Sociedad y Justicia
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Probablemente la mayoría vivirá algunos años con discapacidad o morirá pronto: experto

Sobrepeso y obesidad ya dieron al traste con la generación actual

La dieta de casi 70% de mexicanos es de carbohidratos, y los lípidos que se consumen son de riesgo

 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de mayo de 2013, p. 35

La presente generación ya se dio al traste con la mayoría de las personas, 70 por ciento, con sobrepeso y obesidad; lo más probable es que vivirán varios años con alguna discapacidad o morirán pronto a causa de la diabetes o alguna afección cardiovascular, sentenció Salvador Villalpando, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

Resaltó que alrededor de 70 por ciento de la dieta en México es de carbohidratos y 30 por ciento de lípidos (grasas). De estos últimos, señaló que el problema está en la cantidad que se ingiere, pues es una sustancia esencial para el organismo. Sin embargo, un análisis por tipo de ácido graso encontró que el consumo de los que protegen el corazón (Omega 3 y 6) es de la mitad de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras 50 por ciento de las personas consume grasas saturadas en niveles de riesgo para el sistema cardiovascular.

El especialista participó ayer en el seminario Alimentando un mejor mañana, al que asistieron representantes de empresas y de organismos de los sectores farmacéutico, alimentario y restaurantero, a quienes explicó que los lípidos también representan la principal reserva de energía, forman parte de estructuras celulares y ayudan en la formación de hormonas y algunas vitaminas.

Explicó que hay varios tipos de ácidos grasos, la mayoría de los cuales son obtenidos por los adultos con el consumo de pan, galletas, carne, huevo, leche, antojitos de maíz y frijoles preparados, entre otros.

En tanto, los niños en edad escolar (5-11 años) los ingieren por medio de la leche, el pan, la tortilla, los antojitos de maíz la carne y las frituras industrializadas. En esos y otros productos también están las grasas saturadas, de las cuales la OMS recomienda un consumo no mayor a 10 por ciento.

Ante el elevado nivel de ingesta de ácidos grasos entre los mexicanos, las autoridades de salud recomendaron hace algunos años que los niños de dos años y más de edad tomen leche descremada o semidescremada.

Debido a que 30 por ciento de la dieta en el país corresponde al consumo de lípidos, lo que procede es incrementar las que tienen un factor de protección cardiovascular, pues la ingesta de grasa total está dentro del límite recomendado por la OMS.

En cambio, los carbohidratos se ingieren en exceso. Por eso, Villalpando recomendó que ante el problema de sobrepeso y obesidad que ya existe en el país y los riesgos de enfermedad asociados, las personas deberían, en lo inmediato, cambiar su dieta y no consumir más de medio bolillo o dos tortillas en cada comida y, definitivamente, evitar los refrescos y los jugos, así como los panes artesanales.

De su lado, Javier Morán, director del Instituto de Investigación e Innovación Alimentaria de Murcia, España, comentó que si bien el sobrepeso y la obesidad representan un riesgo para la salud y la vida de las personas por las enfermedades asociadas, no se debe demonizar las grasas porque no son el único factor que contribuye con el aumento de peso corporal.

Sin embargo, reconoció que la afectación a la salud ya es un hecho por padecimientos como la diabetes, que en los próximos 50 años seguirá siendo el problema más importante de salud en el mundo.

En relación con los lípidos, el especialista comentó que estudios han demostrado que las dietas bajas en grasas no son efectivas para bajar de peso, y más bien el objetivo se logra cuando se mantiene el nivel de consumo de dicha sustancia. Lo que debe haber, apuntó, son estrategias de educación para enseñar a las personas sobre los diferentes tipos de grasas que existen, sus funciones y la calidad de las contenidas en los alimentos.

Al mismo tiempo, se debe promover la actividad física como parte de una estrategia integral, en la cual los gobiernos también enfrentan el reto de que los precios de los alimentos saludables y naturales han subido más que los de los procesados.