Cultura
Ver día anteriorDomingo 26 de mayo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Cuarteto para el fin de los tiempos, con la Mistery Park Arts Band

Miami, inverosímil atmósfera en la que se interpretó a Messiaen
Foto
A los 31 años de edad, Olivier Messiaen fue apresado por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial y recluido en el campo de concentración Stalag VIII-A; ahí compuso Cuarteto para el fin de los tiemposFoto Archivo
Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 26 de mayo de 2013, p. 5

Miami, 25 de mayo.

Liturgia de cristal, encrucijadas de arcoiris, danza del furor, isorritmia, abismo de las aves… el Cuarteto para el fin de los tiempos, piedra angular de la música de cámara del siglo XX, escrita por Olivier Messiaen (1908-1992), cobró vida en un lugar insospechado: Miami Beach.

Luego de Wagner en Manaos, el avión hace escala en Florida, donde SoBe Institute for the Arts, pone en la cartelera playera una partitura irresistible por distintas razones, especialmente porque no se da en maceta, es decir que difícilmente puede escucharse en vivo esta obra de endiablada complejidad interpretrativa.

Este Quatuor pour la fin du temps es una de las referencias culturales de la música de nuestro tiempo. Pero, como suele suceder con los referentes, se conoce más por su nombre que por su contenido.

La historia de su creación es la siguiente: a los 31 años de edad, Olivier Messiaen es apresado por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial y, recluido en el campo de concentración Stalag VIII-A; encuentra a otros músicos en ese cautiverio y con ellos compone este cuarteto singular: en lugar de uno de los dos violines, utiliza un clarinete, pues sólo había un violinista entre ellos, y en vez de viola, el propio compositor se sienta frente a un piano vertical chimuelo y estrena esa obra ante 5 mil secuestrados por los nazis.

Es famosa también la frase de Messiaen: Nunca fue escuchado con tal rapto de atención y comprensión.

Si bien el punto de partida es El Apocalipsis bíblico, Messiaen logra un documento puntual de la expresión más sincera, brutal, anhelante y lúcida del espíritu.

Pone en música pasajes tan terribles de esos que está preñada la Biblia: “vi descender del cielo otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con un arco iris sobre su cabeza… y clamó a gran voz, como ruge un león…”

Logra lo imposible

Pero lo que hace Messiaen no es ilustrar el apocalipsis bíblico, sino, por medio de sus grandes descubrimientos técnicos, entre ellos sus famosos modos de transposición limitada, que no es otra cosa que una serie fascinante de escalas que él inventó, logra cosas que parecieran imposibles, como poner en música lo eterno, lo atemporal, hacer desaparecer la noción de pulso o medida rítmica, para entablar contacto con la divinidad, es decir, con lo más profundo del ser humano.

La proeza de poner en vida esta partitura colosal se debe a Carso Kievman, director de SoBe Institute of the Arts, y quien durante ocho años fue alumno de Olivier Messiaen, en Tanglewood.

En muchos libros de historia de la música aparece una fotografía de Messiaen con sus alumnos de Tanglewood, pero muy pocos de esos libros indican que quien aparece en primer plano en esa foto es Carson Kievman, quien la noche del estreno en Miami Beach ofreció una charla a propósito de esta premier, de su relación con Messsiaen y de la naturaleza íntima de la partitura.

Los músicos/héroes que interpretaron con calidad sobresaliente esta obra son integrantes de la Mistery Park Arts Band: Margaret Donaghue en el clarinete, Aleksandr Zhuk en violín, Jason Calloway en violonchelo y Milana Strezeva al piano.

El SoBe Institute of the Arts se encuentra a unos pasos de un imponente edificio que construyó Frank Gehry para fungir como sede de la New World Orchestra, que dirige Michel Tilson Thomas.

A unos pasos, también ocurre el desfile interminable de la carne: miles de personas en atuendos diminutos, disfrutando de la playa, del paseo sobre Ocean Drive en pleno Memorial Day.

Sonaron los ocho movimientos del cuarteto de Messiaen, con sus títulos: Liturgia de cristal, Vocalise para el ángel que anuncia el fin de los iempos, El abismo de las aves, Danza del furor para las siete trompetas, Encrucijada de arcoiris… Y el canto de las aves transpuestas para clarinete y piano…

Curioso: Wagner en medio de la selva y Messiaen en la playa. Dos partituras místicas, espirituales en profundo, Parsifal y el Quatuor pour la fin du temps, cobraron vida exactamente en el epicentro del latido, el furor, el fuego, el pulso de lo humano.