Opinión
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México SA

Banca-Pemex: ¿casualidades?

Misma historia, idéntica ruta

¿No dejará de ser mexicana?

E

n enero de 1995 el entonces secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, acudió al Palacio de San Lázaro para explicar a los diputados el alcance de la reforma financiera que proponía el inquilino de Los Pinos, Ernesto Zedillo, con el fin de capitalizar temporalmente a las instituciones bancarias que más tardó en privatizar Carlos Salinas de Gortari que en saquear y quebrar el selecto grupo de especuladores beneficiado por el señor de la solidaridad.

El 23 de enero de aquel año, Guillermo Ortiz lo explicó de la siguiente manera: “una mayor participación de la banca extranjera en nuestro país va a ser útil, no solamente para fomentar mayor competencia y reducción de márgenes, sino para proveer en estas circunstancias difíciles en las que muchos bancos, sobre todo los de tamaño más reducido, tienen problemas para reconocer sus problemas de cartera vencida. Estas iniciativas van a propiciar una capitalización mayor de estas instituciones… Lo que se pretende con esta iniciativa es que los extranjeros vengan a apoyar sobre todo a algunas instituciones pequeñas que están teniendo problemas, y que justamente por esos problemas de capitalización no pueden atender a sus clientes, no pueden atender a las pequeñas y medianas empresas y no pueden atender a los usuarios del crédito”.

Y remató así: “yo quisiera mencionar muy enfáticamente que en estas iniciativas no se está proponiendo, desde luego, entregar el sistema de pagos o la banca nacional a los extranjeros. Hoy en día la participación del conjunto de la banca extranjera en el mercado financiero nacional es de alrededor de 8 por ciento… Con esta facilidad que se le estaría dando a la banca extranjera para participar en la capitalización de los bancos mexicanos, estaríamos muy lejos de llegar a los porcentajes de participación y de penetración que hay en otros países… Desde luego, el sistema de pagos –éste es un compromiso– quedaría en manos de mexicanos…”.

Eso fue lo que Ernesto Zedillo propuso como reforma, lo que Guillermo Ortiz argumentó ante los diputados y lo que éstos aprobaron por mayoría (por cierto, esos mismos legisladores autorizarían, un par de meses después, el aumento de 50 por ciento, también temporal, a la tasa general del IVA, temporalidad que se prolongó hasta 2009 y sólo para volver a incrementar la citada tasa). Todo ello para que en los hechos y en unos cuantos años la participación de la banca extranjera en México (que se presumía temporal y sólo en los bancos más pequeños del sistema) pasara de 8 a 90 por ciento y el país perdiera autonomía y soberanía financiera.

Los mexicanos se quedaron sin banca nacional (salvo Banorte, el resto de los grandes y no pocos de los pequeños es de propiedad foránea), pero de cualquier suerte no pudieron quitarse de encima el pago por los destrozos de los especuladores salinistas ni y el rescate (Fobaproa) de los zedillistas, y así seguirán por muchos años más. A estas alturas, las dos principales trasnacionales financieras que operan en México (la española BBVA y la estadunidense Citigroup) acaparan más de 50 por ciento del mercado financiero que opera en México y de él obtienen hasta 40 por ciento de sus utilidades netas globales. Ello, desde luego, como resultado de la temporalidad prometida por Zedillo, argumentada por Ortiz y aprobada por los diputados.

Las consecuencias de tan inteligente decisión todos las conocemos y padecemos. De hecho, con el correr de los años hasta el propio Guillermo Ortiz lamentó públicamente algunas decisiones tomadas en sus tiempos en materia de sistema financiero, pero obviamente nadie corrigió y México se mantiene como el paraíso de las trasnacionales financieras.

Valga lo anterior para encontrar los paralelismos aparentemente involuntarios de ciertos políticos a la hora de justificar ideologías de plastilina, aperturas necesarias, reformas salvadoras, impuestos populares y demás barbaridades: “aún con inversión privada, Pemex seguirá siendo de los mexicanos. El presidente nacional del CEN del PRI, César Camacho, destacó en conferencia de prensa, en el Senado que la modificación a los estatutos del PRI para permitir la inversión privada en Pemex no quiere decir que la paraestatal dejará de ser de los mexicanos, al contrario, subrayó, seguirá prevaleciendo la mexicanidad en Pemex. Destacó, luego de reunirse con los senadores de su bancada a los que explicó las modificaciones que se harán a los estatutos del tricolor, que la eliminación de candados es para que el PRI esté del lado de las clases más desprotegidas, evitando privilegios y tratamientos excepcionales al trato fiscal. No es con retórica política, subrayó, sino con planteamientos como vamos a estar del lado de los mexicanos.

Cuestionado respecto a los candidatos priístas que hicieron campaña ofreciendo que no aumentarían el IVA a alimentos y medicinas, Camacho dijo que esos candidatos deberán insistir en nuestra responsabilidad para fortalecer el catálogo, porque en el PRI estamos por una reforma de hondo calado y larga duración. Rechazó, asimismo, que su partido haya recibido presiones de los empresarios de las telecomunicaciones para la reforma que en breve se presentará (La Jornada, Víctor Ballinas y Andrea Becerril).

En el tricolor, pues, los amasadores de ideologías ya tienen todo arreglado para proponer, justificar y aprobar la cesión del petróleo al capital privado, y el aumento a la tasa general de IVA y su aplicación a todo y para todos (con medicinas y alimentos encabezando el inventario), de tal suerte que el ejemplo de la banca, la participación foránea en ella y la capitalización temporal de las instituciones financieras no sólo son un ejemplo para adelantar lo que sucederá en el caso del oro negro, sino que revela la falta de creatividad de los tricolores, pues llevan tres décadas proponiendo, argumentando y aprobando lo mismo, con idénticos resultados, y siempre creyendo que en este país nadie tiene memoria.

Las rebanadas del pastel

Y si unos se llevan las ganancias a sus países de origen, por qué no hacer lo propio, dicen los barones mexicanos: por primera vez en la historia de México, en 2012 la inversión de empresarios mexicanos en compañías del exterior duplicó el ingreso al país de divisas por inversión extranjera directa, informó el Banco de México, que precisó que la salida de divisas como inversión de empresarios mexicanos en el exterior tuvo un crecimiento de 110 por ciento durante el último año del gobierno de Felipe Calderón para aproximarse a 120 mil millones de billetes verdes... Por su séptima velita, va un enorme beso para mi Camila adorada.