20 de abril de 2013     Número 67

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Guerrero

Los Caminos de la resistencia:
de la Montaña a la Costa Chica

Edith Herrera Martínez Indígena mixteca, antropóloga social de la UAM-Iztapalapa, miembro de la campaña contra las mineras en territorio comunitario donde opera la CRAC-Policía Comunitaria


FOTO: Tomada del blog No minas en la Montaña de Guerrero

Nuestra montaña de Guerrero es conocida tradicionalmente por la marginación que se vive a diario; por los altos índices de migración –jornaleros que van al norte del país o a Estados Unidos–, y por los constantes atropellos y violaciones a derechos humanos e indígenas. Pero ahora también es conocida por megaproyectos que generan despojo, violación y hasta la muerte, pues la minería es un atentado contra la vida y el territorio.

Como lo explica el abogado Jorge Peláez (miembro del colectivo de abogados RADAR), “la Montaña de Guerrero no es ajena a los grandes conflictos que vive el país derivado de la expansión de los megaproyectos mineros. Como es conocido, debido a los altos precios del metal, al agotamiento de los minerales metálicos en vetas, y al desarrollo de nuevas tecnologías de extracción, la minería a gran escala (de tajo a cielo abierto y de corte y relleno) se ha extendido por todo el mundo. Lo anterior ha sido particularmente acentuado en los países del Sur, donde nuestros gobiernos, con el discurso del incentivo al desarrollo y a la inversión, han abierto puertas y ventanas a este tipo de minería, prohibida en muchos países del Norte producto de los grandes pasivos ambientales que ocasiona (…)”.

“Que si queremos desarrollo tenemos que vender nuestros cerros, ríos y montañas”. En nuestro territorio, la amenaza empezó a hacerse sentir cuando, en noviembre de 2010, se detectó la presencia de helicópteros sobrevolando la zona de la Montaña en las comunidades de Acatepec, Iliatenco, Tlacoapa y San Luis Acatlán. Éstas llevaban consigo largos tubos y volaron a muy baja altura, lo que alertó a la gente de las comunidades, que de inmediato dieron aviso a las autoridades comunitarias, a las comandancias y casas de justicia de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC–PC).

Poco después, se presentaron representantes de la empresa CamSim Minas a la casa de justicia de San Luis Acatlán (CRAC) para solicitar que la policía resguardara su equipo y sus vehículos, situación que ocasionó dudas. La CRAC se dio cuenta que era gente de una empresa privada, que llevaba consigo un oficio donde se informaba a la CRAC que estarían explorando el territorio comunitario, ya que contaban con la autorización de los gobiernos estatal y federal en torno a una concesión minera llamada La Diana, una de las que se registran sobre el territorio comunitario. Estas concesiones habían sido otorgadas sin consultar a los pueblos indígenas que han habitado históricamente la región, lo que generó una situación de alarma bien justificada.


FOTO: Archivo

De 2005 a 2010 cerca de 200 mil hectáreas del territorio indígena de la región Costa-Montaña del estado han sido entregadas por el gobierno federal a empresas extranjeras, por medio de concesiones de 50 años, para que realicen actividades de exploración y explotación minera, sin tomar en cuenta el derecho al territorio y a la consulta de los pueblos indígenas, según ha denunciado el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Se sabe que las concesiones existentes son: Corazón de Tinieblas (perteneciente a la inglesa Holdschild Mining), La Diana y San Javier (perteneciente a la canadiense CamSim) y La Faraona Goliat (subdivida en lotes perteneciente a la mexicana Grupo Goliat), proyectos con miras a explotar oro, plata y cobre principalmente. Se sabe que hay más proyectos mineros por descubrirse, por lo que estamos en permanente alerta.

En febrero de este año, Enrique Castro Soto, secretario de Desarrollo Económico en Guerrero, declaró a La Jornada edición Guerrero que la actividad minera en la entidad para 2013 será “bastante interesante” y se espera incrementar la producción, pues existen 600 concesiones de las cuales solamente cinco están operando. Con esto, nos damos cuenta que el gobierno hará todo lo posible para instalarse en las zonas concesionadas, sin importar que los pueblos digan ¡No!

