Cultura
Ver día anteriorLunes 13 de mayo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

De Cuba, Lorenzo Lunar y Rebeca Murga, en el encuentro literario

Los críticos castraron la literatura infantil; la volvieron sensiblera y tonta
Foto
Los escritores provenientes de Cuba, con Taibo II y Berlamino Fernández, ayerFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de mayo de 2013, p. 8

La literatura para niños y jóvenes debe ser parte de la literatura total y reflejar todo aquello que sucede en la vida, sostuvo el escritor cubano Lorenzo Lunar, quien reprochó la manera como dicho género, poco a poco, ha sido castrado hasta quedar transformado en algo sensiblero y tonto.

Al lado de su esposa, la también escritora cubana Rebeca Murga, el autor ofreció una charla sobre literatura infantil y juvenil, la tarde del sábado, dentro de la cuarta Feria del Libro Internacional de Azcapotzalco, organizada por la Brigada para Leer en Libertad, cuyo fin tuvo lugar ayer.

Han sido los adultos, pero lo que es peor los propios críticos literarios, quienes han determinado qué es lo que deben leer los niños y los jóvenes, castrando esa literatura, para que se vuelva sensiblera y tonta, y eso ha maleducado históricamente a la escritura para ese tipo de lectores. La literatura infantil y juvenil debe ser parte de la literatura total, general, enfatizó.

No podemos escamotearle a los niños y jóvenes la realidad, la verdad, la vida. Son lectores que deben saber y recibir una literatura abierta, para que crezcan libres, para que desde muy temprana edad comiencen a leer en libertad.

De acuerdo con el escritor –quien, al igual que su esposa, cuenta con obra en los géneros negro e infantil y juvenil–, la infancia es una edad bella y de juego, pero no tan idílica como se considera, pues en ella están presentes asimismo dolor y circunstancias difíciles.

Y eso, a su decir, debe estar también en la literatura que se escribe a los niños: No debe ser para nada complaciente. Deben recibir literatura bella, pero también de verdad, con la que vaya aprendiendo a vivir.

Entre otros temas, Lorenzo Lunar se refirió a las nuevas plataformas de lectura que comienzan a predominar en el mundo contemporáneo, y consideró que no hay motivos para hacer la guerra a los objetos computarizados, como las tablets, kindles y hasta celulares, como tampoco a las películas ni a los videojuegos.

Lo malo son los extremismos, enviciarse; sentar al niño frente a la televisión o la computadora y abandonarlos allí sólo para distraerlos. Siempre que haya una educación para leer, no importan las maneras ni los formatos.

Por su parte, Rebeca Murga indicó que existe una sola literatura, de la cual pueden desprenderse diversos agregados, como literatura rosa, negra, erótica e infantil. Recalcó que, al final, lo más importante de todo, en cada uno de esos derivados, no es el tema tratado, sino la habilidad y el talento del escritor para contar una historia.

Tras considerar un cliché la afirmación de que hoy día se lee menos que antes, por lo menos en la realidad cubana, la autora habló sobre el tono que deben tener las historias para niños, y señaló que éste puede ser cualquiera menos el de una lección escolar. Al respecto, Lorenzo Lunar indicó que el idóneo es aquél que utilizan las abuelas para contar cuentos, en el que prevalece amor y sabiduría.

Sobre cómo visualizan el autor ideal para niños, los escritores isleños definieron que es como o un caminante que de ninguna manera puede dejar los pies bien puestos sobre la tierra y que va de los palacios a los callejones, pero con mucho talento, si no, que ni lo intente; o bien un aventurero que sale de su casa y luego regresa para contar lo que vio y aprendió.

Para finalizar la charla, ambos compartieron una lista de autores y títulos que a su parecer son idóneos para los lectores infantiles y juveniles. Entre ellos mencionaron Robinson Crusoe, de Daniel Defoe; Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain; Moby Dick, de Herman Melville; El conde de Montecristo y Los tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas; Viaje al centro de la tierra y Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne; Las mil y unas noches; El corsario negro, de Emilio Salgari; David Copperfield, de Charles Dickens, y La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson.