Opinión
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México SA

Dólar bajo, riesgo alto

Capitales golondrinos

¿Cuánto dura el gusto?

D

e muchos años atrás el tipo de cambio peso-dólar tiene no sólo un impacto económico directo, sino un efecto sicológico entre la mexicanada, lo cual hábilmente aprovecha el gobierno federal en turno, siempre y cuando la cotización le sea favorable, en apariencia. Por ejemplo, con Felipe Calderón, en la parte más crítica de la crisis de 2009, tal indicador se elevó más allá de 16 bilimbiques por cada billete verde, marca histórica en estos menesteres junto con la salida de capitales, y en Los Pinos se esforzaban, sin éxito, para justificar tal devaluación.

Ahora es al revés. Con la crisis instalada en el planeta, aunque focalizada en la Eurozona, los histéricos inversionistas buscan refugio en donde mayor protección obtengan, y México se ha convertido en la paradisiaca cueva que la garantiza. Miles de millones de dólares golondrinos y especulativos ingresan al territorio nacional para aprovechar las bondades de un sistema financiero que si por algo brilla es por la ausencia de candados.

Así, el tipo de cambio peso-dólar reporta su nivel más bajo en casi dos años, y a juicio de las autoridades cambiarias lo anterior amerita suspender la subasta diaria de venta de billetes verdes para grandes empresas a precio mínimo (léase subsidiado), mecanismo que, de acuerdo con el Banco de México y la Secretaría de Hacienda, garantizaba liquidez al mercado cambiario en caso de volatilidad e incertidumbre. A partir de hoy, 9 de abril, no habrá más subastas de la citada naturaleza.

Desde el micrófono oficial ya se escucha el sonsonete de que la reciente apreciación del peso mexicano frente a la divisa estadunidense es muestra inequívoca de la fortaleza económica del país y la enorme confianza en el gobierno del señor presidente de la República, aunque en los hechos sólo corresponda a la voluminosa llegada de dólares que buscan refugio y ganancia fácil, porque ninguno de esos capitales viene a México a invertir, a generar riqueza, a promover el crecimiento ni a generar empleo sino, simple y llanamente, a obtener una tajada del pastel. Cuando otro mercado financiero le ofrezca mayores garantías y ganancias más elevadas, los inversionistas hacen la maleta y se van.

Existen otros trucos para aparentar bonanza en tiempos de hambre. Cómo olvidar aquella acción (1993) de la dupla Salinas-Aspe, cuando le borraron tres ceros al tipo de cambio, y de la noche a la mañana un dólar costaba alrededor de 3 pesos, y no 3 mil como era lo cierto. Ayer se presumió que con apenas 12 pesitos con 14 centavos se compra un dólar, pero cuando se hace un lado dicho truco, resulta que en realidad son 12 mil 140 pesos por cada billete verde. Así, en los últimos 37 años el tipo de cambio peso-dólar se ha apreciado cerca de 100 mil por ciento, a favor, obvio es, de la moneda del vecino del norte. Pero no faltan quienes dicen que la cotización se recupera favorablemente para la moneda nacional.

Como ha sucedido a lo largo de los años, la actual alegría gubernamental por la veloz cuan aparente recuperación del peso puede descomponerse con una rapidez aún mayor, porque en estas coyunturas es tradición que los grandes consorcios (con grandes deudas en dólares) acopien divisa barata para aminorar el costo de tal débito, mientras la mexicanada alegremente practica la adquisición hormiga de divisa verde, con la creencia de que esa práctica la favorecerá.

¿Cuánto durará el gozo gubernamental porque el dólar se vende a 12.14 pesos, la menor cotización en casi dos años? ¿Y cuánto a la mexicanada cuando se entere de que el billete verde vuelve a venderse a 14, 15 o 16 unidades (más tres ceros a la derecha), y ella, en el intento hormiga, perdió hasta los calzones? Quién sabe. Pero el problema real es qué hará la autoridad cambiaria cuando los sacrosantos inversionistas extranjeros llenen sus maletas con dólares y, con la misma velocidad que llegaron, se marchen a mercados para ellos más productivos que el mexicano. No podrán aducir falta de conocimiento, pues tales capitales son especialistas en llegar, tomar y retirarse, y ya son muchos los atracos de este tipo que ha sufrido el país.

Doblemente peligroso el numerito, porque si a la acostumbrada práctica de los inversionistas extranjeros se le suma la constante cuan creciente salida de capitales mexicanos para invertirse y/o depositarse fuera de nuestras fronteras, entonces el tipo de cambio, como siempre, estará en el filo de la navaja y la solidez económica del país no está para alegrías igual de efímeras que de costosas, ni los mexicanos para enfrentar las consecuencias de la tradicional voracidad de los especuladores cambiarios.

El anuncio oficial dice así: “el 29 de noviembre de 2011 la Comisión de Cambios anunció el establecimiento de un mecanismo mediante el cual el Banco de México subasta a la venta diariamente 400 millones de dólares a un tipo de cambio mínimo 2 por ciento superior al correspondiente al del día hábil inmediato anterior. Esto es, la subasta genera asignaciones únicamente cuando las solicitudes de divisas se hacen a un tipo de cambio que supera al menos en 2 por ciento al correspondiente al del día hábil inmediato anterior.

Este instrumento fue introducido como medida preventiva para proveer de liquidez al mercado cambiario en caso de que fuera necesario dada la volatilidad e incertidumbre que prevalecían en los mercados financieros a finales de 2011. A la fecha, las condiciones tanto en los mercados financieros internacionales como nacionales indican que la volatilidad del tipo de cambio se ha reducido. Todo lo anterior señala que las condiciones que motivaron el establecimiento de la referida subasta diaria de venta de dólares del Banco de México se han disipado. De esta manera, la Comisión de Cambios ha decidido suspender dichas subastas diarias de venta de dólares a precio mínimo a partir del 9 de abril de 2013.

Entonces, a ver cuánto dura el gusto.

Las rebanadas del pastel

Muriose Margaret Thatcher, la ultraderechista dama de hierro, primera ministra británica de 1979 a 1990. Lástima que en su maleta no cargó con todo el mal que hizo a la humanidad. La señora murió tranquilamente, de acuerdo con el comunicado oficial, tranquilidad que ni de lejos comparten quienes se quedan y sufren las consecuencias de sus reformas económicas y su política exterior.