Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 28 de abril de 2013 Num: 947

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Tomar la palabra...
y sostenerla

Armando Villegas entrevista
con Santiago López Petit

Involuntario Museo
de los Hallazgos

Ricardo Bada

El amigo Paciencia
Guy de Maupassant

Lo trascendente y
lo sagrado en la postmodernidad

Fabrizio Andreella

Arbitraje científico
Manuel Martínez Morales

Los sentimientos
Minas Dimakis

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
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Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
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La Casa Sosegada
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Cinexcusas
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Infancia y adolescencia según Olmos de Ita

La exploración artística de la infancia y la adolescencia es un componente esencial en el teatro de Enrique Olmos de Ita y una carta de identidad que distingue a muy pocos dramaturgos mexicanos en esa aventura, misma que consiste en atender a una naturaleza, a un estadio del desarrollo y del psiquismo sin dejarse devorar por las preceptivas morales y los lugares comunes.

Olmos de Ita es un dramaturgo que confía en la puesta en escena, lo cual permite que sus personajes, situaciones y diálogos estén esencializados y pensados para vivir una poética encarnada en el actor de modo que  sea posible escucharlos sin trabas de orden rítmico y prosódico.

Hay musicalidad y movimiento escénicos, espacio para el actor e inmensas posibilidades creadoras para un director que ya tiene un texto acotado donde relajarse, que lo libra de la tensión de los cortes y los permanentes desacuerdos con el tradicional dramaturgo arrogante y empecinado con un texto que quiere inmutable.

Esa percepción la comparten Susana Romo y Fausto Ramírez, quienes le dirigen Hazme un hijo: falso documental de un suceso imbécil y hormonal. La estructura de la obra permite una indagación con lenguajes novedosos en la escena. La idea de un documental donde se emprende una investigación para saber qué fue lo que falló y tiene ahora embarazada a la adolescente Lara. Un conjunto de personajes y objetos (la vagina, el condón, el pene y, por supuesto, Toro, el novio de la chica) rinden testimonio sobre la conflictiva situación de la joven y su irresponsable novio Toro.

Es un trabajo que muestra gran parte del proceso psíquico y de desarrollo adolescente sin juzgar, mediante recursos muy novedosos, el juego terciado de unos personajes que tienen mucho de permanente: un perro que en momentos funciona como eje de la acción/ reflexión, castrado y testigo crítico de un mundo femenino expuesto a los contratiempos que conlleva el inicio de la vida y los dilemas del aborto. Un montaje pleno de energía, fuerza dramática, entrenamiento actoral, simpatía y profunda convicción frente al texto.

La obra fue seleccionada dentro de la convocatoria de la Programación 2013 de la Coordinación de Teatro del inba que reconoce el rigor y los logros de esta compañía independiente.

Tuve la posibilidad de ver en Pachuca la obra No tocar, escrita y dirigida por el mismo Olmos de Ita, con una compañía de jóvenes actrices universitarias, de gran fuerza actoral y energía para multiplicarse en una puesta en escena que requiere únicamente de dos personajes. Olmos de Ita recurrió a cuatro actrices que se relevaban al festejar las cien representaciones, el director reformuló las escenas para que pudieran participar las cuatro. La claridad narrativa de la pieza y el trabajo de personajes permitieron ese riesgo del que, para muchos espectadores recurrentes, el montaje salió ganando.

Dos niñas son amigas y todo se confían; enfrentan juntas una historia de acoso que se resuelve sin esquematismos, con finales y situaciones abiertos, libres de una moralina acusatoria. Sí hay una práctica pedagógica sobre el cuidado y la presencia parental, una visión institucional que tiene el propósito de mostrar los avances gubernamentales en el tema, pero que todavía derivan en una falta de confianza en la autoridad.

La niña le confiesa el abuso a la amiga y ésta a su vez al abuelo, quien le informa a la madre de la situación. Olmos de Ita plantea el problema y se retira ahí donde la reflexión del público debe avanzar. No condena ni aplaude y ese manejo infunde respeto.

La puesta en escena es imaginativa, con una variada gama de recursos visuales, como el manejo de video, un complemento espacial para la ampliación de los puntos de vista, pues son las propias actrices quienes manipulan un sencillo mecanismo de circuito cerrado que le permite al público estar literalmente sobre el escenario, acompañando la acción en un big close up sobre lo que el dramaturgo ha decidido amplificar.

Vuelvo a la puesta de A la Deriva Teatro, donde la visión de Fausto Ramírez y Susana Romo permiten la presencia de un dramaturgo que es amigo de sus personajes, que sabe respetar su dinámica y no imponer una moralidad al uso, ni siquiera una propia, porque la suya es artística y mira el dolor y las vicisitudes de la edad como una dinámica donde se funda la vida del sujeto. Todo sin olvidar que hay un mundo adulto que tiene la responsabilidad de sostener al niño y al adolescente para no perderlo en el vertiginoso rumbo de las sinrazones de su desarrollo.