: Daddy Bush, alrededor de 1991, había propuesto la adopción de una canasta de materias primas para complementar al dólar en su hegemonía global, en la que incluyó el petróleo (cuando todavía las petroleras anglosajonas controlaban en el mundo; ya no es el caso, por ello se han volcado al gas esquisto, shale gas), el trigo (que sigue controlando Estados Unidos en forma omnímoda) y el uranio (que forma parte de la guerra de los recursos en el norte de África, desde Malí hasta Níger).

El sistema financiero mundial viene sensiblemente tocado desde el desacoplamiento del oro por el dólar en 1971 y llama la atención que el sistema dolarcéntrico, aunque agónico, haya sobrevivido tanto tiempo: 42 años.

Dada la hiperinflación –con tanta impresión masiva de billetes por la Reserva Federal que se encuentra en su QE3–, no existe suficiente cantidad física de oro, por lo que los otros tres metales preciosos (plata –de la que México es el primer productor mundial–, platino y paladio) jugarían un papel significativo de complementariedad.

De allí mi tesis de que nos encaminamos a un sistema híbrido: de reflejo multipolar y de pluridivisas de reserva acopladas a los cuatro metales preciosos y, quizá, hasta acopladas a la famosa canasta de Daddy Bush.

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