Será el 16 de mayo cuando el gobierno de la República rinda homenaje al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien falleció la tarde del martes, justo en el día de su cumpleaños 94.

Así lo dio a conocer el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Rafael Tovar y de Teresa, quien indicó que tal decisión responde a un deseo expreso de la familia del urbanista, con la finalidad de darle toda la dimensión que merece uno de los creadores de la identidad del siglo XX mexicano.

El homenaje será en el Museo Nacional de Antropología, edificio diseñado por el arquitecto hace más de medio siglo, y consistirá en una exposición en la que se exaltarán su obra y su legado.

Entre los proyectos y trabajos pendientes que Ramírez Vázquez dejó está, precisamente, la preparación de una muestra retrospectiva de su arquitectura con la que el Museo de Arte Moderno (MAM), también obra suya, festejará en 2014 el cincuentenario de su inauguración.

La directora de ese recinto, Magdalena Zavala, destacó que apenas en marzo pasado habló al respecto con el creador, quien respondió con alegría y entusiasmo a la invitación.

“La muestra abarcará sobre todo cómo él va visualizando los espacios para exposiciones a lo largo del tiempo y cómo fue cambiando su visión.

“Hizo muchos proyectos de museos, algunos se realizaron, otros no; aunque fue el primero que diseñó un museo ex profeso en México”, dijo la funcionaria, entrevistada en el velatorio donde entre la noche del martes y el mediodía de este miércoles se realizaron las exequias.

‘‘Pedro Ramírez Vázquez tuvo la fortuna de coincidir con el entonces presidente Adolfo López Mateos en el sentido del interés por la modernidad del país y fue así, con la fuerza expresiva de su arquitectura y la voluntad política del gobierno, que en México se dio un cambio dentro de las instituciones museísticas en la década de los 60 del siglo pasado, durante la que se construyeron siete museos”.

Vida plena, maravillosa

Además de familiares y amigos, desde la noche del martes, en la agencia Gayosso de Félix Cuevas, al sur de la capital de país, se dieron cita decenas de personajes de la política, la cultura y el arte, los medios de comunicación y arquitectos de varias generaciones, lo cual resume de alguna manera los diversos ámbitos en los que Ramírez Vázquez incursionó a lo largo de su longeva y prolífica vida.

Entre los políticos, se encontraban Raúl Salinas de Gortari y Jorge González Torres, ex dirigente del Partido Verde Ecologista. Y entre las decenas de coronas, figuró la de la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordillo.

Rafael Tovar y de Teresa fue de los primeros en llegar y le correspondió montar la primera guardia de honor ante el féretro, acompañado por Olga y Pedro Ramírez Campuzano, hijos del urbanista.

Definitivamente, Ramírez Vázquez es una de las grandes figuras de nuestro país y de nuestra cultura; le dio identidad al siglo XX mexicano. Nos ha dejado importantes emblemas: su obra arquitectónica, como el estadio Azteca, la Basílica de Guadalupe o la Cámara de Diputados; la organización de las Olimpiadas en 1968; como secretario de Asentamientos Humanos impulsó la ley de desarrollo urbano, las escuelas rurales..., resaltó Tovar, quien fue acompañado por los titulares de los institutos nacionales de Antropología e Historia y Bellas Artes, Sergio Raúl Arroyo y María Cristina García Cepeda, de forma respectiva.

De acuerdo con Pedro Ramírez Campuzano, su padre tuvo una vida muy plena, maravillosa. Fue una gente muy querida y, aunque hizo carrera política, nunca tuvo enemigos. Su muerte ocurrió sin sobresaltos ni dolores, incluso hasta hace tres semanas seguía trabajando.

Sobre este último punto, otro de sus siete hijos, Javier, contó que la víspera de su deceso Pedro Ramírez Vázquez terminó de revisar en el hospital el texto de un libro sobre urbanismo y estaba al tanto de sus proyectos pendientes.

Entre ellos, mencionó que en el más reciente año y medio trabajó en el diseño de un nuevo teatro que la actriz Silvia Pinal planea comenzar a construir en Mixcoac, en 2014, además de que lo tenía muy entusiasmado un proyecto para ampliar la Cámara de Diputados, que ya está terminado.

Mi padre sólo quiso ser arquitecto y llegó a ser Pedro Ramírez Vázquez. Era un humanista bárbaro. Nadie lo menciona, pero presidió el Comité pro defensa de la minoría judía en la Unión Soviética y en el comité de planificación de Jesuralén propuso que, después de la guerra de los seis días, los espacios fueran de uso para todas las religiones, señaló Javier Ramírez.

“Proyectar espacios donde los mexicanos pudieran construir su vida es la visión con la que mi padre aplicaba la obra plástica en el aspecto del urbanismo. Le gustaba hacer lugares de encuentro público: para rezar, diseñó la Basílica de Guadalupe; para el espectáculo, el estadio Azteca; para la cultura, varios museos; para la enseñanza, escuelas.

Una cosa que tienen sus obras, aunque sean referentes históricos y no sean actuales, es que siguen siendo ejemplos de funcionalidad. Eso era lo que él buscaba, no se dejaba llevar por las modas, sino por análisis objetivos que llevaran a la funcionalidad.

Los restos de Pedro Ramírez Vázquez salieron alrededor de las tres de la tarde en una carroza al Panteón Español, donde fueron cremados. Antes, le tomaron muestras para una máscara mortuoria; se dijo que será utilizada para una estatua. Sus cenizas serán depositadas en la Basílica de Guadalupe, al lado de las de su esposa, Olga Campuzano.