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El general Alexander niega que EU tenga capacidad de intervenir cualquier comunicación

Se frenaron docenas de actos terroristas gracias al espionaje: jefe de inteligencia

Crece el debate sobre el respeto a los derechos fundamentales de privacidad y libre expresión

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Imagen de un sitio de Internet que apoya a Edward Snowden, el ex empleado de la CIA que reveló los programas secretos de espionaje estadunidenseFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 13 de junio de 2013, p. 23

Nueva York, 12 de junio.

La Agencia de Seguridad Nacional defendió hoy sus programas secretos recién revelados, al afirmar que habían sido claves para frenar docenas de atentados terroristas, mientras legisladores tienen más preguntas que respuestas sobre estos programas, y el debate que detonó la revelación de la vigilancia masiva continuó provocando un cuestionamiento a las políticas de seguridad nacional del gobierno de Barack Obama.

El general Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), ante una audiencia en el Senado, comentó que los dos programas secretos –uno que recauda los registros de llamadas de millones de personas, y el otro que interviene comunicaciones cibernéticas– han ayudado a prevenir docenas de actos terroristas aquí (en Estados Unidos) y en el extranjero, y citó un par de ejemplos, incluido un complot para atacar el metro de Nueva York y otro en el extranjero, en que estos programas ayudaron a evitar los atentados. Prometió divulgar más datos sobre los éxitos de estos programas, y afirmó: quiero que el pueblo estadunidense sepa que estamos siendo transparentes aquí.

La senadora Susan Collins le preguntó si es cierto lo que dijo Edward Snowden, el ex empleado de la NSA que reveló los programas, respecto de si tenían la capacidad de intervenir virtualmente cualquier comunicación telefónica o de correo electrónico, a lo que el general respondió: es falso.

Cuando el senador Jeff Merkley le preguntó a Alexander sobre cómo fue que la NSA realizó la transición para recaudar todos los registros de teléfonos, todo el tiempo, a través de todo Estados Unidos, incluido su propio teléfono (mostrándolo ante la audiencia), el general respondió que eso lo platicaría en una sesión cerrada.

A la vez, confirmó que Snowden fue un administrador de sistemas con acceso a partes claves de la red y que tendrían que evaluar, dado lo ocurrido, dónde cometimos un error. El resto de la audiencia se realizó en sesión cerrada (para hablar de los secretos).

Por otro lado, fuentes de inteligencia informaron que la CIA y la oficina del Director de Inteligencia Nacional han abierto investigaciones para determinar en qué estaba trabajando Snowden y evaluar los daños después de sus revelaciones, reportó el Washington Post.

La controversia sigue generando problemas para la Casa Blanca, tanto dentro como fuera del país. Hoy, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, envió una carta al procurador General de Estados Unidos, Eric Holder, con siete preguntas detalladas sobre los programas de espionaje de comunicaciones.

La credibilidad de los jefes de inteligencia, como el general Alexander, y de la Casa Blanca, han sufrido un deterioro mayor al pasar los días desde que estalló un debate sobre los alcances de la vigilancia secreta del gobierno y el respeto a los derechos fundamentales de privacidad y libre expresión.

Desde el gobierno de George W. Bush y hasta la semana pasada, altos funcionarios habían negado una y otra vez que los programas de vigilancia de comunicaciones por teléfono o cibernéticas recaudaran información de los estadunidenses. Fue hasta el viernes pasado, cuando Obama comentó sobre la existencia de tales programas, que un presidente reconoció públicamente la existencia del espionaje electrónico a sus ciudadanos.

De hecho, algunas de las reformas establecidas en leyes federales hoy día para limitar operaciones de espionaje doméstico y que obligan al Ejecutivo a someterse a la supervisión legislativa, como actuar con autorización judicial, son resultado de revelaciones en los años 60 y 70 de programas de espionaje secretos contra ciudadanos. Christopher Pyle, quien en 1970 divulgó el espionaje de los militares estadunidenses sobre los movimientos de derechos civiles y antiguerra, y que fue asesor de tres comités legislativos que investigaron estos asuntos, escribió recientemente para el Institute for Public Accuracy: esta no es la primera ocasión en que los estadunidenses se han enterado de que sus agencias de inteligencia están fuera de control. Recordó que comités legislativos descubrieron que la NSA tenía una enorme lista de personas bajo vigilancia que participaban en los movimientos de derechos civiles y contra la guerra, que la FBI puso micrófonos en los cuartos de hotel de Martin Luther King, que la CIA intentó contratar a la Mafia para asesinar a Fidel Castro, que el presidente Nixon intentó destruir a Daniel Ellsberg por filtrar los Papeles del Pentágono, entre otros ejemplos.

La junta editorial del New York Times publicó otra crítica más al gobierno de Obama el martes sobre este asunto, en la cual comentó que al crecer el aparato de vigilancia federal, los más altos funcionarios trabajaron para pretender que no existía. Ahora que los estadunidenses se están enterando de lo que verdaderamente se hace detrás de puertas cerradas, muchos funcionarios afirman que están muy dispuestos a hablar de todo esto, incluidos el presidente Barack Obama y la senadora Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia. Pero los editores del Times señalan que “es un poco difícil tomar en serio este nuevo interés en la apertura, no sólo por la hipocresía ahí, sino porque ningún oficial parece querer hacer más que hablar de ser más abierto.

Las críticas al gobierno

Es hora de que el público obtenga respuestas a algunas preguntas básicas, desde cómo se recauda y procesa toda esta información y sobre quién, y por cuánto tiempo, agrega el editorial. Indica que una respuesta del gobierno que de verdad busque la transparencia tiene que ir más allá de simplemente asegurar que se puede confiar en el gobierno. El público necesita explicaciones sobre cómo una comunidad de inteligencia que se ha sobre extendido empujó esa confianza al precipicio.

Amy Davidson, de The New Yorker, escribió esta semana que Snowden “es la razón por la cual nuestro país, en la última semana, ha sostenido una conversación sobre privacidad y los límites de la vigilancia doméstica. Eso ya estaba retrasado, y uno desearía que hubiera sido instado por una autoevaluación del gobierno de Obama o una verdadera supervisión del Congreso. Pero ambos fallaron, y vino en la forma de Snowden entregando documentos altamente clasificados –muchos– a periodistas”. Ahora, concluye, la pregunta es: ¿Estamos listos para hablar de nuestros secretos?

Y ante todo esto, la famosa novela de George Orwell, 1984, ha registrado un dramático incremento en ventas en Amazon de entre 200 y 300 por ciento en los últimos días, con una edición en particular registrando un incremento de 5000 por ciento en ventas. Parte de esto podría ser resultado de una campaña que pide que la gente comprar uno para enviarlo a sus representantes políticos en Washington.