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De nuevo el arbitraje nos perjudicó, afirma Martín Bravo, autor del gol de los locales

Pumas y Chivas empatan otra vez; los auriazules reclaman por tanto anulado

Los equipos mostraron dinámica y entusiasmo, pero carecieron de claridad en sus jugadas

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Luis Fuentes (5) y Robin Ramírez (9) buscan conectar el balón mientras el rojiblanco Kristian Álvarez (derecha) intenta alejar el peligro de su metaFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de marzo de 2013, p. 3

Un empate tiene algo de confuso, carece del drama de la derrota y no proporciona el estallido eufórico de una victoria, es como un limbo emocional. En semejante indecisión el aficionado no sabe con qué ánimo debe volver a casa. Sin mascullar y sin hacer alardes, ayer casi 41 mil espectadores abandonaron Ciudad Universitaria en medio de esa insipidez: un nuevo empate, el número 15 de los recientes 17 partidos entre Pumas y Chivas.

No es que haya sido un encuentro soso, porque tuvo buen ritmo y la dinámica entusiasta de dos clubes que se enorgullecen de sus jugadores hechos en casa. Lo que no hubo fue claridad, porque correr no es suficiente si no se sabe lo que se busca. Por Chivas estuvo ausente Marco Fabián, lesionado, quien usualmente es el motor ofensivo del Rebaño.

Pumas empezó como acostumbra, ágil y decidido; hizo desbordes, veloces e insistentes, pero poco eficaces: envió centros que se perdieron en la confusión.

Fue injusto que una jugada pícara de los auriazules, que terminó como el primer gol de la tarde, se haya opacado por un error que cometieron en perfecta coordinación la zaga y el guardameta, que les costó el empate. Y más aún cuando les anularon un gol a balón parado.

Luego de 10 minutos de juego se produjo el primer tiro rumbo a una portería: Javier Cortés lanzó un disparo que exigió un poco de esfuerzo al arquero rojiblanco Luis Ernesto Michel para quedarse con la pelota.

El esférico corría de punta a punta y poco se acercaba a las áreas de peligro. Parecía un espectáculo de niños codiciosos, pero una vez con el botín no sabían en qué gastarlo.

El juego indescifrable de ambas escuadras parecía extenderse, hasta que una acción sorpresiva dio sentido al partido al minuto 26. Cortés tomó desprevenidos a los mediocampistas de Chivas con un tiro que llegó hasta el área, donde se había colado Martín Bravo, arrinconado entre la zaga y el portero Michel muy adelantado.

El delantero argentino ni siquiera esperó a que bajara la pelota y con la zurda disparó bombeado mientras el arquero miraba atónito la trayectoria curva que desembocó en el centro de su portería. Un gol espectacular y malicioso.

Después de la anotación el juego cobró un poco más de forma y las llegadas se hicieron constantes. Diez minutos después del gol Chivas respondió enfurecido. Rafael Márquez Lugo remató dentro del área, casi cara a cara con el portero Alejandro Palacios, quien salvó a su equipo en ese momento al quedarse con la pelota justo en la línea de gol.

El alivio que produjo esa intervención hizo que el estadio le regalara una ovación. Portero, portero, retumbó en Ciudad Universitaria, mientras el Pikolín se sacudía las rodillas y chocaba las palmas para exigir más coraje a sus compañeros.

Minutos después, ese mismo héroe cometió un error precedido de un descuido terrible de sus defensas. Un pésimo despeje de Verón y una fallida intervención del Pikolín dejaron a Miguel Sabah ante el arco, la pelota rebotó caprichosa en el pecho del delantero y obligó al cancerbero a lanzarse para salvar su meta. El balón iba fuera, pero Sabah se barrió con furia y consiguió tocarlo lo suficiente para meterlo y empatar al minuto 39.

Como si la obligación de un partido en esta clave fuera terminar en empate, los Pumas sufrieron la anulación de un gol a balón parado, por dudoso fuera de lugar.

Después del descanso Chivas volvió con mayor carga de adrenalina, pero sin precisión. Pumas parecía no darse cuenta de que el estilo universitario de asediar por los costados no siempre termina con éxito: a cada llegada, un centro, y en el área los delanteros estaban torcidos, sin ángulo o sencillamente incapacitados para rematar la pelota.

Luego de los exabruptos de ambos equipos, desesperados tiros de larga distancia destinados a animar a las gradas, hubo algunos fogonazos, sin mucha idea.

Las caras de los jugadores y aficionados empezaron a mostrar signos de resignación; no estaban alegres ni tristes, no sentían rabia: estaban inexpresivos, como el empate que regalaron ayer otra vez Pumas y Chivas.

Martín Bravo no ocultó su enojo. Declaró estar con bronca por la decisión del árbitro Roberto García que afectó el resultado.

Lamentablemente creo que otra vez nos vemos afectados por el arbitraje y no queda de otra más que pedir que estén atentos en esos aspectos; es un error vital, era para el 2-1, para irnos al descanso con ventaja, y otra vez nos niegan eso. Creo que deben estar atentos, dijo.

El técnico Antonio Torres Servín tampoco eludió la sensación de impotencia que abrumó al equipo. Aseguró que el arbitraje los ha afectado no sólo en este partido, sino ya desde hace algunas jornadas.

Un total de 23 personas detenidas fue el saldo del partido, informó la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, todas involucradas en la reventa en los alrededores del estadio.

El operativo se realizó con mil 400 uniformados, de la Policía Montada, Tránsito, Policía Auxiliar y dos helicópteros del Grupo Cóndor. Las autoridades indicaron que se mantuvo el orden entre los aficionados.