Opinión
Ver día anteriorLunes 4 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a Morir

Sanos y salvos

M

e contaba un querido amigo que su viejo maestro de patología los atosigaba casi a tiro por clase con una sentencia no por simple menos cargada de cordura: Molestia que no molesta, no la molestes, en sensata advertencia tanto al paciente como al médico, pues el experimentado galeno percibía ya la voracidad de la llamada industria de la salud y sus múltiples daños colaterales (tecnología y servicios sometidos al mercado, utilidad por encima de humanidad, políticas sanitarias demagógicas, etcétera).

Hoy, cuando la idea de progreso manejada hace milenios por las minorías rectoras del mundo demuestra que ese no era el camino para un armonioso desarrollo del planeta y de sus habitantes, el estrés y otras reacciones alcanzan el rango de patologías en los individuos a partir del cotidiano bombardeo mediático de información manipulada, torpe diversión, escasa educación, falsa liberación, fomentadas adicciones, ambiente degradado, riesgos reales e imaginarios difundidos a diario, incomunicación verbal, frustración, relaciones convencionales fallidas y valores inoperantes convertidos en conceptos.

La promoción constante del miedo y la violencia del poder como método inmovilizador se traduce, además, en una actitud infantilizada de rechazo al dolor –soportable– y a la muerte –natural–, confundiendo ambos con enfermedades a las cuales combatir al menor indicio para que la existencia y la medicina no fracasen, rodeándonos entonces de fantasmas mentales, suposiciones, especialistas, chequeos, análisis, medicamentos, hospitalización y deudas. Crucificados en un pasado que ya fue y en un futuro que aún no es, mal sabemos vivir con imaginación y buen ánimo un presente único y desafiante más que achacoso, y al identificar preocupación con prevención lo único que logramos es movilizarnos mal.

Sano y salvo (y libre de intervenciones médicas innecesarias), libro de los doctores Juan Gervás y Mercedes Pérez, publicado por la editorial Los Libros del Lince, examina las pautas médicas que nos enferman al ofrecer una prevención sin límites ni criterio que suele causar más daños que beneficios. Se trata –añaden– de aprender a evitar la arrogancia de normas, cuestionarios y medidas que transforman un gozoso vivir en angustiosa preocupación, al no estar dentro de los estrechos límites considerados como normales, pero fijados con un rigor más comercial que científico.