Sociedad y Justicia
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En situación de vulnerabilidad, 35 por ciento de los menores de 18 años: experta

La sociedad tolera el maltrato infantil y el hogar suele ser espacio de violencia

Se requiere una política integral de Estado que fomente la convivencia a partir del respeto

 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de mayo de 2013, p. 49

En México, el maltrato infantil es socialmente toleraso, lo que coloca a más de 39 millones de niños y adolescentes (35 por ciento de la población del país con menos de 18 años) en situación de vulnerabilidad, subrayó Silvia Solís San Vicente, especialista de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La académica indicó que los hogares, donde se debería proveer seguridad emocional, alimentaria, jurídica y económica a los menores, constituyen el escenario principal de la violencia referida, sobre todo física y emocional.

De acuerdo con datos de Unicef, en México seis de cada 10 niños y adolescentes han vivido directamente alguna forma de violencia en su casa o en la escuela.

Datos del Instituto Nacional de las Mujeres muestran que el maltrato que se ejerce contra los menores son determinados por factores familiares y por género.

En el caso de los niños varones el maltrato físico y físico severo es más alto cuando viven con otros familiares y/o donde no hay presencia de padre ni de madre (22.3 y 30.9 por ciento, respectivamente); el emocional es más común en hogares donde hay madre y padrastro (61.6 por ciento); el que se da por negligencia y abandono es más frecuente donde viven el padre y la madrastra (22.4 por ciento); el abuso sexual tiene una prevalencia más elevada en los hogares con padre y madrastra (7.1 por ciento).

Las cifras sobre el abuso contra niñas revelan que el maltrato físico y físico severo presenta prevalencia más alta en las que viven con otros familiares (25 y 20 por ciento); el emocional por negligencia y el abuso sexual son más frecuentes en hogares donde viven la madre y el padrastro (66.3, 10.6 y 15.3 por ciento, respectivamente).

Para erradicar estas prácticas que vulneran los derechos de los menores, se requiere una política familiar integral de Estado que fomente la convivencia basada en la comunicación y el respeto; promueva la formación de personas capaces de ejercer sus derechos y cumplir sus responsabilidades, e impulse las relaciones sanas entre individuos, núcleos familiares y la comunidad, con la finalidad de coadyuvar en la formación de ciudadanía, planteó Solís San Vicente.

“Se trata de un problema cultural causado por la falta de madurez de la población. Por esta causa, las personas no asumen sus responsabilidades con el bienestar de los menores ni cuentan con elementos para crear un ambiente de comunicación, libertad y respeto, desde la casa hasta la vida social.

Los pequeños están desprotegidos ante el abuso. Al depender por completo de los adultos que los rodean, se espera que éstos los guíen y eduquen con amor, cariño, sensibilidad, atención y dedicación. Esto se complica por las condiciones económicas del país, que exigen a ambos padres aportar al sustento del hogar, lo que obliga a delegar el cuidado y educación en parientes o cuidadoras, indicó la especialista de la ENTS.

El descuido de los padres repercute en la formación del menor, quien se desarrollará sin el sentido de los límites para integrarse a la escuela y la comunidad como un individuo tímido o extremadamente violento.

El maltrato físico constituye su expresión más común y está vinculado con el emocional. En México, se han establecido prácticas que pretenden instruirlos mediante golpes, gritos e insultos, al no disponer de mecanismos de comunicación o la capacidad para expresarse con amor y cariño.

Por estas costumbres, en el país no se mide el maltrato físico y los hospitales no cuentan con un registro de los casos de menores que ingresan. En Estados Unidos, esta información es nacional y existe todo un sistema federal para garantizar el bienestar de los menores, destacó.