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Encerrona de sindicatos, patrones y gobierno en Los Pinos

De nuevo juntos, tras ayuno de 6 años
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de mayo de 2013, p. 10

A puerta cerrada, pero de nuevo juntos, estuvieron ayer en Los Pinos sindicatos, patrones y gobierno. La ‘‘espléndida’’ representación de los trabajadores, como la definió Enrique Peña Nieto, vino con sus líderes eternos a ofrecer invariablemente: ‘‘Señor Presidente: la CTM, siempre cuente con ella’’.

Se retomaba, tras un ayuno de seis años –donde el gobierno de Felipe Calderón hizo caso omiso de la efeméride– esta ceremonia de compromiso y elogios mutuos. Esto, porque estuvieron también ahí los líderes de las agrupaciones empresariales y algunos representantes del sindicalismo independiente, como Francisco Hernández Juárez, por los telefonistas; Carlos Chávez Díaz, de pilotos, y Ricardo del Valle, de sobrecargos.

Como al parecer el verdadero sentido ayer consistía en rebautizar a éste como el día de los factores de la producción, a nadie pareció importante mencionar que hace 100 años se realizó la primera celebración del Día del Trabajo en México, bajo la demanda central de lograr la jornada laboral de ocho horas, pero también exigiendo descanso dominical e indemnización por accidentes de trabajo.

Ayer el apremio, al menos en el discurso presidencial, era ‘‘reflexionar y generar conciencia’’, pues en el país tres de cada cinco empleos son informales. Esto es, 60 por ciento de los trabajadores no se benefician de la seguridad social. ‘‘Esta situación afecta principalmente a jóvenes y adultos mayores, a personas con menor escolaridad y a quienes tienen trabajos con menores ingresos. Es decir, la informalidad es altamente regresiva’’, dijo Peña Nieto.

Luego resaltó la disparidad salarial de 44 por ciento en promedio entre quienes reciben un salario regular y los empleados informales, para destacar la importancia de ‘‘los cambios estructurales que faciliten la inversión, aceleren el crecimiento económico y eleven la productividad’’, pues la formalidad debe ser el rostro del México más productivo y competitivo, señaló.

De ese modo, ubicó a las reformas de telecomunicaciones, financiera y próximamente la hacendaria, como dirigidas a impulsar la creación de empleos formales de calidad, uno de los cuatro pilares de su política laboral. Los otros son: democratizar la productividad, salvaguardar los derechos de los trabajadores y preservar la paz laboral.

Sobre esto último, el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete, había establecido que la transformación de México ‘‘sólo puede concebirse acompañada de sindicatos fuertes y representativos’’. El funcionario ofreció procesar los conflictos laborales por los cauces del entendimiento, la negociación y la legalidad.

Y ahí estaban escuchando sin pestañear Carlos Romero Deschamps, del sindicato petrolero; Gerardo Cortés, de los harineros; Gilberto Muñoz Mosqueda, de la industria petroquímica; Alberto Sánchez Mondragón, de los textileros; Hugo Díaz Covarrubias, de la industria automotriz, y el comité cetemista con Pedro Alberto Salazar, Fernando Salgado y Abelardo Carrillo, entre muchos otros nombres, membretes y años.

Y de ahí la alegría presidencial: ‘‘Me congratulo y al felicitar a los trabajadores, me felicito de poder participar de un encuentro que reúne a esta gran representación del capital y del trabajo, de los factores de la producción, del motor de la economía, del desarrollo, en un clima armonioso, de civilidad, de madurez política, y donde se comparte un mismo espíritu que es, justamente, el de querer todos contribuir a que México se mueva’’.

Anunció la creación del comité nacional de productividad y reafirmó que este gobierno fomentará ‘‘'el respeto a los principios de igualdad y no discriminación’’ y priorizará la prevención de los accidentes laborales.

Por la Concamin, Alberto Funtanet habló de ‘‘respetar y hacer valer las conquistas y derechos laborales’’ y ‘‘las disposiciones de la nueva reforma laboral’’. Y Joaquín Gamboa hizo de cada párrafo un elogio al Presidente. Salvo en uno, cuando se refirió a la reforma educativa: ‘‘Sin entrar en consideraciones de quienes por intereses bastardos han querido dar la impresión de situaciones en algunos lugares que no trascienden...’’

Al final, todos aplaudieron mucho.