Opinión
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Ciudad Perdida

Sedeso y el mensaje al GDF

Una imposición hidalguense

P

odría sonar a burla, pero no, es algo más cruel. Se trata, así parece, de mostrar frente a todos, pero principalmente al electorado, qué tan colaboracionista, qué tan buena onda es el gobierno de la ciudad de México con la admnistración de Peña Nieto.

La liga se estiró, y mucho, cuando desde el PRI se impuso a Rosario Robles como secretaria de Desarrollo Social, porque hasta el más ingenuo vio en esa decisión un mensaje directo al gobierno de la ciudad, pero ya sea porque se inscribió en al ámbito federal, o porque desde el DF no se acusó recibo; el asunto no fue para más.

Ahora parece que se trata de una verdadera provocación, de poner a prueba la elasticidad de la liga, y desde la misma Secretaría de Desarrollo Social se impone al hidalguense Sixto Hoyos como su delegado en la capital del país. Usted dirá, como muchos, y éste, ¿de dónde lo sacaron?, pero su huella en la vecina entidad es clara y profunda.

Para que se tenga en cuenta, ahí van algunos de sus datos públicos. Quiso ser cantante, pero el camino de policía se le presentó con un horizonte más amplio y se decidió por el uniforme de agente de caminos, en el que se metió en los años 80 del siglo pasado, y luego de un tiempo se fue a Hidalgo a encabezar la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, en Pachuca, y con el hoy secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, escaló hasta la misma dependencia, pero ahora estatal, donde tuvo que encarar una importante alza en los índices de criminalidad de la entidad, problemática que no pudo resolver, por lo que Osorio lo impuso en otra dependencia, esta vez de transporte, de donde salió acusado de ineficaz, cuando menos.

Esta vez el nombramiento sí causó efectos. Frente a la posibilidad de tener que arreglar cuestiones de desarrollo social con un policía, un grupo de delegados simplemente dijo: No. La tarea de realizar los enlaces se la dejaron al secretario de Gobierno del DF, Héctor Serrano, que se ha sabido fajar con los problemas más difíciles y salir triunfante, pero esta vez la cosa parece más seria.

Durante diciembre algunos delegados recibieron la instrucción del gobierno central para apoyar una serie de actos en los que la Secretaría de Desarrollo Social federal entregaría cobijas a los habitantes de las demarcaciones. La respuesta de los delegados no se hizo esperar. El de Iztapalapa, hasta donde nos cuentan, constestó que estaba de acuerdo con el acto, y que pondrían a disposición del gobierno federal todo lo necesario, pero que de ninguna manera se haría cargo de la seguridad de la funcionaria.

En el mismo sentido se pronunciaron otros dos delegados, y seguramente algo se miró en un acto de esa naturaleza porque los planes se vinieron abajo. El asunto es serio, decíamos, dado que Sixto Hoyos, un policía de carrera tiene como principal encomineda la de acceder al padrón de beneficiarios de la politica social del DF.

Y lo más grave del asunto es que desde el gobierno de la ciudad nadie, fuera de los delegados que no quieren tratar con él, se ha atrevido a levantar la voz para decir ¡basta! Cuando ese padrón ha sido casi un secreto incluso para muchos funcionarios del mismo Gobierno del DF.

Hay algo más que preocupación. Por más que Hoyos asegure que no se guiará por ningún color partidista, tendríamos que recordar necesariamente a este hombre que fue un importante peón en la campaña de Peña Nieto, que primero es policía, y después... priísta. ¿Usted puede creerle?

De pasadita

Y ya que hablamos de eso de que ahora los funcionarios son como al agua por incoloros, inoloros e insaboros, debe quedar claro que en este país aquello del pensamiento único se viene convirtiendo en un hecho. Y si no, de ¿qué se trata eso del Pacto por México, más allá de castrar la crítica y la oposición? Total, parece que el lema entre los políticos encumbrados es tan simple como eso de no importa quién gane, con tal de que ninguno pierda. A fin de cuentas todos son y significan lo mismo. ¿Ni modo?