Opinión
Ver día anteriorLunes 10 de junio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Desde el Otro Lado

Del gozo al pozo

L

a expectación que despertó la aprobación de la reforma migratoria en la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado pudiera quedar sólo en buenas intenciones. No otra cosa se desprende de las más recientes disputas entre los miembros de esa institución, por sus diferencias sobre las previsiones establecidas en el proyecto de reforma. Los motivos son diversos, pero tal vez el más complicado es nuevamente la exigencia del sector más conservador del Partido Republicano de que previo a la reforma se garantice la impermeabilidad total de la frontera. Se creyó que atendiendo el reclamo de aplicar medidas más drásticas de seguridad a lo largo de toda la frontera y deportando un número sin precedente de migrantes, cambiarían de opinión. No ha sido el caso y han amenazado con boicotear la votación cuando en unos días se discuta en el pleno del Senado.

La preocupación que después de las elecciones pasadas demostró el liderazgo republicano por la avalancha del voto latino en favor de Obama parece haber sido superada, si no es que olvidada. En el Partido Republicano ha ganado terreno la extrema derecha que insiste en una reforma que elimine cualquier concesión a quienes buscan regularizar su situación migratoria. Harán todo lo posible para impedirla si no se satisfacen sus pretensiones. Marco Rubio, senador de origen cubano y uno de los ocho que integraron un grupo bipartidista que trabajó para lograr la reforma, ha endurecido su posición. Junto con el senador texano Cornin pretenden que se capture a 90 por ciento de los indocumentados que traten de cruzar la frontera y aplicar un dispositivo que garantice la vigilancia.

Como se temía, la política local se ha vuelto a atravesar en el camino de la reforma. Representantes y senadores de uno y otro partido preparan su estrategia para las elecciones del próximo año. Para algunos de ellos parte de esa estrategia es demostrar dureza en contra de los migrantes indocumentados mediante la inclusión de exigencias draconianas en la reforma y así ganar el voto de amplios sectores en sus distritos.

El temor de quienes han trabajado para que la reforma sea lo más amplia posible es que existe la posibilidad de que la legislación que se apruebe sea una copia deslavada de la que en principio se pretendió, dejando fuera de sus alcances a millones de inmigrantes que aspiran salir de las sombras mediante la regularización de su situación.