Cultura
Ver día anteriorJueves 4 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Aunque triplicó el número de usuarios está desaprovechada, expresa a La Jornada

La Biblioteca Vasconcelos no ha crecido, reconoce Daniel Goldin

La política de adquisición de libros durante el sexenio pasado fue errática, estima el nuevo titular del recinto

Se necesita una redefinición de su tarea, debido a la cultura digital, indica

Me interesa trabajar con los lectores precarios de la delegación Cuauhtémoc, adelanta

 
Periódico La Jornada
Jueves 4 de abril de 2013, p. 4

Al hacer un diagnóstico de la situación actual de la Biblioteca Vasconcelos, Daniel Goldin, el nuevo director del recinto ubicado en Buenavista, reconoce que en el sexenio pasado prácticamente no se incrementó el acervo de libros, además, sólo cuenta con 49 por ciento del personal con el que fue inaugurada en 2006, lo que muestra que no ha tenido un crecimiento, sino un descenso.

En entrevista, Goldin expresó que se ha confinado a la Biblioteca Vasconcelos, no obstante haberse ha duplicado o triplicado el número de visitantes que atiende, lo cual considera una situación paradójica, porque se trata de un proyecto noble que contribuye a la cultura y la educación, pero al mismo tiempo está desaprovechado.

Me parece que todavía no se ha aprovechado todo lo posible a la biblioteca; hubo una política de adquisición de libros bastante errática y eso ocurrió durante todo el sexenio pasado, asevera el nuevo director de la megabiblioteca.

Cerebro digital, en construcción

Daniel Goldin recuerda que la Biblioteca Vasconcelos se creó para que fuese el cerebro digital de la red de bibliotecas y su finalidad consiste en coordinar de alguna forma los servicios principales de todas las bibliotecas.

Sin embargo, la función real dependerá de muchas otras cosas, como la transformación que ha tenido la formación de lectores a partir de la entrada de la cultura digital; de la agenda nacional y, específicamente, de las prioridades educativas y culturales del país.

El funcionario abundó que el proyecto de cerebro digital aún está en construcción, pero analizará su situación, pues considera que los servicios digitales de una biblioteca son mucho más amplios que la digitalización de libros; para ello trabajará en colaboración con la dirección de Innovación y Calidad del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y la red de bibliotecas.

“Si prevalece –prosigue Goldin– la idea de mantener físicamente ese cerebro digital en la megabiblioteca y estar en contacto con otras áreas del CNCA e instituciones educativas se realizará, pero en la cultura digital, anclar en un edificio toda una matriz que habla de la desmaterialización me parece que es un error.”

Algunos de los retos que Daniel Goldin se plantea es revitalizar, repensar y reinventar la función de la Biblioteca Vasconcelos, así como procurar que tenga una incidencia amplia en la población que visita el espacio, que son alrededor de 2 millones de usuarios. También le interesa atraer a nuevos públicos.

Quiero que sea un modelo diferente de lo que es una biblioteca pública en el país, que pueda además vincularse con las agendas de la lectura, educativa, social y de desarrollo económico, adelanta.

Respecto de la crítica en los medios de comunicación en torno a los problemas de la construcción de la megabiblioteca, como las filtraciones de agua en el inmueble y la situación del invernadero, Goldin dijo que en contraste con lo que se ha mencionado en la prensa, encontró un recinto que tiene más de 2 millones 300 mil servicios prestados al año, y aunque el número de visitantes no es el mayor, la población que asiste a la biblioteca es diversa porque van padres de familia, estudiantes universitarios, jubilados y de la tercera edad.

Foto
Daniel GoldinFoto Cortesía CNCA

“Las personas van a la biblioteca a leer, a consultar libros, a estudiar, a usar los servicios de Internet –hay 300 computadoras– también van a estudiar piano o violín. Usan el recinto para ensayar coreografías de baile, divertirse o charlar.

“Creo que se ha enfatizado mucho en la prensa en detalles que no son insignificantes, pero no son los más importantes. Por ejemplo, hay que pensar si debe haber un invernadero, y sí hay filtraciones de agua, pero también las hay en la Escuela Normal Superior. En todo el mundo hay problemas de agua.

Una cosa es hablar de las goteras y otra es conocer si esto afecta la función de la biblioteca; me parece un poco exagerado el tema, pero desde luego esos problemas se resolverán.

Repensarse hacia el futuro

En cuanto a la demanda judicial que enfrenta la megabiblioteca con la empresaria Vanessa de la Llata, quien ganó en 2006 la concesión para operar un restaurante dentro del inmueble y que no ha funcionado, Daniel Goldin señala que apenas fue nombrado director del recinto y que dicha controversia tendrá su curso legal.

En su gestión, el también promotor cultural tratará de terminar o adecuar el proyecto arquitectónico de la megabiblioteca. Al respecto, comenta: “Este proyecto se pensó hace 10 años, cuando el mundo digital era una especie de entelequia que estaba en el horizonte; hoy día es otra cosas.

“Hay una redefinición de la tarea de las bibliotecas públicas en cuanto a cultura digital: para qué sirve un recinto, por qué resguarda acervos y facilita el acceso en un mundo donde esos materiales se pueden resguardar en una computadora.

El recinto actualmente sirve para diferentes actividades, no sólo para resguardar y facilitar el acceso sino para brindar nuevos servicios educativos a una población escolarizada y no escolarizada. También contribuye a generar una idea de comunidad, hay muchas cosas por las cuales una biblioteca pública debe repensarse hacia el futuro.

Goldin, quien desconoce el monto del presupuesto total de la biblioteca, sostiene que le interesa trabajar con los lectores precarios y con el entorno inmediato que pertenece a la delegación Cuauhtémoc, la cual no tiene los mejores servicios culturales del país.

Adelanta que su labor consistirá en desarrollar un proyecto que genere incidencia social en una población que vive en situación precaria.