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El investigador analiza en un libro la relación entre historiografía y sicoanálisis

Boris Berenzon invita a explorar la parte inconsciente de la historia

Las sociedades omiten tratar los grandes pecados, perversiones, traiciones o traumas, indica

 
Periódico La Jornada
Jueves 4 de abril de 2013, p. 6

Con el título Historia es inconsciente (edición corregida y aumentada), el historiador Boris Berenzon Gorn analiza la relación entre historiografía y sicoanálisis.

“Hoy día –asevera– los historiadores se resisten u omiten hablar de la parte inconsciente de la historia”. No se trata, aclara, de poner a la historia en el diván, sino de analizar el discurso histórico.

Dicha resistencia, explica el también estudioso del sicoanálisis, es natural, porque todas las sociedades omiten hablar de lo que no les gusta. De aquello que nos dice lo monstruosos que somos, de aquello en lo que aparecen los grandes pecados, perversiones, traiciones o traumas.

El sicoanálisis todo lo que toca, lo trastoca, y en este caso se trata del conocimiento historiográfico, aclara.

Apego a los datos

Para Boris Berenzon los historiadores hemos vivido en el imaginario y lo que el sicoanálisis permite es estudiar ese imaginario que llamamos verdad, tal sería la tesis del volumen, comenta.

El historiador, afirma el especialista, es una especie de datofrénico, es decir, un ser de alguna manera neurótico, apegado a los datos, donde lo que le importa no es la interpretación, sino la explicación del dato por sí mismo.

El sicoanálisis, en ese aspecto, rompe con ese imaginario de la verdad y el dato.

Por ejemplo, se podría buscar entender cómo es que existe una figura en el país, como (José María) Morelos y Pavón, que se hace llamar Siervo de la Nación, pero al mismo tiempo escribe los Sentimientos de la Nación, es decir, este juego donde hay una gran megalomanía que se podría analizar, haciendo uso de los discursos historiográfico y sicoanalítico. Eso podría ser un camino maravilloso, porque el sicoanálisis podría dar a la historia una conciencia aún más crítica, asevera Berenzon, quien está convencido de que el sicoanálisis “puede volverse un dispositivo o una herramienta para analizar la historia, el pasado.

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Boris Berenzon Gorn, en su casa, durante la entrevista con La Jornada Foto María Luisa Severiano

La cuestión no es poner a la historia en el diván; de lo que se trata es de analizar el discurso y/o las fuentes históricas.

Para llegar a tal propuesta, se debe considerar el contexto en la que se plantea dicha tesis, explicó el investigador.

Durante el siglo XX hubo un movimiento pendular entre la objetividad y la subjetividad, en el que se debatieron tres grandes corrientes de pensamiento: el historicismo, el positivismo y el materialismo histórico, en torno a si la historia era objetiva o subjetiva, debate que hoy todavía no concluye, señala el historiador.

Actualmente, considera, estamos frente a una especie de neoposmodernidad y neocientificismo que chocan, es decir, un regreso a la objetividad y la subjetividad recalcitrantes. Y es en ese contexto en el que se propone vincular la historia con el sicoanálisis, con lo cual se podrían ofrecer algunas respuestas en relación con la violencia, la tortura, la muerte, la guerra y al capitalismo depredador, entre otras cuestiones.

Prefacio de Lourdes Arizpe

Publicado por Ediciones Sequitur, Historia es inconsciente integra el prefacio de Lourdes Arizpe y los prólogos de Álvaro Matute y Alberto Sladogna; este último también escribió un amplio epílogo.

El volumen da cuenta de lo que significa Mentalidad y Teoría de la historia cultural, es decir, qué significa la sique para la historia. Continúa con un capítulo dedicado a Peter Gay, autor del libro Freud para historiadores, y otro dedicado a Robert Darton, autor de La gran matanza de gatos. A dichos estudios le siguen los capítulos La resignificación y la historia y Freud y la historia cultural.