Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 31 de marzo de 2013 Num: 943

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

H.G. Oesterheld: imaginación versus poder
Hugo José Suárez

En el café
Juan Manuel Roca

Lluvia
Efraín Bartolomé

La escritura, antídoto contra la muerte
Adriana Cortés Koloffon entrevista con Vicente Quirarte

Presupuesto cultural: primer año, primer recorte
Víctor Ugalde

Sociedad de la comunicación y sociedad política
Sergio Gómez Montero

De Ratzinger a Bergoglio: luces y sombras
Juan Ramón Iborra

Dos poemas
Stavros Vavoúris

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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Alonso Arreola
@LabAlonso

The Stone Roses en México

Luego de un silencio de quince años, los miembros originales de Stone Roses (Ian Brown, John Squire, Gary Mounfield, Alan Wren) decidieron reunirse en 2011 para resucitar su leyenda en diversos foros, parques y festivales alrededor del mundo (Asia y los Emiratos Árabes incluidos). 220 mil boletos se vendieron en 68 minutos para sus primeros tres shows en el Heaton Park de Manchester, su ciudad natal. En ese periplo que iniciaron entonces y que los llevará a Coachella 2013, visitarán el Pepsi Center del World Trade Center del Distrito Federal (9 de abril), en lo que sin duda será un concierto que pondrá a prueba la melomanía de quienes recientemente llenaron el Plaza Condesa y el Vive Latino para ver a Blur. Pero, ¿qué hicieron los Stone Roses para ser tan importantes?

Los únicos discos que editó el grupo en el corto período que existió (menos de dos lustros) fueron The Stone Roses de 1989 y Second Coming de 1994. El primero le bastó para inaugurar el sonido que prevalecería en Inglaterra durante los noventa, especialmente con grupos como Oasis; el segundo, de menor impacto, fue un augurio que terminó en despedida. A ambos trabajos se debe, empero, el renacimiento de las guitarras con distorsión que habían quedado sepultadas con la oleada del new wave, mucho más inclinada al pop (Duran Duran, Tears For Fears, Simple Minds, etcétera).

Siguiente paso de Manchester tras la extinción de Joy Division y The Smiths: la banda liderada por Ian Brown combinó con éxito el comportamiento melódico de los Beach Boys y los Beatles, pero con bases rítmicas más agresivas y ambientes alternativos en los que incluso cupieron reminiscencias del punk. Dicho esto, si bien Brown nunca fue un cantante especialmente dotado en concierto, su intuición le permitió rasgar el aire con notas largas de poderoso aliento poético –desde una perspectiva menos ambiciosa que la de Morrissey–, proponiendo un camino en el que luego transitaran Radiohead y Coldplay, sumergiéndose con elegancia en el hacer de sus compañeros. Y es que pocos álbumes arrancan con una mejor sustancia que aquel debut homónimo. “I Wanna Be Adored”, pieza de apertura, se da su tiempo, se deja imaginar antes de establecerse del todo, sin abusar de la textura introductoria. Escuchándola entendemos por qué el disco ha sido votado tantas veces –por críticos y músicos– como el más importante del britpop. Más estables se nos aparecen composiciones como “She Bangs the Drums”, mientras que las fibras de “Elephant Stone” (producida por Peter Hook de New Order) plantan la semilla de proyectos como R. E. M. Por su lado, “Waterfall” suena como la cuna en la que crecerán los hermanos Gallagher. “Don’t Stop” sorprende por la orquestación experimental que forman guitarras en reversa y teclados. “I Am The Resurrection” es, en una vena más pesada, el árbol del que se colgarán conjuntos como James, otros compañeros de gesta.

Y así podríamos seguir, identificando en cada uno de los trece tracks, a la mayoría de las agrupaciones que los sucederían. Hablamos de una obra que solidifica el sonido Madchester, término acuñado con la salida de disco Madchester Rave On (Hallelujah) de los Happy Mondays, contemporáneos de los Stone Roses al igual que The Charlatans, Inspiral Carpets, 808 State y Northside, proyectos que echaron raíces al cobijo del éxtasis en la discoteca Haçienda de Tony Wilson (Factory Records). En todos ellos se abrieron las puertas para ritmos poderosos con algunas influencias dance, pero que incorporaban guitarras funky y efectos provenientes de los sesenta y setenta.

Regresando a los miembros de los Stone Roses, desde el conflicto que los separó, Ian Brown (voz) ha lanzado seis discos (Unfinished Monkey Business, Golden Greats, Music of the Spheres, Solarized, The World is Yours y My Way) y ha colaborado con unkle. John Squire (guitarrista), por su lado, formó The Seahorses en 1997 y lanzó el exitoso Do It Yourself. Luego grabó Time Changes Everything y Marshall’s House, para luego dedicarse a pintar. Gary Mounfield (bajo), se unió a Primal Scream, con quienes sigue tocando, y ha hecho presencia en giras del propio Ian Brown y de Ocean Colour Scene, The Enemy y Paul Weller. Alan Wren (batería), fue el menos activo desde la extinción de los Stone Roses. Formó brevemente el proyecto The Rub, pero pronto desapareció de la vida pública. Por la suma de estos datos pocos imaginaban el regreso de la banda, pues no parece el reencuentro desesperado de quienes se han empobrecido. Más bien luce como la recuperación de una amistad genuina que no pudo concluir su historia de buena forma. Allí que nos sintamos felices por escucharlos en vivo y poder recomendárselos a usted, lectora, lector, pues pocas veces se puede presenciar, no el eco, sino la fuente original que lo produce.