Opinión
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Ruta Sonora

The Cure. Martin Thulin

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The Cure cerrará en el Foro Sol su gira LatAm TourFoto Archivo
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l mero día en que el cantante y autor inglés Robert Smith cumplirá 54 años de edad, The Cure, la legendaria banda que encabeza desde 1976, ofrecerá un ambicioso concierto en el Foro Sol de la ciudad de México, con el que cerrará su LatAm Tour, iniciado en Brasil el 4 de abril pasado. 60 mil espectadores serán apenas suficientes para festejar a este atemporal personaje, cuyos inicios pospunk y continuidades pop-góticas han perdurado con estatus de culto a lo largo del orbe, y con particular énfasis en México, donde con los años ha traspasado taciturnas generaciones, ya no sólo de afinidad oscura, sino de todos los ámbitos rock y pop.

Este amplio espectro de aceptación quizá se deba a que sus composiciones no tienen igual. Uno escucha un tema de The Cure y suena a esa banda y no a otra. Asimismo, intentar sonar a The Cure sonaría inmediatamente a plagio. Si bien Smith y compañía (tras incontables cambios de alineación) no han variado mucho en su estilo, y sus álbumes han ido en declive creativo al menos hace una década, es su legado de sólida personalidad propia, de gran influencia en música posterior, lo que se les puede seguir festejando.

Mucho del brillo de sus temas se debe a que giran en torno al timbre afectado, histriónico, intenso y carismático del cantante de los pelos enmarañados y la boca roja. Su imagen (identificada tanto con darks como por punks y hasta por emos) y su voz aguda, llena de inflexiones lúdicas, se han vuelto una emblemática marca registrada, con la actitud del desgarbado y atormentado adolescente perenne que también le ha dado cobijo. Sus guitarras y bajos insistentes, herencia del punk de sus ayeres, así como sus atmosféricos y sintéticos teclados, siempre con atinadísimas melodías vocales y arreglos en apariencia sencillos, escuetos, pero efectivos e identificables, le han permitido contar con un sinnúmero de hits enamorados, deprimidos, introspectivos, existenciales, absurdos, sensuales, decadentes, gozosos, divertidos.

Tras 13 discos y casi 40 años de carrera, en cuarta visita a México (si se cuenta Monterre en 1992), será imposible negarse a la alegría que The Cure es capaz de brindar con tan espléndidas canciones. Domingo 21 de abril. Foro Sol (Churubusco y Viaducto, Ciudad Deportiva). 19 horas, $250 a $1500 (ya sólo quedan unos pocos de a $1140).

Sonidos transparentes

Martin Thulin, sueco de nacimiento, menonita por decisión artística y mexicano por adopción vital, emite I rather be transparent than a shadow in the dark (2013), un disco absolutamente personal, paralelo a su trabajo con Los Fancy Free, banda que en la última década ha sido una de las más exquisitas aportaciones a la escena local de rock y géneros aledaños. Con el apego a la exploración sónica a que suele tener acostumbrados a quienes le seguimos desde sus primeras actuaciones a finales de los años 90, quien recién cumplió 40 años de edad y ha elegido ser transparente en vez de una sombra en la oscuridad, sigue provocando inquietudes al escucha, como ha hecho con Menonita Rock (2002), o con los magníficos Out of place (2005) y Nevergreens Vol I y II (2008).

Lejanos están el electroclash del primero, el funk-rock del segundo, aunque no tan lejos la sicodelia de los últimos dos volúmenes. Aquí dicha tendencia cósmica prosigue, pero de forma mucho más introspectiva; la primera parte del álbum cantada y la segunda instrumental. Se trata de un pequeño paréntesis, un oasis de quietud, en medio del desencanto que su autor sufrió en los últimos años, respecto del ámbito musical. Aquí Martin no echa relajo. Es un disco hecho para sacarse la muina y recuperar la fe, lo cual no quita que todo el álbum gire en torno a la sensación de estar perdido.

Deliciosas atmósferas desapegadas de género alguno, se entrelazan mediante cambios de ritmo, guitarras intencionalmente deslavadas, teclados análogos sin fin y conjuntos corales que parecieran divertirse pero en realidad ironizan sobre crudos vacíos. Su producción de baja fidelidad genera sensaciones fantasmales, en efecto transparentes, volátiles, lejos de la sonrisa y el desmoche, cerca de la melancolía y quizá, en el fondo, de la esperanza. Es un álbum breve pero harto disfrutable, con la usual marca de calidad y delicia de este güero creador.

Con el mismo espíritu artesanal-personal, el álbum sólo se emitirá en vinil, con un tiraje limitado (no más de dos mil piezas) y las ganancias irán para asociaciones que alzan la voz para proteger al jaguar, especie en extinción. Sólo puede adquirirse en www.martinthulin.com y en La Roma Records (Álvaro Obregón 200, Roma). Y sólo habrá dos presentaciones en vivo; una de ellas es hoy en Cine Tonalá (Tonalá 261, Roma), 22 horas, $200 (evento más disco). Más recomendaciones en patipenaloza.

Twitter: patipenaloza