Opinión
Ver día anteriorSábado 22 de junio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los de abajo

Abuso en Huehuetoca

P

ara ellos no hay tregua. Cada minuto, desde que salen de su casa en algún poblado de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y, por supuesto, de alguna comunidad o barrio de México, se juegan la vida. Su muerte o desaparición ya ni siquiera es noticia, a menos que sea tan escandalosa que no pueda callarse, o en un número difícil de ocultar: 72 asesinados de un jalón, por ejemplo.

La búsqueda del sueño americano lo puede todo. Lo pesado es recorrer México; ya allá es otra cosa, dicen o, mejor dicho, imaginan. Desde la frontera sureña de Chiapas hasta la primera línea que define el paso a Estados Unidos, los peligros que enfrentan los migrantes no ceden. Los discursos de buenas intenciones y las leyes no los alcanzan. Y por eso, de tanto en tanto, una luz se atraviesa en su camino en forma de albergue o comedor, un refugio en el que depositan el cansancio y llevan algo de comer a la boca, pero de un tiempo para acá ni en esos lugares están seguros.

La semana pasada, a la mitad del camino, en la estación de tren de Huehuetoca, estado de México, fueron nuevamente violentados. En esta ocasión no fueron miembros del crimen organizado ni vecinos molestos por su presencia, sino un operativo de cuatro patrullas conformado por agentes del Instituto Nacional de Migración y policías de la guardia municipal y del estado de México, quienes entraron al comedor para migrantes San José Huehuetoca y, pasando por alto las leyes que los protegen en los albergues, procedieron contra ellos. Este comedor se fortaleció justo cuando comenzaron las agresiones en el albergue de Lechería, la estación de tren contigua. En el lugar todos los días reciben no sólo alimentos, sino compañía, una mano amiga que les dice que no están solos.

El comunicado del colectivo Ustedes Somos Nosotros advierte que la redada se llevó a cabo en el exterior del comedor, pero los agentes municipales golpearon la puerta con violencia y entraron también a las instalaciones, de donde se llevaron por la fuerza a por lo menos tres migrantes más (al menos otros 30 fueron detenidos en las inmediaciones). Afuera, la escena era demoledora: agentes cazaban migrantes que corrían por las vías del tren y por las calles de Huehuetoca para mantenerse a salvo. Algunos lograron escapar, otros no corrieron con suerte y fueron golpeados y detenidos.

El artículo 76 de la Ley de Migración fue violado, sin que hasta ahora se haya hecho algo contra las autoridades que lo hicieron. El instituto no podrá realizar visitas de verificación en los lugares donde se encuentren migrantes albergados por organizaciones de la sociedad civil o personas que realicen actos humanitarios, de asistencia o de protección a los migrantes, dice la ley quebrantada. A todos corresponde hacerla cumplir.