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Desplazan ilegalmente a la competencia o impiden el acceso al mercado, denuncia

Sab Miller lleva 9 años de lucha contra el monopolio de las cerveceras mexicanas
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El director de Sab Miller en México, Armando Valenzuela Gaxiola, entrevistado por La JornadaFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de abril de 2013, p. 27

Dominantes en el mercado cervecero de México al concentrar 97.2 por ciento del total de ventas, las empresas Corona y Cuauhtémoc-Moctezuma violan la Ley Federal de Competencia Económica al condicionar a sus proveedores que vendan exclusivamente sus productos a cambio de refrigeradores, marquesinas, pintura de fachadas y hasta dinero en efectivo, denunció Armando Valenzuela Gaxiola, director de Sab Miller.

México es el sexto consumidor de cerveza del mundo; la industria vende 8 mil millones de dólares al año y tiene una rentabilidad cercana a 1.8 billones de dólares, pero nosotros estamos convencidos de que gran parte de esas ventas son consecuencia de los esquemas de exclusividad que manejan, acusó.

Originaria de Sudáfrica, Sab Miller es la segunda cervecera más grande del mundo, pero lleva 20 años tratando de posicionarse en México y sólo ha alcanzado 0.7 por ciento del mercado nacional, donde cada año se comercializan 850 millones de cajas de cerveza. Sab Miller importa sus productos desde Texas, porque por las condiciones del país no se ha atrevido a construir una fábrica aquí, como sí lo ha hecho en siete naciones de América Latina, detalla el directivo, en entrevista con La Jornada.

En nueve años Sab Miller interpuso dos denuncias ante la Comisión Federal de Competencia (CFC) contra Corona y Cuauhtémoc-Moctezuma por prácticas monopólicas relativas en la distribución, comercialización y venta de cerveza, con las que han desplazado ilegalmente a los competidores o les impiden el acceso al mercado.

La primera denuncia fue presentada en 2004 y aunque en principio la CFC determinó la presunta responsabilidad de Modelo en dichas prácticas, ésta apeló y por un tecnicismo la resolución fue desfavorable para SAB Miller, que no la impugnó pese contar con todos los elementos para hacerlo porque emprendió una restructuración interna. Así que en 2010 metió la segunda queja con los mismos argumentos sobre las prácticas anticompetitivas en el mercado, las llamadas exclusivas a las que todos nos hemos acostumbrado y que violan el artículo 10 de la ley de competencia.

El órgano antimonopolios se encuentra en la última etapa del proceso, al que se sumaron fabricantes artesanales de cerveza como terceros interesados, por lo que Sab Miller espera que la resolución salga a mediados de junio, adelantó Valenzuela Gaxiola. Advirtió que si esto no ocurre, entonces la compañía apelará la decisión y recurrirá a tribunales colegiados porque está decidida a llegar hasta las últimas consecuencias para cambiar la condiciones del mercado.

El 78 por ciento de las ventas de cerveza, detalló, se da a través del mercado tradicional (misceláneas, supermercados y tiendas de conveniencia), en el que predominan casi un millón de changarros, y el 22 por ciento restante se distribuye en centros de consumo, como bares o restaurantes. En ambos canales se tienen contratos con Modelo y Cuauhtémoc-Moctezuma que impiden comercializar cervezas de otras compañías.

Valenzuela Gaxiola criticó que las autoridades no cumplan con la libre competencia en el mercado cervecero y otros sectores, a pesar de que en el exterior presumen que sí ocurre para atraer inversiones.

El directivo confió en que el discurso e iniciativas que ha impulsado el gobierno de Enrique Peña Nieto contra los monopolios también se aplique en el mercado cervecero.