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Fue encontrado responsable de crímenes de lesa humanidad en el periodo 1976-1983

Fallece en la cárcel el ex dictador argentino Jorge Rafael Videla

Anuncian autoridades que le practicarán necropsia

En su más reciente comparecencia se dijo preso político

Treinta mil desaparecidos y 5 mil muertos, saldo de su gobierno

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Rafael Videla y algunos integrantes de la junta militar, en marzo de 1976Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 18 de mayo de 2013, p. 18

Buenos Aires, 17 de mayo.

El ex dictador Jorge Rafael Videla, falleció esta madrugada en el Penal de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, donde estaba detenido junto a otros responsables de delitos de lesa humanidad, cometidos durante la pasada dictadura argentina; de 1976 a1983. Se le practicará una autopsia para conocer las causas de su deceso.

El martes pasado fue llevado a declarar en el Juicio que reúne al menos cuatro causas sobre la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono sur en los años 70 y 80. Ese día caminó lentamente hacia los jueces. Mucho había cambiado en su forma desafiante de andar y dijo que había sufrido una crisis de la memoria y otros problemas en los últimos tiempos.

Tenía 87 años y por primera vezéesto comenzó a notarse en su última aparición. En ella se declaró un preso político; alguien que libró una guerra antiterrorista con la que creía haber salvado a la patria, mientras estaba afrontando un nuevo juicio oral por los crímenes de Cóndor.

Fue presidente de facto del país, como jefe de la Junta Militar, que produjo el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, cargo que asumió cinco días después el 29 de marzo y que instaló la dictadura más cruenta en la historia del país, dejando 30 mil desaparecidos, unos 5 mil muertos y miles de exiliados en todo el mundo. Gobernó hasta 1981; para ser sucedido por otros generales.

Videla murió en una sala especial de la prisión de Máxima Seguridad de San Marcos donde se encontraba por su estado de salud. En dicho penal purgaba una condena a 50 años a los que fue condenado en el juicio que culminó el 5 de julio de 2012, al ser encontrado culpable por el robo de niños nacidos en cautiverio o secuestrados con, sus padres, que fueron desaparecidos.

Videla incumplió las reglas de prisión domiciliaria que se le adjudicó por su edad, en otras causas donde resultó condenado a cadenas perpetua por los crímenes cometidos en los centros clandestinos de detención en esta capital y todo el país.

Difícilmente el soberbio general- quien llamaba guerra a las acciones de sus fuerzas cuando iban a buscar con tanques, helicópteros, camiones llenos de soldados armados, a familias enteras, a sus víctimas-, que iba a morir en una salita especial en un penal perdido en una zona rural, una cárcel nueva, pero cárcel al fin. Bien tratado, pero inmensamente solo en el momento de su muerte.

Después del retorno a la democracia en 1983, Videla junto con los principales jefes militares fue condenado a prisión perpetua en los históricos juicios a las Juntas Militares durante la presidencia de Raúl Alfonsín (1983-1989). Las Leyes de Obediencia debida y Punto final, votadas en 1986 y 1987 cerraron la posibilidad de otros juicios, pero la condena a las Juntas se mantuvo, cumpliendo prisión en un penal militar en la zona de Magdalena, provincia de Buenos Aires. Además se les destituyó de sus cargos militares.

Pero entre 1989 y 1990 el ex presidente Carlos Menem, los indultó y desde entonces la impunidad se mantuvo, aunque los familiares de las víctimas nunca descansaron ni los organismos como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y luego los hijos y familiares de desaparecidos y otros organismos, y se abrieron juicios en países como España.

En el año 2005, después de significativos avances judiciales contra las leyes de impunidad, el ya fallecido presidente Néstor Kirchner envió un proyecto al Congreso para terminar con el cepo de esta legislación, y la leyes fueron anuladas.

