Opinión
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México SA

PND: promesas vs hechos

Calderón, rotundo fracaso

Jelipe y su catarata fiscal

P

or todos es conocido, y padecido, el sonoro fracaso del gobierno que a los mexicanos prometió vivir mejor. En los hechos, lo único que logró Felipe Calderón como inquilino de Los Pinos fue que los habitantes de este país vivieran mucho peor que en tiempos del ahora priísta mariguanero Vicente Fox, quien a su vez consiguió deteriorar aún más el de por sí precario nivel de bienestar heredado por la administración zedillista, y ésta de la salinista, y etcétera, etcétera.

La Cámara de Diputados realizó un interesante ejercicio comparativo entre lo que Calderón prometió en su Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (PND), y lo que en realidad concretó en dicho periodo, con el consabido resultado: fracaso rotundo en prácticamente todos los renglones de la actividad económico-social (sin olvidar los 70 mil muertos), con el consecuente deterioro para la mayoría de los mexicanos.

De dicho ejercicio se toman los siguientes pasajes: el PND calderonista prometió promover las políticas de Estado y generar las condiciones de mercado laboral que incentiven la creación de empleos de alta calidad en el sector formal. En los hechos, se acumuló un déficit de 2 millones 310 mil 222 de empleos formales (sin considerar rezago histórico). Creció el desempleo y la ocupación informal. Por si fuera poco, el ingreso de los trabajadores tampoco mejoró: el promedio real por cabeza alcanzó 5 mil 283 pesos mensuales en el cuarto trimestre de 2012, mientras que en el segundo trimestre de 2007 (su nivel máximo) fue de 6 mil 167 pesos, es decir, que en poco más de cinco años el ingreso mensual promedio de los trabajadores se redujo 14.3 por ciento.

En el sexto y último Informe de Ejecución del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, el texto oficial asegura que con el tal Jelipe en Los Pinos se mostraron avances significativos en todos los ámbitos de la vida nacional (cerró el sexenio con alrededor de 60 millones de mexicanos en pobreza, contra 45 millones al inicio), y en el ámbito económico se observa la consolidación de una economía en crecimiento (el promedio anual de crecimiento en el sexenio fue de 1.86 por ciento, el peor resultado en cinco lustros, desde tiempos de Miguel de la Madrid).

Prometió aumentar el ingreso de los mexicanos y reducir precios, pero en los hechos lo único que aumentó para ellos fue la carga fiscal. Sobre el particular, apunta la Cámara de Diputados: “aunque en el periodo 2007-2012 hubo tres ejercicios en los que no se planteó reforma fiscal por parte de Ejecutivo, en este periodo se dio la creación del IETU, el IDE (a los depósitos en efectivo) y el IEPS aplicable a telecomunicaciones, bebidas energetizantes y juegos con apuestas y sorteos.

No quedó allí la cosa. Incrementó las tasas de diferentes impuestos: ISR de 28 a 30 por ciento, IVA de 15 a 16, de 110 a 160 en el caso del IEPS a tabacos, añadió una cuota fija de 35 centavos por cigarro, el de la cerveza pasó de 25 a 26.5, el de las bebidas alcohólicas de 50 a 53 y el de los juegos con apuestas y sorteos de 20 a 30 por ciento. A pesar de la creación de nuevos impuestos y el aumento de las tasas impositivas los ingresos tributarios no se incrementaron de manera significativa manteniéndose en niveles inferiores a 10 por ciento del PIB.

Durante el periodo 2007-2012, precisa la Cámara de Diputados, el número de contribuyentes se incrementó 69 por ciento, pero no fue suficiente para impactar de forma directa en (el aumento de) la recaudación de ingresos tributarios, siendo que éstos mostraran un crecimiento de 14 por ciento en términos reales en dicho periodo, lo que indica que los contribuyentes no aportaron en la medida de lo esperado a la recaudación o que los (nuevos) contribuyentes incorporados obtuvieron ingresos bajos por lo que no deben pagar impuestos.

México registró importantes retrocesos. Tomando en consideración el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, las condiciones de vida de los mexicanos tampoco registraron mayores avances respecto de los esfuerzos realizados por otras naciones, pues entre 2007 y 2012 México retrocedió una posición en su clasificación mundial. Si bien, el IDH pasó de 0.758 en 2007 a 0.775 en 2012, el país pasó de la posición 60 a la 61 en este periodo y continúa detrás de naciones como Chile (lugar 40), y Argentina (45), al cierre del 2012.

El PND 2007-2012 se propuso como uno de los objetivos potenciar la productividad y la competitividad de la economía mexicana, lo cual se convertiría en un pilar para que al final del sexenio el PIB presentara un crecimiento anual de 5 por ciento y el PIB per cápita se incrementara por lo menos 20 por ciento en el periodo. En los hechos, México cayó en los dos renglones citados, y la economía mexicana aún enfrenta grandes retos; en la última edición del Indice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial nos encontramos rezagados en el ámbito laboral (lugar 102) y en el funcionamiento de las instituciones públicas (lugar 92). Adicionalmente, el país presentó importantes retrocesos entre 2011 y 2012: en preparación tecnológica se perdieron nueve posiciones, para ocupar el lugar 72, y en educación superior y capacitación se retrajo cinco puestos, hasta llegar a la posición 77 en el plano mundial. Y así por el estilo, entre los grandes logros del calderonato.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, sobre GMD: “trabajé en una filial del Grupo Mexicano de Desarrollo, llamada Inplan (1976-1984), donde conocí el hoy llamado outsourcing. En la construcción de los ejes viales (del inefable profesor Carlos Hank González) GMD tuvo trato privilegiado. Por ejemplo, en el eje vial ahora llamado 8 Oriente, el proyecto de Periférico Oriente, la adecuación de pasos elevados en Periférico Poniente y el estudio minas de arena de Constituyentes hasta Observatorio (aparte, la urbanización de Ciudad Renacimiento en Acapulco). Los empleados estuvimos contratados con un simple documento que decía obra determinada, por honorarios; nos explotaban de lo lindo, nunca nos pagaron horas extra, a pesar que llegamos a trabajar tres días seguidos. GMD estaba conformado por 27 o 28 empresas pequeñas que se subcontrataban entre sí, y a su vez subcontrataban obras o fragmentos de ellas; evadían impuestos –sólo los hijos de papi eran contratados con todas las prestaciones–; sabíamos que el patriarca mayor Crescencio Ballesteros era socio de Mexicana de Aviación mucho antes del primer rescate (se les hizo vicio). Podría narrar más detalles, pero sólo para decir que los Ballesteros y su GMD han sido parte de la mafia enquistada en el poder y la corrupción que sigue corroyeno a nuestro paisito”.