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Penultimátum

Museo Británico

U

no de los museos más importantes y visitados del mundo es el Británico, en Londres. Su origen se remonta al legado del naturista y médico Hans Sloane, quien hace justo 260 años donó al Estado inglés su apreciada colección de libros, pinturas, medicina, ciencias naturales y obras de arte (antigüedades las llamaban) de casi todo el mundo. A esta maravillosa colección de más de 50 mil objetos sumó después el gobierno otras valiosísimas, además de donaciones de particulares. Como las bibliotecas de Robert Cotton y del anticuario Robert Harley.

Este invaluable tesoro causa desde entonces admiración de los visitantes y de quienes consultan los libros y manuscritos. Por falta de espacio, el museo (su restauración terminó en 2000), apenas exhibe una pequeña parte de los más de 7 millones de objetos que guarda. Algunos de ellos son origen de polémica. No tanto por su autenticidad, sino por ser fruto del saqueo que Inglaterra y ciudadanos adinerados realizaron en los territorios que convirtieron en sus colonias en África, Medio Oriente y Asia.

Es el caso de la célebre piedra de Rosetta, fragmento de una estela egipcia, además de otros inigualables tesoros de ese país. A ellos se agregarían esculturas griegas y romanas, entre las que destacan los relieves de El Partenón, que el gobierno de Atenas ha pedido infructuosamente le devuelvan. También exhiben un templo griego entero, esculturas de dioses y héroes, incluido el famoso busto de Pericles. Y hasta parte de los palacios del imperio asirio y Palestina.

En otro sonado reclamo Irán logró que le regresaran en préstamo El cilindro de Ciro, tesoro de 2 mil 500 años de antigüedad. Fue creado bajo órdenes de Ciro el Grande, el rey persa que invadió Babilonia. Los expertos consideran que sus inscripciones contienen la primera declaración de los derechos humanos.

Ahora hay otro reclamo de intelectuales e historiadores de Armenia. En la salas 54-59, dedicadas a objetos de Mesopotamia y el antiguo Levante, se exhiben varios tesoros de gran valor artístico para la cultura de ese país. Corresponden al periodo del poderoso reino de Urartu (siglos IX al VI aC), que se extendió por lo que hoy es el territorio armenio. Sin embargo, esos tesoros aparecen como pertenecientes a la antigua Turquía. Bien se sabe que Turquía se originó tal y como se conoce hoy en el siglo XV, cuando Mehmet II el Conquistador tomó Constantinopla y la convirtió en la capital del Imperio Otomano.

El curador de Medio Oriente del museo alega que su meta es presentar las obras del modo más simple y accesible, pero los armenios no aceptan que se falsifique la historia tan burdamente. Y menos cuando el genocidio que sufrieron por parte de Turquía sigue siendo herida abierta.