Opinión
Ver día anteriorJueves 11 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El narco, avante

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Liberados por el caso Acteal

Julio Hernández López
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Obligarían a patrones a pagar cuotas completas al IMSS

Rusia limita las compras de carne de res

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Pobreza y balance moral

Política social, ¿resultona?

¿Por el rumbo correcto?

Enrique Galván Ochoa
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Drogas: anecdotario mínimo / II

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Jazz

Tres generaciones y media

Iº de diciembre: atropello y omisiones
L

a Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) emitió ayer una recomendación sobre el operativo policiaco ocurrido en esta capital el pasado 1º de diciembre, en el contexto de las protestas con motivo de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente. El documento afirma que durante la citada operación pudo documentarse la violación del derecho a la seguridad personal, a la libertad personal, a la integridad personal, derecho a la libre manifestación y a la protesta de 102 personas agraviadas, y que se detectó un uso irracional y desproporcionado de la fuerza de la policía capitalina, la cual detuvo de manera arbitraria a 99 personas.

Antonio Malacara
El Correo Ilustrado

La Estela de Luz, inapropiada para los muertos por la violencia

H

acer de la galleta (la Estela de Luz) motivo de homenaje a los fallecidos por violencia y símbolo de la paz con justicia y dignidad es equivocado, oportunista y de muy mal gusto. El obelisco es el monumento al narco y la corrupción. Así habría que preservarlo, como el icono del régimen actual.

La política de la convicción
E

l nombre de Margaret Thatcher estará para siempre asociado a la revolución conservadora más agresiva que tuvo lugar en Europa en el último tercio del siglo XX. Hubo violencia, como ocurre con todas las revoluciones, y aunque en este caso no fue física, bien puede palparse en la frialdad con que la primera ministra británica tomó decisiones como dejar morir de hambre a Bobby Sands, líder del Ejército Republicano Irlandés; negarse a negociar con el poderoso sindicato minero, que estuvo en huelga más de un año, o desmantelar el Estado benefactor que hasta entonces extendía un manto protector sobre la sociedad, y que era el orgullo de los británicos, el único que les quedaba una vez que el imperio desapareció. La rigidez de Thatcher quebró al ERI y al sindicato minero, pero fracasó estrepitosamente ante el Servicio Nacional de Salud, NHS, la joya del Estado benefactor.

Soledad Loaeza
La Thatcher y el odio al sindicato
P

ues bien, debemos a la señora Margaret Thatcher, recién fallecida, el impulso a la gran oleada del antisindicalismo que aún llega a nuestras costas. ¿Cómo no pensar en la Dama de Hierro cuando se escucha a nuestros modernizadores liberales predicar la maldad intrínseca del sindicalismo, pedir la cabeza de cuantos en ellos se muevan y aplaudir la reforma laboral que reduce los derechos de los trabajadores? Se dirá con razón que nada de eso es nuevo y que la aversión hacia los sindicatos se remonta a los tiempos germinales de la sociedad industrial, capitalista; que ésta tampoco desaparece cuando se demuestra que los sindicatos pueden convertirse en palancas seguras del crecimiento económico, asegurando el estado de bienestar, pese a las deformaciones y corruptelas registradas en numerosos países. Al final, las élites no confiaban en ellos, los miraban por encima del hombro, como instituciones poderosas pero sin clase y, por tanto, indignas de compartir las mieles del éxito social y los dones del privilegio. Temían que la huelga, su arma más temida y peligrosa, cuestionara la propiedad privada, la libertad de los patrones para definir los límites de la democracia y, al final, los mecanismos de la reproducción del orden vigente. Por su parte, el Estado no vacilaba en reprimir con la ley en la mano a los inconformes que exigían nuevos equilibrios entre los factores de la producción elevando el tono de las protestas. Para contenerlas y enfilarlas a otros fines, en años de crisis, en algunos países se pretendió hacer del sindicato la columna vertebral de la nación, unida bajo el poder absoluto del Estado como un fascio que no admitía la lucha de clases. El régimen así creado no sobrevivió a sus impulsos agresivos, guerreristas, pero el corporativismo se adaptó a situaciones diversas, influyó en legislaciones lejanas y mantuvo en pie la idea de que el sindicato y el Estado son una realidad indisoluble. Pero esa era la prehistoria. Otros vientos soplarían.

