Opinión
Ver día anteriorDomingo 31 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Texcoco, a la alza

Fiesta Futura, a la altura

Aguascalientes, reincidente

M

ientras Corea del Norte y Estados Unidos intentan ajus- tar cuentas y amagan con desatar un estado de guerra que pase de las declaraciones a los hechos, en otros países la crueldad tiene incluso intenciones estéticas. Por cierto, daño colateral es concepto acuñado precisamente por los gringos para encubrir sus crímenes de guerra dizque involuntarios, para justificar el asesinato de civiles, a los que dicen matar de manera no intencional, sino por accidente o error. Pero daño colateral es en realidad sinónimo de daño adicional, efecto de errores previos, consecuencia de métodos equivocados, con una barbarie que supera con mucho la que tanto preocupa a los defensores de mascotas.

Otro grave peligro recorre México: el secuestro sistemático de sus tradiciones y antecedentes histórico-culturales, incluida la fiesta de los toros. ¿Con qué propósito? Borrar de la memoria del pueblo sus etapas de grandeza en diferentes campos, así como sus posibilidades presentes y futuras como nación y como forjadores de su propio destino. Y lo peor: para que nuestro pueblo deje de creer en sí mismo y vea en lo de afuera su única salvación. Desbocado neoliberalismo llevado a lo taurino, con la miope idea de que es mejor importar toreros que producirlos con calidad de exportación o, más indignante aún, pararlos en seco si han empezado a descollar en ruedos nacionales o europeos.

En Texcoco 2013 su feria taurina va a la alza, cuando no faltó quien hiciera gestos al anunciar el empresario Marco Castilla ocho toros de la ganadería de Piedras Negras en el festejo inaugural. A las notas informativas telegráficas habituales, la prensa especializada añadió juicios precipitados que de ninguna manera reflejan la importancia tauromáquica que tuvo dicha tarde.

Se trató de un encierro de bella lámina –los cárdenos de la casa–, muy parejo de presentación, que fue al caballo y que a su movilidad añadió un comportamiento de toros hechos, unos buenos, otros regulares y algunos malos, como ocurre con las ganaderías serias, y cuyos lidiadores en general apenas si lograron a darles una lidia por encima de la adecuada.

Víctor Puerto estuvo bien con el que abrió plaza, de una claridad extraordinaria, perdiendo la oreja con la espada. Fermín Spínola, con una frialdad que no logra remontar, no obstante asesorías bien intencionadas, también dejó ir el triunfo con su primero y no aprovechó del todo a su segundo. El esfor-zado y forzudo Antonio García El Chihuahua, con el único que lidió, cubrió lucidamente los dos primeros tercios y con la muleta ya no fue lo mismo. Para colmo, al descabellar sufrió una cornada en la palma de la mano derecha. Y el prometedor Angelino de Arriaga, si bien algo ha reducido la distancia entre él y el toro, no consigue todavía arrebatarse, olvidarse de las formas y concentrarse en el fondo. Pero si de ocho toros cuatro ofrecieron posibilidades no aprovechadas de lucimiento, los esfuerzos del ganadero Marco Antonio González van por buen camino.

En la segunda corrida, el viernes 29, ante un encierro de la dehesa zacatecana de Valparaíso, disparejo de presentación y juego, repitió el español Víctor Puerto, quien escuchó palmas y dio una vuelta al ruedo, alternando ahora con el capitalino Ignacio Garibay y el potosino Fermín Rivera, quienes le tumbaron la oreja a su primero respectivamente y corroboraron que en ellos hay dos sólidos toreros mexicanos de primer nivel, no obstante las veleidades y criterios del empresariado mexicano.

Fiesta Futura es el nombre que el incansable promotor taurino y hacedor de toreros José San Martín le ha puesto a un nuevo grupo de niños y adolescentes con vocación, a los que orienta y presenta en diferentes escenarios, y el de la Plaza Silverio Pérez no fue la excepción. El jueves 28, ante magníficos erales de El Charrascal, fracción de Arroyo Zarco, de Fernando Pérez Salazar, mostraron verdaderas cualidades los niños José María Mendoza, quien fue premiado con un apéndice por su sólida faena; Alberto Rangel, quien en medio de un vendaval desplegó inusitada intuición, y la jovencita Sara Edith, con carisma, sentimiento, valor y concepto claro de la técnica, al grado de cobrar una estocada en la difícil suerte de recibir. Destacó asimismo la monta del joven rejoneador Diego Cruz y, por si faltara algo, las Forcadas de Hidalgo emocionaron al público al realizar su pega. Afición sobra, lo que falta es voluntad de hacer bien las cosas.

Aguascalientes reincidente pero aguantadora. Empeñada la empresa Espectáculos Taurinos de México, SA (Etmsa) en ofrecer una feria taurina pretenciosa, pero mezquina, tanto en lo que se refiere a combinaciones e inclusiones como al ganado anunciado. Vuelta a los carteles redondos –toros cómodos para figuras importadas– y a los carteles cuadrados –toreros con cualidades sin el incentivo de alternar con los que figuran. Congruente con su política de sudamericanización –dependencia de diestros extranjeros a costa del estímulo a diestros nacionales– vienen dos tardes El Juli, Morante, Castella, Talavante y Hermoso, sin que toreros mexicanos de sobrados merecimientos y potencial vayan a alternar con ellos, como El Zapata, Fermín Rivera, Gerardo Adame, Sergio Flores, Fabián Barba y Oliver Godoy. Extraña manera de sembrar para una fiesta nacional atractiva.

El colmo fue el cartel con dos diestros importados y un mexicano el 27 de abril, día de la feria, fecha que exigía José Tomás con la inclusión de Arturo Saldívar, torero de raza si los hay, petición que la empresa rechazó. Se siguen llevando el oro, pero los encomenderos de la fiesta ni sufren ni se acongojan.