Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 5 de mayo de 2013 Num: 948

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

A 50 años de
En el balcón vacío

José María Espinasa

Adiós al arquitecto
Pedro Ramírez Vázquez

Elena Poniatowska

Adónde, adonde
Eduardo Hurtado

Sergio Pitol, el autor
y los personajes

Hugo Gutiérrez Vega

La novela policial
Sergio Pitol

Terrence Malick y el sentido del universo
Raúl Olvera Mijares

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Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
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Prosaismos
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El dilema de la guerra de los drones (II DE III)

Lo que se sabe

Cuando esto se escribe ha pasado más de una semana desde que dos bombas situadas cerca de la línea final del maratón de Boston del 15 de abril estallaron con un intervalo de 12 segundos provocando la muerte de tres personas y casi trescientos heridos. Con velocidad asombrosa la policía, el FBI y las agencias de inteligencia identificaron a los sospechosos en los videos de las cámaras de vigilancia callejera. Los pudieron rastrear después de que éstos asesinaron a un policía para quitarle su arma y secuestraron brevemente a una persona con su auto para obligarlo a sacar dinero de cajeros automáticos. Tuvieron una confrontación a tiros con la policía donde uno de ellos murió y el otro huyó y se escondió durante 19 horas, hasta que fue localizado y arrestado, en estado grave, oculto en un yate en tierra firme. Los presuntos responsables fueron los hermanos Tamerlán y Dzhokhar Tsarnaev, inmigrantes de origen checheno de veintiséis y diecinueve años, respectivamente, que llegaron a Estados Unidos hace más de una década, que no estaban asociados con ningún grupo fundamentalista ni militante y llevaban vidas comunes y corrientes en la región de Boston. Tamerlán, aparentemente, nunca logró adaptarse a la vida en EU, abandonó los estudios, fue un exitoso boxeador amateur pero no logró clasificarse para el equipo olímpico. Aunque la familia no era muy religiosa, el hermano mayor adoptó una versión fundamentalista del islam. La familia Tsarnaev, como tantas otras de esa atribulada región de Cáucaso, fue desterrada por Stalin, de manera que los hermanos nacieron en el exilio y más tarde encontraron asilo en Estados Unidos. Nunca vivieron en Chechenia ni padecieron en carne propia el sufrimiento de las guerras de agresión rusas.

Lo que no se sabe

No se sabe cómo consiguieron los recursos para fabricar varias bombas, pero Dzhokhar en el hospital declaró que él y su hermano actuaron solos, sin ayuda de nadie más. No se sabe cuál fue su motivación. No se sabe cuál fue su objetivo y si realmente tenían pensados otros atentados. No se sabe cómo influenció su ascendencia chechena en sus acciones.

Lo que se cree

La versión oficial presume que Tamerlán viajó a Rusia en 2012, donde probablemente recibió entrenamiento y se radicalizó. Se cree que Tamerlán convenció a su hermano de participar en el atentado, quizás en represalia por las acciones estadunidenses en Irak y Afganistán, y por la percepción de que EU ha lanzado una cruzada en contra el mundo islámico, en gran medida mediante el uso de drones a control remoto, usados incluso para cazar ciudadanos estadunidenses como el clérigo Anwar al Awlaki, asesinado con su hijo en Yemen. Con el asesinato de Bin Laden y de otros líderes de Al Qaeda, se anunciaba hace poco el inminente fin de esa organización. Este atentado, así como el presunto intento frustrado de volar trenes en Canadá, sólo ponen en evidencia que la campaña bélica en Afganistán, la destrucción dejada por la guerra en Irak y otras partes del mundo, y los asesinatos mediante drones no han eliminado a los grupos extremistas que desean atacar las capitales de Occidente y, en especial, a Estados Unidos, sino que por el contrario podríamos anticipar que han generado aún más odio, deseos de venganza y terroristas potenciales.

Lo que se siente

Las instrucciones para las bombas hechas con ollas de presión son fáciles de obtener en internet; en particular la revista Inspire (en la que colaboraba Al Awlaki y que es el portavoz de Al Qaeda en Yemen) las publicó en inglés en 2010. Esta revista sigue apareciendo y promoviendo la noción de que la violencia contra EU es una forma de legítima defensa. Es imposible saber si un atentado como el de Boston hubiera tenido lugar en una atmósfera distinta a la que prevalece en la era de los drones, pero una campaña de asesinatos a control remoto desde las alturas presentada como una limpieza de indeseables y a bajo costo, es una poderosa motivación para la venganza. La noción de que es legítimo aplastar al enemigo en su casa, sin necesidad de confrontarlo o de recurrir a la ley, pudo inspirar a estos jóvenes a cometer un acto criminal que en su imaginación es moralmente equivalente a disparar un misil en contra de un sospechoso sin preocuparse del “daño colateral”. Ya lo dijo el mismo Obama poco después del atentado: “Siempre que se usan bombas contra civiles inocentes se trata de un acto de terrorismo.”