La AIE y sus asociados
N

acida en los años 70 del siglo pasado, la Agencia Internacional de Energía –con sede en París, al igual que la OCDE, de la que es filial– surgió como un antídoto de la OPEP, que en aquellos años estaba en condiciones de poner de cabeza la economía mundial. La propia AIE reconoce, no sin elegancia, este origen reactivo al señalar, en su portal de Internet (www.iea.org), que fue fundada en respuesta a la crisis petrolera de 1973/1974 [con el propósito] de coordinar una respuesta colectiva a las grandes disrupciones del suministro de crudo, mediante la liberación de reservas petroleras de emergencia. Con el tiempo y con las mudanzas en la economía mundial y en el sector petrolero internacional, ese propósito evolucionó y ahora se enuncia como el de asegurar energía confiable, asequible y limpia para sus 28 miembros y más allá. Lo que no ha cambiado es que la membresía en la AIE sólo está abierta a importadores netos de crudo que mantengan reservas estratégicas. En 1974 ese más allá era mayor, pues los miembros fundadores sólo fueron 16. Los demás se sumaron por oleadas: tres en los 70, uno en los 80, tres en los 90 y cuatro ya en este siglo. (Para Noruega, exportador neto de crudo, se diseñó un acuerdo especial en 1974.) Las adiciones han estado relacionadas con la ampliación de la Unión Europea y de la OCDE misma, pues sólo los miembros de ésta pueden acceder a la AIE. A últimas fechas, la agencia ha ascendido de nuevo a los titulares de la prensa internacional –una forma anacrónica de decir que ha atraído atención pública en buena parte del mundo– gracias a dos cuestiones novedosas. La primera –consistente en proclamar que el mundo se encamina hacia una era dorada del gas– fue discutida en este espacio en marzo último. La otra –el anuncio de que la AIE contempla asociarse con seis economías emergentes clave, no todas ellas importadoras netas de crudo– es la que se analiza en esta entrega.

Adolfo Sánchez Rebolledo
Jorge Eduardo Navarrete
Profesores
E

n muchos municipios pobres del país los padres de familia limpian y arreglan las escuelas públicas, porque no hay empleados que lo hagan. La Secretaría de Educación Pública (SEP) no cumple con lo que debe hacer: dotar a las escuelas de locales y mobiliario dignos, de agua potable, y de empleados que hagan lo que no tienen por qué hacer los padres de los alumnos que con muchas dificultades (distancias, nutrición, ambiente familiar, etcétera) asisten a aprender. Hay casos, en poblaciones rurales, en que los niños de quinto y sexto años acuden una hora antes de las clases a hacer limpieza en sus escuelas. No debería de ser, pero así ocurre, incluso en Morelos, estado menos pobre que Guerrero.

Lodo imperial vs chavismo sólido y unido
A

unas horas de la elección presidencial en Venezuela se recrudece el intento de los medios imperialistas de empañar el enorme prestigio ganado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Los saca de quicio la recta conducta de ese órgano y la solidez del sistema electoral venezolano, reconocidos internacionalmente por instancias como la misión de acompañamiento de Unasur y el ex presidente estadunidense James Carter, que ha calificado ese sistema como el mejor del mundo.

Octavio Rodríguez Araujo
Ángel Guerra Cabrera
La decisión japonesa y el futuro de los bancos centrales
E

n una decisión esperada, el banco central de Japón anunció que en los próximos dos años inyectará el equivalente a 30 por ciento de su PIB a esa economía, con el propósito de vencer tres lustros de depresión y deflación. Para llegar a esta decisión, hubo cambios significativos en los mandos políticos y económicos: llegó Shinzo Abe al gobierno, electo en diciembre pasado en base a una propuesta de recuperación económica heterodoxa: estímulos fiscales, política monetaria expansiva y llegar a una inflación de 2 por ciento anual. A esto se le llamó la Abeconomía.

Enfermedad de la pobreza
E

l mal de Chagas-Mazza o tripanosomiasis americana es una de las tantas patologías denominadas enfermedades de la pobreza. Es un padecimiento parasitario tropical, generalmente crónico, causado por el protozoo flagelado Tripanosoma cruzi.

Orlando Delgado Selley
Verónica Gutiérrez Portillo*
Sana, sana
E

l cuadro que presentan, además de triste, es colorido por la variedad de las ropas y no podría ser más teatral. Están amontonados, casi derrengados sobre sus incómodos asientos, aunque otros intentan mantenerse de pie, porque no bastaron las sillas que se les proporcionan para un posible descanso. Sus caras transmiten variedad de sentimientos, a veces contrastados entre sí: sufrimiento y dolor extremo o esperanza que se acentúa cuando alguien pasa, a la espera de ser atendidos. Pequeñas valijitas o bolsones para la compra están fuertemente custodiados entre sus piernas. Alguno tose sin cesar sin recato y sin cubrirse la boca, esparciendo microbios a diestra y siniestra, pero a nadie parece importarle. Los separaron por edades antes de ubicarlos y no se oyen muchos llantos, a veces un gemido que puede llegar a convertirse en alarido, y lo hace, aunque no muy a menudo. Por supuesto que no son refugiados o sobrevivientes de alguna matanza, entendemos que son derechohabientes del Instituto Nacional para los Trabajadores al Servicio del Estado en alguna sala de urgencias del hospital el instituto.

Olga Harmony