Opinión
Ver día anteriorLunes 29 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Antropología médica realidades

E

s tan escasa en México la información sobre el vínculo salud-sociedad y el origen sociocultural y político de la enfermedad, a diferencia de las toneladas de basura que a diario difunden radio y televisión ante la complacencia de los nuevos legisladores y funcionarios, que emociona la celebración de actos tan insólitos y urgentes como el primer Foro de Antropología Médica que, con el apoyo de las autoridades del Hospital General de México, se llevó a cabo del 15 al 19 de abril en el Auditorio del Servicio de Oncología de dicha institución, a un costo simbólico de 100 pesos por persona.

A lo largo de 25 horas con valor curricular, los asistentes –médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, sicólogos y estudiantes de cancerología y antropología–, que casi colmaron el auditorio, pudieron aprovechar-disfrutar ponencias como Historia de la antropología médica en México, de Humberto Villalobos, o Enseñanza de la antropología médica en la Facultad de Medicina de la UNAM, de Alfredo Paulo, o Bioética en la interculturalidad, de Ricardo Neri Vela, o La construcción sociocultural del dolor, de Alejandra Monroy, o Antropología de la sexualidad, de Yesenia Peña, o Políticas médicas, de Alejandro Perdomo, o La vivencia del cuerpo en el cáncer cervicouterino, de María del Carmen Calderón Benavides.

La doctora Calderón, maestra en sicología clínica, doctora en antropología social y profesora titular, fue el motor que a la postre hizo posible este foro, primero de una obligada continuación sobre tan amplio, importante y postergado tema en instituciones y universidades, no se diga en los lamentables contenidos mediáticos, ya que a su cargo estuvo, siempre con aval del Hospital General, la selección de temas, búsqueda de ponentes, invitaciones, promoción y coordinación del foro.

“Se procuró impulsar –comentó María del Carmen– una visión más humana de los problemas de salud, una perspectiva menos asistencialista e improvisada de la que promueven escuelas seudoacadémicas avaladas por la Secretaría de Educación Pública, y se cumplió el objetivo de sensibilizar a los participantes en torno a las ricas vertientes de la antropología médica. En todo universitario debe haber el compromiso de retribuir al país la educación de excelencia, gratuita y laica que recibimos. Hay que romper inercias, pues si no hay pasión el sistema te acaba.”