Otra vez, las comunidades, que no fueron consultadas, no estaban listas ni informadas de lo que implicaban las mineras. La realidad era de un profundo desconocimiento respecto de estos megaproyectos, justificados por el propio gobierno estatal con un falso discurso de “alternativa a la marginación” que se vive en las comunidades nahuas, na savi, me phaa y mestizas de la región.

Cuando se informó y se conocieron realmente los impactos de estos megaproyectos, la gente mostró preocupación, pero sobre todo coraje para defender su territorio. Comenzó a generarse un frente de varios actores de la región: pueblos, autoridades, profesionistas, estudiantes de universidades; entidades como Tlachinollan, Universidad del Sur (Unisur), Universidad Pedagógica Nacional (UPN), CRAC-PC, y las radios comunitarias de Espino Blanco (La Voz de los Pueblos y La Voz de la Costa Chica) en San Luis Acatlán pertenecientes a la CRAC. Todos movilizados informaron y alertaron a la comunidad.

Una de las acciones inmediatas que fueron tomadas en respuesta a la entrada de las mineras, y que se realizó con el apoyo de Tlachinollan, fue levantar las actas de las asambleas donde se rechazó la actividad minera en las comunidades, para posteriormente registrarlas en el Registro Agrario Nacional (RAN).

De acuerdo con el abogado Peláez, con ello se intentaba blindar la superficie a los intentos de sobornos y cooptación por parte de las mineras. Sin los derechos superficiales, el mineral no podría ser extraído. Esto da a las comunidades un papel considerable: el poder de escoger por su cuenta lo que pasa sobre su propio territorio. Y hace que la labor de información de las comunidades resulte imprescindible.

Todo este proceso de lucha, defensa, movilización de los pueblos ha generado muchos inconvenientes al gobierno, quien sirve de gestor para la instalación de las mineras.

Ello llevó al lanzamiento de una campaña de división, cooptación y engaño, a partir de promover los supuestos “beneficios” de la minería, por medio de visitas, reuniones a puerta cerrada y un proyecto llamado Minería de Gran Visión, promovido por parte del supuesto “asesor” del gobernador en materia ambiental (Leonel Lozano), lo que podría describirse como una contra-campaña de información. Hasta el momento, esta estrategia ha fracasado, gracias a que los pueblos se han mantenido alertas y a la labor continua de promoción por parte de los diversos actores en la región. Pero sigue siendo una amenaza.

Poco tiempo después, se desplegó una nueva estrategia, mediante un proyecto para declarar a una gran parte de la Montaña de Guerrero como “reserva de la biósfera”, que supuestamente emanaba de una petición de los propios pueblos por medio de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero (UIEG), ubicada en La Ciénaga, municipio de Malinaltepec.

Este proyecto parecía en principio una herramienta para la protección de los recursos y del territorio de las comunidades. Sin embargo, a partir de un análisis más profundo y del conocimiento de la experiencia de otros pueblos y regiones, los propios pueblos y varios actores movilizados de la región lograron desenmascarar esta maniobra para el despojo territorial a los pueblos indígenas. Así, vemos que al no encontrar cómo abrirse el paso hasta el territorio comunitario, se aprovechan de otros recursos, medios, leyes y programas ya existentes en nuestro país que sirven para dar entrada a la privatización de las tierras.

Queda claro que en este proceso las estrategias que el gobierno ha utilizado no tienen nada qué ver con una confrontación directa, a diferencia de muchos procesos de lucha en el país. Por ello, somos conscientes de que tenemos que ser cautelosos.

Guerrero cuenta con una fuerte tradición histórica de resistencia y de lucha. No es casual la presencia de actores como la CRAC que no cederán ante los intereses ambiciosos y voraces de los empresarios. Sabemos que están en juego mucho dinero, recursos e intereses, por lo cual las compañías mantendrán vivas sus pretensiones. Sin duda, la CRAC ha venido a representar uno de los principales obstáculos para las mineras. Al no poder comprarla ni cooptarla, lo que hacen es ir creando poco a poco un clima de desestabilización interna, una pelea interna, una división de pueblos, actores y discursos. Eso es lo que hemos vivido durante los meses recientes.

Es importante y necesario hablar del desarrollo que nosotros como pueblos indígenas queremos. Que este término no se vuelva sinónimo de pérdida y despojo. Hagámoslo nuestro, forjémoslo. No se puede reducir a infraestructuras, pavimentaciones, construcciones muchas veces ajenas a nuestra cosmovisión. Queremos desarrollo, pero uno que reconozca el sentido de ser hijos de esta madre tierra, no queremos desarrollo si eso implica vender nuestros cerros, ríos, montañas… y hasta nuestra dignidad. Esto lo tenemos bien claro.


Guerrero

Daños a la salud por minería a cielo abierto

Miguel Ángel Mijangos Leal Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos (PIAP, AC) / Rema Guerrero


FOTOS: Archivo

En Carrizalillo, en el municipio Eduardo Neri de Guerrero, hay unos mil habitantes, que integran alrededor de 252 familias. Su estructura agraria es ejidal y administran un territorio de mil 406 hectáreas, que en 83 por ciento están ocupadas por el complejo minero Los Filos de la empresa canadiense GoldCorp, el cual, además de las tierras del ejido, abarca sitios de interés nacional como la Región Terrestre Prioritaria (RTP número 118).

Esta es una zona declarada como Área de Importancia para la Conservación de Aves Migratorias (AICA) y disponía de una gran riqueza arqueológica generada por la cultura Balsas Mezcala, precursora de la cultura Teotihuacana, la cual ha desaparecido por la explotación de oro, principal insumo de esta mina.

Es una mina “joven” que va a gran velocidad, porque la explotación del tajo Los Filos comenzó en el 2005, y la del tajo El Bermejal en el 2006. En ese mismo 2006 se realizó el primer viaje de material hacia los patios de lixiviados, regados con cianuro por primera vez a inicios del 2007, año en el cual se originó la primer barra de doré. Su crecimiento es descomunal, pues en sólo laño y medio pasó del 30 al ciento por ciento de sus operaciones, y sigue ampliándose hacia nuevas zonas en tierras del ejido y contiguas a éste.

Con esa misma rapidez crecen los daños a la salud comunitaria, la cual se manifiesta sobre piel, ojos, vías respiratorias y oídos; hay problemas gastrointestinales, y despunta una grave situación de partos prematuros. También se incrementan las defunciones de las y los trabajadores mineros de la GoldCorp: Sofía Figueroa Peña y su hermano Fidencio López Peña fallecieron después de sentir dolores de cabeza y en la cara; Alejandro Hernández Colín fue arrollado por una máquina pesada en la mina; Adelfo Gómez Vera perdió la vida por una lesión que recibió de una piedra que se le vino encima, y Daniel Jiménez Santos y otro trabajador fallecieron al explotar dinamita, lo cual además propició heridas en tres personas.

Sobre los daños ambientales, es casi imposible medirlos, aunque los de mayor interés para la población son la falta de agua, ya que la subcuenca principal, que ocupaba el 77.4 por ciento de su territorio, ha sido destruida y alterada por lo menos en dos terceras partes. Los llamados terreros de material “pétreo estéril” generan drenaje ácido, cuyos efectos negativos repercuten directa e indirectamente en la población y en la biodiversidad no sólo de Carrizalillo sino de zonas hacia donde se dirigen los escurrimientos. Además, cínicamente arrojan sobre esos terreros sulfuros que posteriormente tapan con un poco de tierra roja para que no se noten y pueda llegar la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) a entregarles su certificado de industria limpia. Los daños a la fauna y la vegetación podrían ser tema de otra entrega.

Hasta ahora, GoldCorp ha logrado evadir su responsabilidad en los hechos mencionados.

Los daños a la salud tienen varias causales; haremos énfasis en lo elemental:

a) Los factores contaminantes (polvo con metales pesados y ácido cianhídrico), b) el tiempo en horas de exposición a esos factores y c) la cantidad o volumen de esos factores sobre las personas.

1.  La población está expuesta al polvo (silicosis) que flota o está suspendido en el aire de forma permanente. Este polvo está lleno de metales pesados y sales minerales (plomo, zinc, cadmio, arsénico, entre otros), que se liberan de las rocas al ser dinamitadas todos los días; asimismo, el polvo se levanta en tolvaneras propiciadas por los camiones y las maquinarias. Además, ese polvo está “enriquecido” con ácido cianhídrico que se forma durante la evaporación de la mezcla entre el agua y el cianuro de sodio que se usa durante el riego en los patios de lixiviados.

2.  Las 24 horas del día la población está expuesta al polvo que no sólo afecta ojos, garganta o piel, sino que se vincula a otros procesos que afectan indirectamente. Las casas tienen polvo permanentemente y ello facilita la contaminación de alimentos, agua, ropa, etcétera. No hay un solo espacio libre de polvo en toda la comunidad, y quienes mayor recurrencia con daños a la salud presentan son las mujeres embarazadas, los niños y adultos mayores.

3.  Otros elementos importantes son: la concentración-cantidad del contaminante, y la temporalidad y tiempo (número de días-horas al día), lo cual ocurre de manera diferenciada de acuerdo con la época del año, siendo la más extrema en la época seca.

Absolutamente todas las familias tienen por lo menos un integrante con una o más de las enfermedades que están relacionadas con la extracción de minerales: padecimientos entre leves y graves que se sufren en los ojos, piel, oídos, vías respiratorias, gastrointestinales o de parto prematuro.

Hasta el momento hemos registrado 25 casos de partos prematuros entre las mujeres de 16 a 40 años de edad. De éstos, el 60 por ciento ocurrieron entre 2011 y 2012, de los cuales lamentablemente fallecieron 68 por ciento.

En el 74.6 por ciento de las familias hay por lo menos un integrante con los ojos rojos, irritados, llorosos, secos, con ardor, comezón o con cuadros de conjuntivitis.

El 66 por ciento de las familias que se baña con agua del manantial o del Triangulo (principal fuente de agua de la comunidad) presentan daños en la piel por irritación, aparición de manchas, resequedad, agrietamiento, ámpulas, salpullido, ardor o comezón.

El 44.8 por ciento de la población presenta una o más enfermedades de garganta como dolor, irritación, ronquera, inflamación o anginas.

El 57.2 por ciento de la población presenta recurrentemente uno o más síntomas o malestares respiratorios, como gripa, tos, bronquitis, asma o pulmonía.

El 30.8 por ciento de la población presenta caída o resequedad de cabello.

El 18.6 por ciento de la población presenta distintos síntomas en los oídos, como dolor, disminución auditiva o pérdida auditiva, infección, comezón y zumbidos.

El 26.7 por ciento de la población presenta frecuentemente trastornos gastrointestinales, como nauseas, diarreas y parasitosis.

El 39.4 por ciento de la población padece enfermedades nerviosas, como dolor de cabeza, agotamiento, somnolencia e irritabilidad y desánimo.

El ruido permanente de la operación minera genera alteraciones de sueño y problemas de pérdida auditiva que irán aumentando en el mediano y largo plazos.

El 32.4 por ciento de la población presenta problemas óseos y musculares, prevaleciendo el dolor de huesos, de cintura o de espalda, sobre todo en trabajadores.

En algunas mujeres y hombres de distintas edades sus cuerpos manifiestan presencia de metales pesados en la sangre, como el tener las uñas amarillas y descarapeladas, y pigmentación de piel con manchas negras, blancas o rojizas.

Constantemente las y los trabajadores que están más cercanos a los tajos y patios de lixiviados han presentado síntomas de intoxicación, como dolores agudos de cabeza, nauseas e incluso desvanecimientos y desmayos. Estos casos se presentan tanto adentro de las instalaciones como al llegar a sus casas.

Para finalizar, no hay forma de esconder los daños generados por la GoldCorp, y habrá que trabajar en fincarle responsabilidades.

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