Opinión
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El despertar

La reforma del DF... ¿va?

H

an de saber que en el antiguo y penumbroso Palacio del Ayuntamiento se reúnen unos conspiradores. Están capitaneados por PML, un hombre madurito ya, pero de espíritu juvenil. Parece que asesoran al jefe de Gobierno para lograr la reforma política del DF. De seguro los rodean los fantasmas de quienes intentaron, sin conseguirlo, durante 190 años, dotar de una Constitución a esta nobilísima y lealísima capital.

Los conspiradores reconocen que gran parte del camino está ya andado. En 1996 la ciudad conquistó la potestad de elegir a sus autoridades. Los tres gobiernos electos han hecho un buen trabajo: se han ampliado las prerrogativas sociales y las libertades públicas. Aún está pendiente la completa emancipación del DF. Sujeta a una indignante y peligrosa tutela de la que se sirvió Vicente Fox para golpear a la ciudad con la peregrina intención de torpedear la candidatura de AMLO. Quizás Fox será recordado más por sus declaraciones extravagantes que como traidor y pésimo presidente que fue. Lo espera el basurero de la historia.

Varios proyectos de reforma se han hundido. En 2001 todos los partidos convinieron la reforma definitiva que ganó abrumador apoyo en la Asamblea Legislativa del DF y en la Cámara de Diputados. Pero en el Senado la enviaron a la congeladora. En 2010 se presentó un buen proyecto y pareció tener acuerdo sólido. Pero volvieron a frenarla. Hoy está esperando su dictamen. En las otras ocasiones el obstáculo fue el PRI. Pero ahora parece que hay interés de allanar el camino para que la ciudad de México tenga su propia constitución. Los conspiradores saludan este consenso, que es esencial para que este enorme logro colectivo pueda concretarse.

El consenso puede ponerse a prueba: el proyecto de 2010 (quizás con algunas modificaciones a las que se refiere Arnaldo Córdova en un artículo que aparece hoy en este mismo medio) debe ser aprobado. Así se cumplirá la primera etapa del proceso con la modificación del artículo 122, que aún restringe la autonomía de la ciudad. Se abriría de par en par la posibilidad a un constituyente de la capital. Los conspiradores han decido exhortar (solemne y respetuosamente) a los legisladores federales para que: a) se reconozca a la ciudad de México no sólo su carácter de capital del país sino como una entidad de plena autonomía de las atribuciones y prohibiciones que tienen las demás entidades. B) Definir las relaciones entre los poderes nacionales y locales. Eliminado el obstáculo del 122 se convocaría a una asamblea constituyente para que elabore el proyecto de carta magna, la que podría ser aprobada por un plebiscito. Esta constitución y el proceso de promulgación servirían como un hecho político y jurídico muy importante para la evolución democrática de México.