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Reúne en Espejo retrovisor, publicado por Seix Barral, sus textos más representativos

Juan Villoro recupera 30 años de labor escritural con un ejercicio de perspectiva

El libro incluye su inolvidable crónica-entrevista a Mick Jagger y el cuento Corrección

La memoria, único criterio legítimo para hacer esa selección; qué recordaba con viveza

 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de junio de 2013, p. 5

El autor Juan Villoro (DF, 1956) hace un corte de caja y presenta Espejo retrovisor, libro donde reúne varios de sus textos más representativos escritos a lo largo de 30 años.

Se trata de cuentos y crónicas que, a la manera de los colores que se plasman en un lienzo, conforman un ejercicio de perspectiva, señala el autor.

Ese gran paisaje que llega a las manos de los lectores, explica en entrevista con La Jornada, “tiene muchos campos de profundidad, personajes en primer plano, un valle, quizá en segundo plano un caballo encabritado, y entre las patas, al fondo, una montaña, donde hay un castillo y una figura diminuta que sale de él. Todos los elementos son importantes: desde ese punto donde se fuga la mirada, hasta los personajes a los que se les ven las arrugas.

“Es decir, este libro es un viaje en el tiempo por mi escritura, un ejercicio de perspectiva, pues lo que está al frente (lo reciente), tiene importancia porque existe lo que está en medio y al fondo (lo escrito con anterioridad), por eso ordené los cuentos de los más recientes a los más antiguos, de los personajes a los que se les ven las arrugas, al castillito del principio, donde empezó la fabulación.

Por supuesto, me gustaría que percibieran los colores de mis relatos como cálidos, quizá sin llegar a los colores típicos mexicanos de las pepitorias y las paredes de Luis Barragán, pero sí tonos pasteles.

Cómo decantar las cosas

Espejo retrovisor (publicado por Seix Barral) contiene desde su inolvidable crónica-entrevista con Mick Jagger realizada en 2001, hasta el revelador cuento Corrección, de 1999, sobre las peripecias de un par de compañeros de un taller de cuento, uno escritor en ciernes, el otro, un singular corrector de estilo, así como magistrales relatos inéditos como Confianza.

No sólo se trata de recuperar 30 años de trabajo, que no es poco, sino recoger ciertos textos que no se consiguen porque están en ediciones ya agotadas o que forman parte de libros futuros que me voy a tardar en terminar, detalla Villoro.

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Juan Villoro, en la librería Gandhi de Coyoacán, durante la entrevista con La JornadaFoto María Luisa Severiano

“El compromiso que establecí conmigo mismo fue que el único criterio legítimo para seleccionar el material sería la memoria, no buscar qué textos eran mejores que otros, sino cuáles recordaba con viveza.

Todo autor, cuando se valora a sí mismo, es un poco charlatán, cree tener méritos que no están ahí, pierde la objetividad con respecto a su trabajo o se deprime porque algunos pasajes pudieron estar mejor escritos. Para evitar ese sicodrama personal acudí a la memoria como filtro, para determinar cuáles textos tenían más presencia en mí. La memoria decanta las cosas.

Bob Dylan tiene razón

Durante la recopilación del material, el autor se topó con un Juan Villoro treintañero quien, no obstante, “por momentos me parece muy viejo, porque crecí según la creencia de Bob Dylan de que nunca hay que confiar en alguien mayor de 30 años. Cuando cumplí esa edad, me vi al espejo y pensé:

“‘¡No puede ser, Bob tiene razón, soy un vejestorio en el que no se puede confiar!’ Había estado muy cerca del mundo juvenil, leía a muchos autores vinculados a la juventud como épica, como un valor cultural.

“Entonces, a los 30 di un viejazo sicológico brutal, quise ser un autor más serio, más responsable, prematuramente envejecido, deprimido, melancólico, sintiendo que la vida no tenía sentido.

“Ahora, me dan ganas de darle un coscorrón al Juan de hace tres décadas, de decirle, ¡espabílate!

Años después, quizá he cometido el pecado inverso: mantener una cierta ingenuidad, una inmadurez que a veces no corresponde. Pero el arte vive mucho de hacer eso, un desaprendizaje, y para ello me sirve mucho escribir literatura infantil, o el gusto por el futbol, que es una infancia que me asigno durante 90 minutos en cada partido, aunque a veces, creo, se me pasa la mano y entonces busco volver a hacer cosas más serias.

El libro Espejo retrovisor, de Juan Villoro, será presentado el próximo 20 junio a las 19:30 horas en la Casa Refugio Citlaltépetl (calle Citlaltépel 25, colonia Hipódromo Condesa).