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Hoy se cumple el centenario del natalicio del precursor de la ciencia aplicada

No es exageración considerar que ciertas ideas astronómicas dan tono a una cultura: Haro

Acucioso investigador, participó en el descubrimiento de numerosos cuerpos celestes

 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de marzo de 2013, p. 3

Pocas son las personas que al morir dejan su nombre escrito en la historia de la ciencia de un país, muchas menos las que lo dejan escrito en el cielo. Guillermo Haro Barraza fue una de estas personas, y hoy se cumplen cien años de su nacimiento.

Por un lado, Haro es considerado uno de los fundadores de la astronomía mexicana moderna y, por el otro, fue un acucioso investigador que participó en el descubrimiento de numerosos cuerpos celestes: varias novas, una supernova, un cometa que en su honor se llama Haro-Chavira y las nebulosas de estrellas en formación, conocidas como objetos Herbig-Haro.

Durante toda su vida, Haro promovió el desarrollo de la ciencia de México por medio de la creación y la consolidación de distintos observatorios astronómicos.

De 1948 a 1968 fue director del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) y del Instituto de Astronomía, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Haro fue fundamental no sólo para que el OAN encontrara mejores sitios de observación de la bóveda celeste, sino también para mejorar y modernizar la infraestructura de las dependencias donde trabajó. Además, durante esos 20 años de directivo en el instituto y los observatorios, buscó unificar los dos polos de desarrollo de la astronomía mexicana: la enseñanza y la observación.

En ese mismo periodo también fue director del Observatorio Astrofísico de Tonanzintla. En 1972 contribuyó a transformarlo al actual Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe) y fue su primer director, puesto que ocupó hasta 1984. Desde esta dependencia impulsó los primeros desarrollos de la óptica, la electrónica y el cómputo en México.

Espíritu pionero

Su espíritu pionero lo llevó a fundar el Boletín de los Observatorios de Tonanzintla y Tacubaya (este dio origen a la actual Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica) en 1952, y a ser su editor hasta 1973. Durante su existencia, esta revista tuvo amplio prestigio internacional.

Participó también en la creación de la Academia de la Investigación Científica (hoy Academia Mexicana de Ciencias, AMC) y fue uno de sus presidentes. Durante este periodo, contribuyó a establecer los premios para jóvenes investigadores menores de 40 años.

Asimismo, por medio del hoy extinto Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) –antecedente del actual Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)– promovió en 1962 el inicio del programa de becas de posgrado en el extranjero del gobierno de México, cuando no existían sistemas institucionales para ello. Un año después, propuso la creación de una dependencia del gobierno federal dedicada al desarrollo de la ciencia y la tecnología; esta propuesta, junto con otras, condujo a la creación del Conacyt en 1971.

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Guillermo Haro Barraza buscó unificar la enseñanza y la observación, entre otras contribucionesFoto Archivo AMC

Hombre visionario

El desarrollo de la ciencia en México, y en particular de la astronomía, se debe en gran medida al impulso, a la visión y a las aportaciones de Haro, dijo Manuel Peimbert Sierra, uno de sus varios alumnos astrónomos y miembro de la AMC, durante la inhumación de los restos del homenajeado en la Rotonda de las Personas Ilustres en 1994.

Ya desde los años cuarenta planteó la imperiosa necesidad de realizar investigación de gran calidad en México y de promover la formación de investigadores de primera; al mismo tiempo ayudó a desarrollar las instituciones y la infraestructura necesarias para lograr estos fines, señaló.

Haro utilizó el telescopio principal del OAN (conocido como Cámara Schmidt) con gran maestría y a partir de sus trabajos con este instrumento abrió importantes áreas de investigación que posteriormente se propagaron y cultivaron en todo el mundo. Algunas estudian los objetos Herbig-Haro, las estrellas ráfaga y las T-Tauri, nebulosas planetarias y galaxias azules con líneas de emisión muy intensas, investigaciones que colocaron a México en el mapa astronómico mundial.

Guillermo Haro consideraba que la investigación científica era importante para el desarrollo de un país. No es exageración, ni estrechez de especialista, considerar que ciertas y fundamentales ideas y conocimientos astronómicos presiden y dan el tono a una cultura. La concepción heliocéntrica de Copérnico resulta, por sí sola, la más profunda y trascendente revolución cultural, dijo durante su discurso de ingreso como miembro de El Colegio Nacional, en 1953.

Además, buscó que las investigaciones en las que participaba tuvieran un impacto benéfico para la sociedad. Hacia los años 70, Haro Barraza ya daba los primeros trazos de lo que hoy conocemos como la transferencia tecnológica; es decir, el paso de la ciencia básica hacia la aplicada dijo Alberto Carramiñana, hoy director del Inaoe y miembro de la AMC, durante el homenaje rendido en el Palacio de Minería en febrero pasado.

El impacto de Guillermo fue en primera instancia al grupo de astronomía, pero definitivamente lo tuvo en todas las áreas de la ciencia, y es importante que se subraye, expresó José Franco, presidente de la AMC, en ese acto.