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La obra El que dijo sí, el que dijo no tendrá nueva temporada en el teatro Benito Juárez

A escena, la disyuntiva de Brecht: ¿qué es más importante el individuo o el colectivo?

El dilema será resuelto por los espectadores en cada función, adelanta el director del montaje

 
Periódico La Jornada
Jueves 4 de abril de 2013, p. 8

¿Qué es más importante, el individuo o el colectivo?, es la pregunta que se plantea y desarrolla en el montaje El que dijo sí, el que dijo no, única obra que el dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-1956) escribió para un público joven, la cual tendrá nueva temporada en el teatro Benito Juárez.

En todas las épocas se ha reflexionado sobre esa disyuntiva, sin embargo, quizás hoy día cobre singular relevancia, toda vez que vivimos en la era del individualismo exacerbado, explica David Psalmon, director y traductor de la obra.

Para esta nueva temporada se han hecho algunos ajustes a la puesta en escena. Por ejemplo, se redujo el número de actores: de los 16 que eran originalmente, ahora son siete. También se transformó la propuesta escénica, se suprimió el prólogo en danza Butho y la música en vivo ahora es grabada. “Esta vez –dice Psalmon– decidimos regresar a la esencia de la obra de Brecht: el planteamiento dialéctico que el autor alemán hace al espectador”.

Obra escrita para jóvenes

El dilema es sencillo: qué importa más, la vida de un individuo o la de un colectivo. Esa es la esencia dialéctica que Brecht nos plantea, considerando dos posibles finales, dos alternativas.

Se trata de una obra escrita para jóvenes en la que el problema ético-filosófico deberá ser resuelto por el público asistente en cada función.

El que dijo sí, el que dijo no relata la historia de un profesor que acude a despedirse de su alumno más querido, antes de partir en busca de un remedio para erradicar la epidemia que devasta a su pueblo. La madre del joven también padece el contagio, por lo que el hijo, deseoso de salvarla, ruega a su mentor le permita integrarse al grupo que hará la expedición. Éste acepta. A mitad del camino, el joven cae enfermo y no puede continuar. ¿Qué hacer entonces? El grupo debe tomar una decisión: truncar el viaje y regresar al chico a su casa (con lo que perderían toda esperanza para salvar a muchas personas) o abandonarlo y sacrificarlo para seguir adelante en busca del remedio.

Brecht, tramposamente escribió dos contextos distintos, dos historias diferentes: una para los que dicen que sí y otra para los que dicen que no. En el segundo caso, ya no es el profesor, el joven y la epidemia en la comunidad, sino que el maestro se va a un viaje de estudio. “Ahí Brecht minimiza, cambia el contexto original. Nuestra propuesta escénica –explica Psalmon– es mantener el planteamiento inicial. Lo interesante es, cómo en el mismo contexto, podemos responder desde una u otra perspectiva”.

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La actriz Amanda Schmelz en una escena de Para soñar que no estamos huyendo, tragicomedia de Ana Francis Mor, que hoy será estrenada en el teatro de Villalongín 15, colonia CuauhtémocFoto Cortesía de la producción

La temporada se realizará del 13 de abril al 19 de mayo, sábados y domingos, a las 13 horas, en el teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc, frente al Monumento a la Madre).

Un pueblo agachón

En ese mismo foro, en breve temporada este jueves se estrena, a las 20 horas, la tragicomedia Para soñar que no estamos huyendo, escrita y dirigida por Ana Francis Mor.

Inspirada en Ricardo III, de William Shakespeare, con las actuaciones de Amanda Schmelz, Claudia Ríos y Antonio Cerezo, se trata de una obra que juega con los estereotipos de lo mexicano, en particular sobre cómo es que las mujeres nos asumimos como víctimas y que es también un espacio de poder.

La idea surge a partir de cuestionar el por qué luego de dos sexenios que nos vieron la cara, ahora nos la vuelvan a ver, comenta Ana Francis. “Qué pasa, por qué este pueblo es tan agachón, por qué somos tan agachones. Por qué nos encanta ponernos de víctimas.

Es una obra que se escribió pensando mucho en nuestra cultura judeo-cristiana, que no deja de machacarnos la culpa y el sacrificio, además de pensar en ese sitio confortable, donde las mujeres somos las reinas de la victimización, abunda.

La historia gira en torno a la esposa del rey Ricardo, su criada y un asesino, quien debe matar a la reina, por orden del monarca.

Para Ana Francis Mor, “la victimización tiene que ver con no hacerse responsable de sí mismo. El ‘yo he dado todo por ti’ y ‘me sacrifico por ti’ nos hace mucho daño.

Es interesante ver cómo en la construcción del concepto de género se ha colocado a la mujer en el papel de víctima, además de que me llama la atención la construcción cultural que tenemos los mexicanos para victimizarnos. No sé si eso nos gusta o es que no conocemos otra cosa, afirma.

En Para soñar que no estamos huyendo también se reflexiona sobre el poder que ejercen las mujeres a partir de victimizarse. La obra se presenta del 4 al 21 de abril. Funciones jueves y viernes, a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas.