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Transición en Venezuela
Hablaré hasta con el diablo

Revolucionar la revolución, promete Maduro

Asume el poder; ofrece combatir la corrupción y abrir el diálogo

La seguridad falló, me pudieron haber dado un tiro, se queja

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En la sede de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello (derecha) tomó juramento a Nicolás Maduro como presidenteFoto Reuters
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Portando fotos del fallecido mandatario, cientos de chavistas siguieron la juramentación de MaduroFoto Ap
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Periódico La Jornada
Sábado 20 de abril de 2013, p. 2

Caracas, 19 de abril.

¡Uh, ah, Chávez no se va!, dice la consigna que los seguidores del extinto presidente acuñaron y corearon sin descanso desde hace 11 años. Y no, no se va.

Luego de recibir la banda presidencial de manos de María Gabriela, una de las hijas del extinto presidente Hugo Chávez, Nicolás Maduro Moros se declara el primer presidente chavista de Venezuela y lo hace con un enorme retrato del comandante eterno a su espalda.

Maduro reitera promesas de campaña, plantea revolucionar la revolución y ofrece diálogo a la oposición, a su manera: “Estoy dispuesto a hablar hasta con el diablo, que Dios me perdone… hasta con el nuevo Carmona”, como ha llamado al ex candidato opositor Henrique Capriles, aludiendo al líder empresarial Pedro Carmona Estanga, cabeza del fallido golpe de Estado de 2002.

El cuadro lo completa, entrada ya la tarde, un desfile cívico-militar en el cual las fuerzas armadas juran lealtad a Maduro y le entregan los símbolos de mando.

Montado en un tanque, con uniforme camuflado y rostro pintado para el combate, el general de división Héctor Luis Coronado Bugarín, se planta frente al presidente obrero:

–¡Chávez vive! –grita el general Coronado.

–¡La lucha sigue! –responde Maduro.

–¡Independencia y patria socialista! –sigue con su vozarrón el militar.

–¡Viviremos y venceremos!

La escena cierra una noche de intensos rumores sobre una presunta división en las fuerzas armadas en torno a la legitimidad del triunfo de Maduro y también provoca las críticas de la oposición.

¿Recuerda alguien en la historia contemporánea de Venezuela un besamanos militar como el que se está escenificando?, pregunta en las redes sociales Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática.

En el desfile participan 11 mil 750 elementos de las fuerzas armadas y miles de beneficiarios de las misiones (programas sociales) creadas por el presidente Chávez.

A partir de 2005, Chávez aceleró la transformación de las fuerzas armadas: aumentó los salarios, modificó la ley, creó la universidad militar, introdujo la figura de las milicias. Hizo cambios doctrinarios y las fuerzas armadas quedaron marcadas por su estilo, dice el investigador Javier Biardeau.

El peso de los militares en la política venezolana está fuera de duda. Son ex militares el presidente del Congreso, la mitad de los gobernadores chavistas y un gran número de funcionarios públicos en posiciones clave.

Por eso no extraña que el general Coronado Bugarín diga que para los militares el chavismo es más que un pensamiento, más que una ideología, es un sentimiento del pueblo. Y menos que remate así: ¡Somos radicalmente chavistas!

El cobijo internacional

Maduro comienza su primer día como presidente constitucional en Lima, donde, de madrugada, recibe el espaldarazo de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).

Unasur saluda al presidente Nicolás Maduro por el resultado de los comicios y su elección como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

El bloque regional también insta a todos los sectores que participaron en el proceso electoral a respetar los resultados oficiales de la elección presidencial emanados del CNE.

Previamente, el órgano comicial venezolano había anunciado la ampliación de la auditoría. De modo que el documento firmado por los mandatarios de la región sólo formaliza: “… todo reclamo, cuestionamiento o procedimiento extraordinario que solicite alguno de los participantes del proceso electoral sea canalizado y resuelto dentro del ordenamiento jurídico vigente y la voluntad democrática de las partes”.

La Unasur está integrada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Uruguay, Venezuela y Surinam (la excepción es Paraguay, suspendido del organismo desde la destitución del presidente Fernando Lugo).

En términos muy similares se expresa la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) –de la que México forma parte– en un comunicado dado a conocer en La Habana. Al cumplirse un mes de la muerte de Chávez, el organismo multilateral lo reconoció como uno de los mayores impulsores de este proyecto.

Confrontado hace unos días con el gobierno venezolano, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, celebra la realización de la auditoría, pues contribuirá a propiciar un marco de concordia y tranquilidad ciudadana. El chileno también llama, en un comunicado, a intensificar los mecanismos de diálogo, en un clima de respeto a las discrepancias.

A la toma de posesión acuden delegaciones de 61 países, incluyendo 17 jefes de Estado, entre ellos los que la víspera estuvieron en la capital del Perú.

La ovación para Dilma Rousseff es igual de sonora que la dedicada al iraní Mahmud Ajmadineyad, quienes ocupan sus lugares al lado de Raúl Castro, Cristina Fernández y Evo Morales, entre otros.

Maduro entra al recinto legislativo de la mano de su esposa –la primera combatiente, le llaman los medios chavistas– y ex procuradora, Cilia Flores, con quien ha prometido contraer matrimonio religioso. A su lado va también Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.

Maduro –traje negro y corbata roja– es recibido con las consignas ¡Le hicimos caso a Hugo, votamos por Maduro! y ¡Maduro solidario y revolucionario!

Tras ser investido, Maduro pide la bendición de Dios, la protección de Cristo, y las bendiciones de nuestro libertador y comandante supremo, para saber tender la mano a todos los venezolanos, para construir una Venezuela de paz e incluyente.

En un discurso de dos horas, a la manera de Chávez, Maduro reitera sus promesas de campaña: ofrece un gobierno de calle, revolucionar la revolución, combatir la corrupción y la inseguridad, dignificar los barrios, hacer eficiente al gobierno y abrir el diálogo nacional.

Llamo a quienes sean políticos de la oposición (...) los llamo a conversar en los distintos escenarios que se pueda conversar, dice también, en ausencia de la mayoría de los diputados de oposición, quienes decidieron ausentarse luego de que les negaran el derecho al micrófono.

El ahora presidente constitucional critica que, a pesar de sus reclamos, la oposición no haya impugnado los comicios. Y tiene razón. Dirigentes de la Mesa de Unidad aseguran que esperarán los resultados de la auditoría y sólo entonces decidirán si presentan una impugnación formal.

El nuevo presidente de Venezuela se dice seguro de que entregará la banda a un presidente o una presidenta chavista y clama por la bendición de Dios, la protección de Cristo, y las bendiciones de nuestro libertador y comandante supremo, para saber tender la mano a todos los venezolanos, para construir una Venezuela de paz e incluyente.

El mismísimo Chávez ofreció diálogo una y otra vez. En octubre, tras su triunfo llegó a hablar de la posibilidad de liberar a los presos políticos. Sin embargo, Es hora de que no se vislumbran espacios para el diálogo nacional.

Es la política que está planteada en este momento, y Maduro la asumió plenamente. De ese discurso sale una línea política para los venezolanos, dice, a pesar de todo, el ex vicepresidente Vicente Rangel, al terminar el acto de juramentación.

Rangel también se dice confiado en que la baja electoral del chavismo se va a superar rápidamente, porque la oposición no se dio cuenta del éxito electoral que obtuvo.

Yo soy Yendrick

El discurso de Maduro es interrumpido por un hombre vestido de rojo que aparece en escena a toda velocidad y trata de arrebatarle el micrófono mientras grita: Maduro, yo soy Yendrick.

El hombre, Yendrick Sánchez, es rápidamente sometido y con el correr de las horas se sabe que, con un primo, ha realizado hazañas similares: interrumpir un discurso de Chávez, montarse en el piano de Franco de Vita, robar la corona de Miss Venezuela 2005 y quitarle el micrófono a Alejandro Sanz.

El pasado 10 de abril, Sánchez hizo algo parecido en un mitin de Capriles en el estado Zulia: Capriles es el próximo presidente de la República. Te amo, alcanzó a decir entonces.

El incidente quedaría en la acción de un perturbado, de no ser porque Maduro comenta: Me pudieron haber dado un tiro aquí, ha fallado la seguridad. Luego promete hablar con el muchacho.

El salserolazo y el brujo

No todos obedecen la instrucción que Henrique Capriles diera la noche anterior. En el momento en que Maduro toma posesión, y mientras los helicópteros militares sobrevuelan la ciudad, vuelven a sonar las cacerolas.

Bravo por nuestro pueblo que hoy dejó sonar ese #Salserolazo en toda nuestra Venezuela, ahora es cuando la lucha continúa, arenga Capriles, mientras el chavismo raso sigue la juramentación desde las calles que rodean la Asamblea Nacional, donde se han colocado pantallas gigantes.

Hay entusiasmo, mucha cerveza y también muchos huecos, sea porque una parte de los chavistas prefirió la avenida Los Próceres, para el desfile militar, o porque se les cita tan temprano que a las tres de la tarde ya han sudado la gota gorda. Sin embargo, hay público para el estruendo bolivariano que vuelve a iluminar la noche caraqueña con fuegos artificiales.

En varios de los templetes hay mantas acusadoras: Capriles asesino.

En el metro ocurren los acostumbrados choques verbales con simpatizantes de Capriles. Una señora que porta la gorra que el candidato opositor hizo famosa en campaña sube el tono: El mismo brujo que dijo que Chávez no iba a durar dos años dijo que Maduro tampoco.

–¿Y quién le cree a ese brujo mamahuevos? –se indigna una muchacha.

–Sin groserías, chama, sin groserías, para que no hablen mal de nosotros los chavistas –se mete un señor mayor.

Antes de bajarse, los chavistas, que son mayoría, hacen burla. “A ver Capriles, te vamo a enseñá a contá: uno, dos, tres…”, y se pierden en las escaleras.