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Afirma que el EZLN ha crecido exponencialmente, pese a previsiones contrarias

Concluye el subcomandante Marcos la serie de comunicados Ellos y nosotros

Evoca el gesto de los alemanes Carlos y Gudrun Lenkersdorf y su venimos a aprender

Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 16 de marzo de 2013, p. 16

San Cristóbal de las Casas, Chis. 15 de marzo.

El EZLN, como demostró la marcha del pasado 21 de diciembre, ha crecido exponencialmente, sostiene el subcomandante Marcos en su más reciente comunicado, con el cual concluye la más larga serie de escritos zapatistas en mucho tiempo.

El subcomandante Marcos puso fin ayer a la serie de siete comunicados Ellos y nosotros, el último de los cuales, Los más pequeños, estuvo compuesto por siete partes que en su mayor parte transmitieron la palabra y las experiencias de las bases de apoyo zapatistas en relación con su autonomía y sus formas propias de gobierno. “Si después de leer los fragmentos de la palabra de las compañeras y compañeros del EZLN usted todavía sostiene que son manipulados por la mente perversa del supmarcos (y ahora también del subcomandante Moisés) y que nada ha cambiado en territorio zapatista desde 1994, entonces usted no tiene remedio”, apunta.

No le recomendamos que apague la televisión, o que deje de repetir las ruedas de molino que la intelectualidad suele repartir entre sus feligreses, porque se le quedaría la mente en blanco. Siga usted creyendo que la reciente ley de telecomunicaciones va a democratizar la información, que elevará la calidad de la programación, y que mejorará el servicio de telefonía celular, dice al lector.

“Pero si usted pensara así, ni siquiera habría llegado hasta esta parte de la saga Ellos y nosotros”. Y suponiendo que el lector practique la duda metódica frente a todo, sería lógico suponer que dude, y más cuando se trata de un movimiento como el zapatista o neozapatista, sobre el que se han dicho tantas cosas (la mayor parte sin siquiera haberse acercado a lo que somos).

En una posdata advierte: Vienen grandes amenazas, golpes de todo tipo y de todos lados. Así ha sido y será nuestro caminar. Cosas terribles y maravillosas componen nuestra historia. Pero si se nos pregunta cómo podemos resumir en una palabra los dolores, los desvelos, las muertes que nos duelen, los sacrificios, el continuo navegar contra corriente, las soledades, las ausencias, las persecuciones, y este empecinado hacer memoria de quienes nos precedieron y ya no están, entonces es algo que une todos los colores de abajo y a la izquierda, sin importar el calendario o la geografía. Y, más que una palabra, es un grito: ¡Libertad!

Aun si se deja de lado el hecho, constatable hasta por los grandes medios de comunicación, de que decenas de miles de zapatistas tomaron en forma simultánea cinco cabeceras municipales en diciembre de 2012, el vocero rebelde se pregunta: “Si presuntamente nada ha cambiado en las comunidades indígenas zapatistas, ¿por qué siguen creciendo? ¿No habían dicho todos que era algo del pasado, que los errores del ezetaelene (ok, ok, ok, de marcos) le habían costado su existencia (‘mediática’, pero eso no lo dijeron)?”

En preparación para la escuelita que en meses próximos ofrecerán los pueblos zapatistas a quienes deseen conocer la experiencia viva de la autonomía, inquiere: ¿No sería bueno confrontar esas dudas y su sano escepticismo con la realidad?

Aunque dice guardar la compu, siempre caminando, adelanta que seguirán saliendo escritos, principalmente del subcomandante Moisés, referentes al proceso de encuentro en ciernes.

Dedica el tramo final a las sombras, la solidaridad anónima y desinteresada llegada de los cinco continentes (incluso aventura: si hay un lugar cosmopolita en tierras mexicanas, tal vez lo sea la tierra zapatista), y de manera culminante, hay de sombras a sombras, alude a los insurgentes e insurgentas del EZLN: A un lado de esta luz que ahora brilla no se advierte la forma irregular de las sombras que la han hecho posible. Porque otra de las paradojas del zapatismo es que no es la luz la que produce las sombras, sino son de éstas de las que la luz nace.

Las sombras más anónimas e imperceptibles, dice Marcos, “son de baja estatura y de piel del color de la tierra, dejaron todo lo que tenían, aunque fuera poco, y se convirtieron en guerreras, en guerreros. En silencio y en la oscuridad contribuyeron y contribuyen, como nadie más, a que todo esto sea posible. No tienen rostro ni vida propia. En el futuro tal vez sean recordados ‘en torno a algún fogón, mientras el café hierve en una vieja tetera de peltre y se enciende el fuego de la palabra’, cuando ‘alguien o algo salude su memoria’, tal y como comenzó lo que ahora es una realidad, con un: ‘habrá una vez…’”

Del aprender y el escuchar, finalmente recomienda atender a Eduardo Galeano, sabio en el difícil arte de mirar y escuchar, quien relata en Los hijos de los días la llegada en 1973 al Chiapas tojolabal de los alemanes Carlos y Gudrun Lenkersdorf, con un inusitado venimos a aprender. Los lingüistas se quedaron allí durante años y años, aprendiendo que yo soy otro tú, tú eres otro yo.

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