Sociedad y Justicia
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Necesario, un programa nacional de atención al embarazo y la salud de la mujer

Afecta desnutrición y bajo peso a 10% de los recién nacidos en el país

Madres mal alimentadas o adolescentes, sin acceso a servicios de salud oportunos y de calidad enfrentan mayores riesgos, asegura especialista de Neonatología del Hospital Infantil de México

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Ian Yaop López Alegría nació a las 28 semanas de gestación con un peso de 420 gramos y una talla de 29 centímetros, debido a que su madre desarrolló preclampsia en el embarazo. Su caso fue presentado por el Instituto Mexicano del Seguro Social como el límite de viabilidad. Hoy está por cumplir tres mesesFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de marzo de 2013, p. 34

Un recién nacido con bajo peso y desnutrido tiene un riesgo 15 veces mayor de morir en el primer año de vida con respecto a niños normales. Es un problema grave de salud que afecta a 10 por ciento de los bebés en el país, resultado de la carencia de un programa nacional permanente de atención del embarazo, la salud de la mujer y la prevención de embarazos en adolescentes, advirtió José Guzmán Bárcenas, jefe del Departamento de Neonatología del Hospital Infantil de México.

Como dicha estrategia no existe, la población sin acceso a la seguridad social es la que sufre las peores consecuencias. Esos casos son los que llegan a este nosocomio: 30 por ciento de las mamás de bebés en cuidados intensivos por ser prematuros y de bajo peso sólo acudieron a una consulta médica: la del momento del parto, afirmó.

En entrevista, el especialista comentó que de los niños que nacen con bajo peso, la mitad son prematuros (nacieron antes de las 40 semanas de gestación); la otra mitad son de embarazos de término.

El bajo peso al nacimiento se origina, además de madres adolescentes, de embarazos complicados por la presencia de alguna infección en la mujer, o diabetes, tabaquismo, preclampsia, gestación de gemelos. En estos casos, los bebés siempre son prematuros y es poco probable que ambos tengan un peso ideal. Sin embargo, lo más frecuente en el Hospital Infantil de México son los casos de mamás adolescentes desnutridas, bebés en la misma condición y bajo peso; generalmente, con el antecedente de no haber recibido consultas prenatales. Resaltó que viven en zonas rurales y municipios conurbados al Distrito Federal.

A ellas se suman personas de la zona sur del país (Oaxaca, Puebla, Veracruz) y algunas del centro (Hidalgo y Guanajuato), que en conjunto integran 30 por ciento de la demanda en ese hospital.

Guzmán Bárcenas resaltó que parte del problema es que no se ha dado al embarazo la atención que requiere ni la importancia de asegurar a las mamás el acceso a servicios de salud oportunos y de calidad. Refirió los resultados de una investigación estadunidense, en la cual se comprobó que una embarazada tiene, durante el día, el mismo gasto de energía que un hombre en un trabajo pesado.

A partir de esta información, dijo, en aquel país se toman medidas para evitar que las gestantes enfrenten riesgos: se les cambia de lugar de trabajo si están sometidas a situaciones de estrés y se les asegura que se alimenten de manera adecuada.

Eso no se ha visto en México, donde, además de la falta de atención médica, las mujeres de zonas pobres y rurales realizan largas jornadas de trabajo, comen una vez al día y no descansan. El riesgo es que el bebé nazca antes de tiempo y con desnutrición.

Estos factores, a su vez, condicionan una serie de enfermedades de alto riesgo para la salud y la vida de los niños.

Un bebé prematuro y con carencias nutrimentales, después del periodo de hospitalización (25 días en promedio en el Hospital Infatil de México) sale desnutrido y puede tardar en alcanzar su peso normal hasta dos años. En tanto, un niño de término con bajo peso se puede recuperar al año de edad.

Para los primeros, el tiempo que permanecen con mala nutrición provoca que se enfermen de todo y tengan un riesgo 15 veces mayor de morir en el primer año de vida, afirmó.

Los padecimientos más frecuentes son infecciones (respiratorias o diarreicas), complicaciones neurológicas (hemorragia intracraneal), y displasia broncopulmonar (enfermedad crónica de los pulmones) por el largo periodo que requieren de un respirador. A largo plazo, agregó, estos niños sufren de problemas de aprendizaje.

Estas y otras complicaciones son prevenibles, subrayó Guzmán Bárcenas. Un ultrasonido entre las semanas ocho y 10 de gestación detecta si el producto está en riesgo de nacer con bajo peso. Si hay un crecimiento mayor de la placenta respecto del feto, el médico puede aplicar un tratamiento de control.

En lo que toca a las consultas prenatales, comentó que mientras en las instituciones de seguridad social tomaron medidas hace algunos años para asegurar que las gestantes asistan a nueve citas, en los hospitales de la Secretaría de Salud el indicador se mantiene en tres consultas, en promedio. Por eso se entiende que sea la población marginada, carente de acceso a servicios de salud oportunos y de calidad, la que enfrente los riesgos mayores.