Desde entonces se reabrieron juicios y comenzaron otros nuevos, muchos de los cuales han terminado con severas condenas a a responsables de los delitos de lesa humanidad en distintos Centros Clandestinos de Detención en todo el país. Argentina se convirtió en un Estado vanguardia en la lucha por la verdad y la justicia. Los juicios han sido y son sobrecogedores, por los testimonios de los sobrevivientes y familiares y por nuevos datos que fueron apareciendo en estos años para corroborar el horror vivido en el país.

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El ex presidente de facto, en el juicio de la semana pasadaFoto Xinhua

Fue un momento histórico cuando se le condenó por su responsabilidad en el robo de menores cuando ya tenía otras condenas a prisión perpetua.

Los niños fueron entregados a familia de militares, policías, o amigos, con la complicidad de jueces que falsificaban documentos.

En una entrevista con el periodista Ceferino Reato publicada en España el año pasado, Videla negó que el robo de los niños se tratara de un Plan Sistemático. Es una falacia dijo, y aseguró que nunca dio la orden, responsabilizando a subalternos que ordenaban las acciones.

Sin embargo, admitió que existía la apropiación de niños y dijo que era posible que hubieran sido entregados por los militares a cargo por caridad a familias amigas que no podían tener hijos y no descartó que algunos pudieran haberlos vendido.

Pero la frase más cruel de su intervención en el juicio fue que "las parturientas (...) a quienes respeto como madres, eran militantes activas de la maquinaria del terror. Y muchas de ellas utilizaron a sus hijos embrionarios, como escudos humanos al momento de operar como combatientes”.

Videla no sólo no se arrepintió, sino que hasta su muerte mantuvo una actitud de desprecio por la justicia, reivindicando todo lo actuado, aunque haciéndose responsable con la justificación de que había librado una guerra por la patria, y para volver a tener una sociedad en orden de acuerdo a un deber inexcusable que meimponía mi conciencia frente a la malversación de la verdad histórica respecto a lo ocurrido en esos años.

Por supuesto, consideraba que los juicios eran un tema de venganza: una decisión política adoptada con sentido de revancha, por quienes después de haber sido militarmente derrotados, se encuentran hoy ocupando los más diversos cargos del Estado, en referencia al actual gobierno.

Jorge Rafael Videla no recibirá honores militares en su funeral porque una resolución firmada por la ex ministra de Defensa, Nilda Garre, en 2009 prohíbe rendirlos a integrantes de las Fuerzas armadas que hayan participado en violaciones a los derechos humanos.

El hombre

En el libro El Dictador los periodistas y escritores María Seoane y Vicente Muleiro se introdujeron en el laberinto de una vida seca, dura de sentimientos, tanto la familiar como la militar. Fueron hasta el fondo sobre el perfil de este hombre sin expresión humana.

Su aparente serenidad escondía la fría capacidad de estar al frente de una dictadura temible, perversa donde la crueldad no tuvo límites. La justicia lo halló culpable en cada uno de los juicios como responsable de homicidios calificados, de más de 500 casos de secuestros, torturas, desapariciones, robos agravados, extorsión y secuestros extorsivos.

En 1979 durante una conferencia de prensa al preguntársele por los desaparecidos respondió con total frialdad y hasta sonriendo ;es una incógnita, es un desaparecido. No tiene identidad, no está. Ni muerto ni vivo; está desaparecido.

Otra entrevista en que se tocó el tema de los miles de desaparecidos dijo que que el problema no está en el número (de víctimas); está en el hecho, tal vez, del término descalificante de 'desaparecido' y del abuso del mismo, como si se tratara de un problema de lenguaje y no de seres humanos: 30 mil en este caso. Hablaba de errores y excesos todos cometidos en el objetivo de salvar a la patria, porque a veces las sociedades pagan precios muy altos en función del objetivo superior.

Videla, el hombre no tuvo piedad ni con sus propios hijos. Uno de ellos discapacitado mental, del cual se avergonzó tanto, que lo escondió en uno de los peores hospicios del país, lejos de la capital, donde murió.

Las Madres y Abuelas esperaban un gesto, una señal o una verdad que no fueron. Se fue con todos los secretos, como el último gesto de impiedad.