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La ciencia en el Plan Nacional de Desarrollo
E

l Plan Nacional de Desarrollo (PND), presentado el pasado lunes 20 de mayo, es un documento de carácter general que expresa las líneas de acción que seguirá el actual gobierno en diferentes áreas de la actividad del país. Al menos por lo que ha ocurrido en el pasado, su utilidad puede considerarse relativa, pues en los sexenios anteriores paulatinamente tiende a quedarse en el olvido ante la avalancha de los acontecimientos cotidianos que obligan a hacer ajustes en la acción gubernamental en el día a día. Sin embargo, no puede negarse su importancia, pues sirve como punto de referencia para respaldar la elaboración de políticas públicas, o para poner límites a la actuación de los funcionarios que omiten el cumplimiento de algunas de sus obligaciones.

En el documento presentado el lunes 20 de mayo por el presidente Enrique Peña Nieto, ciencia, tecnología e innovación (CTI), quedan enmarcados en el capítulo dedicado a la educación, lo cual parece lo más adecuado, pues sin negar su importancia en otras áreas de la actividad del país, principalmente la económica, deja claro cuál será el área principal de anclaje a partir de la cual se desarrollarán las acciones en estos campos –en el pasado la ciencia ha estado oscilando a muy alta frecuencia entre la economía y la educación, lo que indica que no ha habido mucha claridad sobre qué hacer con ella.

En este sentido la encuesta realizada por Internet durante el proceso de elaboración del PND que incluyó a 129 mil 299 personas, muestra que ante la pregunta de cuál de los objetivos nacionales debería ser tratado de manera prioritaria por el gobierno de la República, la respuesta de la mayoría de la población encuestada fue mejorar el sistema educativo (Diario Oficial de la Federación, 20 de mayo de 2013, pág. 124).

Coincidentemente en una consulta organizada por más de 200 instituciones públicas y civiles, encabezadas por la Academia Mexicana de Ciencias, denominada Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación, realizada entre noviembre de 2012 y enero de 2013, para averiguar cuáles son los retos principales que enfrenta el país en cuya solución deben participar las CIT, se recabaron 385 mil votos y el número más alto la obtuvo también la educación: modernizar el sistema educativo con enfoque humanístico científico y tecnológico.

No hay duda de que la educación es el tema que más preocupa a los mexicanos y es ahí precisamente donde se ha ubicado a la ciencia en el Plan de Desarrollo 2013-2018. El documento determina que se requiere una política que articule la educación, la cultura y el deporte con el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación.

En el capítulo titulado México con educación de calidad se hace un breve diagnóstico que incluye el escaso número de investigadores con los que cuenta el país, la baja inversión en CTI como proporción del producto interno bruto (PIB), la desvinculación entre los actores relacionados con la ciencia y tecnología con el sector empresarial, y la escasa inversión en ciencia, tecnología e innovación del sector privado, entre otros temas.

Un aspecto muy importante es que en las estrategias y líneas de acción del PND se reitera lo expresado por el presidente Enrique Peña Nieto de incrementar el gasto público para estas actividades de manera sostenida, así como el propósito de alcanzar el 1 por ciento del PIB para ciencia, tecnología e innovación en este sexenio, tema que está incluido también en el Pacto por México. Este es un aspecto central, pues este compromiso y su reiteración en los documentos básicos del actual gobierno puede considerarse un signo muy alentador para sustentar el desarrollo de la ciencia y de México.

Otro de los temas incluidos en las líneas de acción, se refieren al fortalecimiento de los recursos humanos, mediante el fortalecimiento de las becas de posgrado y el incremento del número de miembros del Sistema Nacional de Investigadores. También puede destacarse el apoyo a los grupos de investigación existentes y la creación de nuevos en áreas estratégicas o emergentes, así como el fortalecimiento de la infraestructura científica y tecnológica del país. Adicionalmente, el documento determina entre sus propósitos impulsar la CTI con un enfoque que observe el desarrollo de las distintas regiones del país.

Finalmente, las líneas de acción otorgan un gran peso a la vinculación de las instituciones de educación superior y centros científicos con los sectores público, social y privado, especialmente con este último. Este ha sido uno de los propósitos centrales en las políticas de ciencia y tecnología de gobiernos anteriores durante varias décadas, el cual ha fracasado. Podemos suponer que los funcionarios actuales ven ahora signos más alentadores que en el pasado para lograrlo.

Puede decirse que la ciencia ocupa un lugar destacado en el PND que servirá de base para la elaboración de políticas específicas, que de materializarse, pueden conducir a un avance muy significativo en beneficio de México. Aunque lo prudente es seguir de cerca, más que los planes, los resultados.