Opinión
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Economía Moral

La medición de la pobreza en el mundo /XI

Polémicas sobre la medición de la pobreza global

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abiendo examinado la medición de la pobreza en Europa y en la OCDE, así como algunas referencias comparativas con EU en las entregas 2 a 10 de esta serie, paso ahora a analizar las mediciones de pobreza en nuestros países, los países pobres. Empezaré por revisar con mayor detalle algo que ya abordé en la primera entrega de esta serie (04/01/13), la polémica en torno a las mediciones de la pobreza global que encabeza el Banco Mundial. En el libro colectivo, editado por Anand, Segal y Stiglitz, Debates on the Measurement of Global Poverty (Debates sobre la medición global de la pobreza) (Oxford University Press, 2010), los editores señalan en su introducción, que:

“La pobreza global se encuentra en el más alto lugar que ha ocupado en la agenda pública…Este nuevo énfasis se debe en parte a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, la primera de las cuales es reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas que viven en pobreza extrema. También se debe a los progresos sustanciales en la recolección y análisis de datos. Aunque podemos decir mucho más acerca de la pobreza global que en el pasado, se ha desarrollado una considerable controversia acerca de cómo analizar e interpretar los datos y qué nos dicen éstos acerca de la magnitud y ritmo de cambio de la pobreza global… Al menos una parte del peso moral detrás de las demandas de la sociedad civil radica en que la persistencia de la pobreza a este nivel es desmedida en un mundo de tal riqueza”. (p.1, cursivas añadidas).

Los editores continúan señalando que todas las líneas de pobreza (LPs) usadas para medir la pobreza global, representan niveles de vida difíciles de desentrañar por personas de las sociedades industriales avanzadas. Añaden, al responder a la pregunta que ellos mismos plantean de cómo sería vivir con 1 o 2 dólares al día: Para la mayor parte de nosotros resulta inconcebible” (p.2). Mostrando el nivel secundario que la discusión conceptual representa para los tres economistas que editaron este libro, es sólo después de describir las dificultades operacionales de todo intento de medición global de la pobreza, asociadas a los diferenciales casuísticos de precios entre países y a patrones diferentes de consumo, que plantean, como otra pregunta más, cómo se define la pobreza. Responden que algunas de las medidas originales de pobreza (sin aclarar cuáles), fueron concebidas como medidas de las probabilidades de sobrevivencia y sólo incluyen lo requerido para las necesidades nutricionales, el refugio, la energía para cocinar y para calefacción, y el vestuario. Parecen insinuar que es para esto para lo que alcanzan las LPs del Banco Mundial (BM) y justifican las de 1 y 2 dólares por día diciendo que deben ser vistas simplemente como aproximaciones, como puntos de referencia. Aclaran que al medir la pobreza con diferentes LPs se pueden obtener diferentes tendencias (al alza o a la baja) dependiendo de cambios en la distribución del ingreso. Abordan el tema, con frecuencia olvidado, de la subestimación de los niveles de ingresos captados en las encuestas de hogares respecto del correspondiente a cuentas nacionales y sus dos posibles causas: diferencias conceptuales entre ambos instrumentos, o subdeclaración del ingreso en las encuestas. Las mediciones multidimensionales de pobreza no parecen existir para los editores.

Presentan dos estimaciones de los niveles y evolución de la pobreza global del BM (Chen y Ravallion) y varias de Bhalla (de las cuales he tomado una) para el periodo 1980-2005, así como de Sala-i-Martín en el de 1980 al 2000 (véase gráfica). De las cuatro, las 2 del BM son las que identifican más personas en pobreza extrema en el mundo y las que menos rápidamente bajan. La de Bhalla es una estimación un poco más alta que una de las dos del BM en 1980 pero baja muchísimo más rápidamente y termina por debajo. La estimación de Sala-i-Martín es, desde 1980 mucho más baja que las del BM y, además, baja rápido (gráfica arriba).

Las estimaciones canónicas del BM han sido, sin embargo, impugnadas por investigadores de izquierda y derecha, señalan los editores: mientras Sanjay Reddy y Thomas Pogge (Capítulo 3 del libro) consideran que el BM subestima la pobreza y sobreestima su reducción en el tiempo, Surjit Bhalla (capítulo 4 del libro) y Sala-i-Martín creen que el BM sobreestima la pobreza y subestima su reducción en el tiempo. Este último señala el mundo tal vez esté en mejor forma de lo que muchos de nuestros líderes creen.

El resto de la introducción se dedica fundamentalmente a dilucidar las razones de los resultados tan dispares que obtienen los autores incluidos en la gráfica, así como a poner sobre la mesa los elementos que contribuyan a entender las críticas de Reddy y Pogge y la réplica de Ravallion, director del Departamento de Investigación del BM, que forman una parte muy sustancial del libro. Señalan, en primer lugar, que las LP del BM, de Bhalla y de Sala-i-Martín (anotadas en la gráfica) se derivan todas de la LP original de 1 dólar por día del BM a precios de 1985, presentada en su Informe Mundial de 1990, misma que “se eligió informalmente como representativa de las líneas de pobreza de subsistencia de los países más pobres, expresada en dólares de Paridades de Poder Adquisitivo (PPA)” (p. 5). Aunque se derivan del mismo origen, las LPs usadas por los tres autores difieren (véase gráfica). Bhalla señala, según narran los editores, que el equivalente a 1 dólar al día a precios de 1985 es 1.30 dólares al día en precios de 1993 y no 1.08 dólares al día, mientras Sala-i-Martín afirma que la LP de 1 dólar al día a precios de1985 es equivalente a 1.36 dólares de PPA por día a precios de 1996.

¿Cómo actualizaron Chen y Ravallion la LP entre 1985 1993? No la actualizaron con índices de precios de ningún tipo, sino que la volvieron a calcular con un método similar al de la LP original de 1985, derivándola como la mediana de las 10 LPs más bajas de su base de datos, previamente convertidas a dólares de PPA de 1993. Los editores citan un texto de Ravallion de 2001 en el que dice:

“El hecho de que los 1.08 dólares en 1993 tengan un poder adquisitivo en EU menor que 1 dólar en 1985, no quiere decir que el valor real de la LP haya caído. De hecho, si nosotros hubiésemos simplemente ajustado el dólar por día por la inflación de EU entre 1985 y 1993, podríamos haber obtenido una LP que está muy por arriba de la mediana de las 10 LPs más bajas en 1993”.

Discutiré en próximas entregas los textos de Chen-Ravallion y las críticas de Reddy-Pogge, pero puedo decir ahora que aquellos tendrían que defender el procedimiento de fijación de la LP en ambos años. Contestar preguntas como: ¿Si en el Informe de 1990 se dice que la LP global es inevitablemente algo arbitraria, (p. 27, edición en inglés) esto significa que al volver a fijar la LP ésta puede reflejar un poder adquisitivo más bajo o más alto? ¿Qué valor tienen las LPs usadas en los países más pobres para tomarlas como datos externos válidos si en el informe de 1990 se las describe como LPs estimadas en estudios recientes? (Ibíd.)

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