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La idea surge de jóvenes, artistas y vecinos que crearon el grupo Recuper-Arte a finales de 2012

Rescatan calles y casetas de Sinaloa como espacios culturales para niños

Buscamos que los menores tengan otras opciones a la música de narcos, dice empresario colaborador

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Niños en un taller recreativo del grupo Recuper-Arte, que busca rescatar espacios públicos.Foto Javier Valdez
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Grafitis, frases e imágenes son inscritos en lugares abandonados, con los permisos correspondientesFoto Javier Valdez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 5 de mayo de 2013, p. 30

Culiacán, Sin., 4 de mayo.

Expropiar calles, rescatar del vandalismo la caseta de policía, pintar nombres en paredes, hacer de la celda una biblioteca y del grafiti una expresión de esperanza y memoria; aprender jardinería vertical, kung-fu, lucha libre, plasmar versos en la barda y tocar algún instrumento musical, son algunas tareas que ha realizado el grupo Recuper-Arte en los municipios de Culiacán y Navolato.

Son cerca de las 11 horas de un domingo. A la cima de la calle Clavel, en la colonia 10 de Mayo, han llegado dos niños. Cada domingo acuden a los talleres y cursos de esta organización. Es la tercera caseta de policía que jóvenes insurrectos y activistas recuperan para los habitantes de en Culiacán.

Un espacio de represión pasó de ser símbolo de malvivencia y abandono, a una escuela, centro de reunión y convivencia.

En esta ocasión el taller es de títeres y lo imparte el artista Alex López, también director de Delta Teatro. Se le hizo tarde. Será el cambio de horario, dicen algunos organizadores, a quienes también los sorprendieron las manecillas. Trepado en un árbol está Iván, de 13 años, a quien le tocó estar en el taller de lucha libre y le gustó Míster Iguana, un luchador que perdió en esa contienda.

Él también espera, ansioso, los domingos en lo que fue la caseta de policía, que ahora luce propia y colorida, digna, con sus nombres en la fachada y el rostro de Genoveva Rogers, La Yeye, socorrista de la Cruz Roja de Culiacán que fue asesinada el 28 de febrero de 2010, durante la agresión de un grupo criminal.

Intervenciones urbanas

Recuper-Arte nació a finales de 2012 en esta ciudad. Su primera acción fue el 24 de enero. Lo integran jóvenes en su mayoría. Muchos fueron parte del movimien- to #YoSoy132, que en los comi- cios presidenciales de 2012 se opusieron a la candidatura del priísta Enrique Peña Nieto. También hay ciclistas, ambientalistas, artistas plásticos, músicos, lectores, teatristas y titiriteros, y vecinos.

Cuando iniciaron se propusieron rescatar una caseta de policía cada mes. Hasta ahora lo han logrado en la comunidad de Villa Juárez, una zona habitada preponderantemente por jornaleros agrícolas y rodeada de empacadoras hortícolas, en el municipio de Navolato, y en Aguaruto, colonia ubicada en esta ciudad capital.

Temen que avance más rápido la venta o renta de estos espacios que han emprendido el ayuntamiento de Culiacán y particulares, al convertir las casetas abandonadas en tiendas de ropa o expendios, como pasó en la colonia Loma de Rodriguera.

Las intervenciones urbanas consisten en limpiar el inmueble, con ayuda de autoridades y vecinos. Luego expropiarlo: hacer de éste un espacio digno para las actividades lúdicas, las artes, las manos aladas de los niños que acuden a los talleres de títeres y pintura, y que los participantes desarrollen habilidades y luego incorporen a sus padres.

Rezza Pahavlevy Teherán Rodríguez es empresario de bienes raíces y acaba de incorporarse. Trae la cajuela de su Buick llena de libros que donará a la biblioteca. Se enteró de estas actividades por las redes sociales y decidió contribuir “para que los niños tengan otras opciones que no sean la música de narcos, y vean otras expresiones artísticas y de participación por el bien de la comunidad”.

Dante Benítez, uno de los cerca de 70 activistas que participan en Recuper-Arte, explicó que la organización es horizontal y las discusiones sobre las tareas y propuestas se realizan después de cada intervención y por Facebook, y aunque se han acercado representantes de partidos políticos y del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC), no han aceptado ayuda de ellos porque saben que éstos acostumbran cobrar favores.

Con recursos propios, aportaciones de los vecinos e incluso de empresarios, como el que cada semana les regala la pintura, han llevado a cabo espectáculos, cursos y talleres. Entre las aportaciones hay muebles, libros y juguetes, y uno de los propósitos es contar con una biblioteca en cada espacio rescatado.

El paso cercano de las balas...

Iván asegura que su colonia es tranquila. Las calles están pavimentadas, entre terrenos accidentados y escandalosos desniveles. Sus avenidas parecen arroyos de tierra y maleza: baldíos habitados por la desesperanza y el abandono.

Eran dos cuando daban las 11:30, y media hora después hay una treintena de niños en el taller de títeres. Abajo, dos calles, por la avenida 21 de Marzo, está una vivienda que es monumento al olvido y la destrucción: escenario de uno de las primeras manifestaciones de la fractura del cártel de Sinaloa, en 2008, cuando fue atacada a balazos, y ahora sus paredes tienen acné por las perforaciones. En sus cocheras estallaron dos coches bomba.

Ese año, Sinaloa alcanzó una cifra récord de homicidios, con alrededor de 2 mil 200. Van poco más de tres meses de 2013 y ya suman cerca de 330 asesinatos a balazos en la entidad.

En las paredes están los nombres de los niños. Ellos mismos los pintaron y dibujaron en fachada y patio. No pudieron con el techo quemado, que requiere más trabajo, pero sí con las celdas, donde ya estrenarán una biblioteca. En un muro escribieron Porque te tengo y no/ porque te pienso/ porque la noche está de ojos abiertos/ porque la noche pasa/ y digo amor, de Mario Benedetti.

En otro rincón puede leerse “Quien quiera ser águila, que vuele, y el que quiera ser gusano que se arrastre, pero que no proteste cuando lo pisen”. Las grafías, los dibujos, cada trazo, representan formas de espantar a la muerte y a la resignación: desviar balas y salir del encierro. En el centro del local hay una puerta sobre dos tambos de 200 litros que sirve como mesa, y en esa superficie brochas, botes de pintura, recortes de periódicos, bolas de unicel y varios pares de mano aleteando.