DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   27 DE MAYO DE 2013 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

Poner el problema del plástico en la agenda ciudadana

Plástico, en donde menos se esperaría

Un planeta asediado por mil millones de objetos de plástico

El impacto de los plásticos en el ambiente
María Laura Ortiz Hernández

Mundo de plástico
Mariana Solórzano Flores

La contaminación derivada del plástico

Agua contaminada por desechos plásticos

Una organización contra el plástico

Datos sobre la contaminación producida por las bolsas de plástico
Jenni Wiltz

Contaminación producida por las botellas de plástico

Contaminación por bolsas de plástico

México, contaminado por plástico

Problemas de la industria del reciclaje de plástico en México


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Una organización contra el plástico

Entrevistado recientemente por Alex Fernández Muerza, reportero del diario El País, Manuel Maqueda revela que en los océanos de todo el mundo flotan millones de toneladas de residuos plásticos. Son auténticas “sopas de plástico" que matan más de un millón de aves marinas y más de 100 mil mamíferos marinos y tortugas cada año. Maqueda dirige la página web El plástico mata y la ONG Plastic Pollution Coalition. A través de ambas, trata de crear conciencia entre la sociedad del problema global y desconocido que supone el uso incorrecto del plástico. La solución debe lograrse entre todos, asegura Maqueda, y comienza por reducir “de forma drástica” el consumo de los productos de usar y tirar.

Maqueda le reafirma a Fernández Muerza lo que otros especialistas han investigado y comprobado: que el plástico “es un material que la Tierra no puede digerir. Tarda hasta mil años en biodegradarse y, enseguida, se fragmenta en trocitos que absorben y acumulan contaminantes tóxicos. “Todos los ecosistemas del planeta, hasta la Antártida, sufren sus efectos nocivos. Se encontró plástico hasta en el estómago de miles de polluelos de albatros que mueren cada año en Midway, una de las islas más remotas del planeta”, sostiene.

Precisamente Midway es el nombre de una película que Maqueda ayudó a filmar. La dirige Chris Jordan (del que recogemos en este suplemento declaraciones) y trata el problema de la basura plástica en el mar. Y es que como le narra al reportero de El País, “millones de aves en Midway alimentan a sus polluelos con mecheros, maquinillas de afeitar, tapones de botellas y todo tipo de plásticos desechables. Es un síntoma de un problema de magnitud planetaria. Su potencia visual y metafórica es enorme: las imágenes de polluelos muertos con sus tripas llenas de plástico son un retrato alegórico de nosotros mismos. En ellas se refleja la toxicidad que llevamos dentro y las decisiones de nuestra cultura consumista”.

Para Maqueda, “millones de animales de cientos de especies comen plástico, incluso seres microscópicos como el plancton. La cadena alimentaria de la que dependemos queda así contaminada. El plástico es un secreto industrial con cientos de aditivos tóxicos, y puede contaminarnos de forma directa cuando comemos o bebemos de él. Según los estudios, más del 90 por ciento de la población lleva ya en su sangre disruptores endocrinos, incluidos los bebés recién nacidos”.

Por ello la Organización de Naciones Unidas (ONU), a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha hecho una declaración que apunta a la disrupción endocrina como una “amenaza global para los ecosistemas y la salud humana. Hace pocos días, diez científicos de varios países han pedido en un artículo en Nature que el plástico se declare residuo tóxico y peligroso”.

Fernández Muerza interroga a Maqueda sobre el que algunos expertos consideren que hay una “quimiofobia” injustificada en la sociedad, que se exagera sobre sus consecuencias negativas. Recuerdan que sin los plásticos, muchos avances y bienes cotidianos actuales serían imposibles.

Su respuesta es clara y contundente: “El plástico es un material versátil y útil para la humanidad. Es barato, ligero y se adapta a miles de usos. El problema no es el plástico en sí, sino su utilización incorrecta y temeraria a nivel global. Jamás habría que emplearlo para objetos de usar y tirar como bolsas, popotes, embalajes o botellas. Al mismo tiempo, un material repleto de aditivos tóxicos y de composición secreta de ningún modo debería utilizarse para alimentación humana”.

Y aclara además que en los mares “no hay islas flotantes de basura. Ojalá las hubiera, porque las podríamos ver en las portadas de los periódicos. La realidad es todavía más terrible: los océanos se han convertido en sopas de plástico. Se calcula que hay cien millones de toneladas de plástico en suspensión en el mar. Los fragmentos tienen un tamaño medio de cuatro milímetros, y billones de ellos son microscópicos. Toda la cadena alimentaria marina las come, desde el plancton microscópico a las ballenas. Las famosas “islas” en realidad son zonas enormes con mayores concentraciones de plástico. Allí encontramos diez veces más plástico que plancton, es decir, que comida. Es imposible limpiar esto. Debemos detener de una vez nuestra adición a los plásticos de usar y tirar”.

Como expresan los demás especialistas en el tema del plástico que incluimos en este suplemento, Maqueda estima que a todos corresponde solucionar este grave problema de contaminación. Sostiene que “poner plásticos en los contenedores de reciclaje sólo sirve para tranquilizar las conciencias y no es una solución sostenible. La mayoría de los plásticos recogidos en los contenedores acaban en China, incinerados o convertidos en objetos no reciclables de nuevo.

La verdadera solución, afirma, “es reducir de forma drástica los plásticos de usar y tirar, es decir, los diseñados para convertirse en basura, como bolsas, botellas, embalajes, etc. Hay un movimiento mundial que combina acciones individuales, con cambios en el diseño y envasado y con legislación que desincentiva o prohíbe los plásticos más contaminantes.

También se ha comenzado a prohibir ciertos aditivos del plástico, como el bisfenol A, en especial en biberones y otros plásticos que pueden afectar a los niños”.

Y en cuanto a los consumidores, al público en general, estima que “el primer paso es la toma de conciencia, informarse. Es de gran ayuda también divulgar y comentar este problema en nuestras familias y círculos sociales. El paso siguiente es evitar los plásticos de usar y tirar, decirle adiós a las bolsas, al agua embotellada en plástico y a todos los productos envasados en plástico que se pueda. Así es fácil reducir entre un 60 y un 70 por ciento nuestros residuos de plástico. Ir más allá requiere ser más activos para buscar productos o pedir a los comercios que no nos den plástico. Supermercados visionarios en muchos países han visto la oportunidad de liderar estos cambios de conciencia con la introducción de graneles, la reducción del plástico a varios niveles, el cobro por las bolsas, etc. Respecto a cómo protegerse de la toxicidad del plástico, lo mejor es evitar la comida y la bebida que viene en plástico, incluidas las latas, ya que su recubrimiento interior puede segregar bisfenol A”.

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