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Desarrolla IIS modelo de intervención

Está roto el vínculo entre los jóvenes y la institucionalidad
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En las calles sin pavimento, en los barrios, ahí donde nadie arriesga nada, es donde apostamos que hay que intervenir y rescatar la identidad cultural de los jóvenes para alejarlos de la violencia, dice el sociólogo Héctor Castillo Berthier. Imagen de archivoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de julio de 2013, p. 17

Existe una ruptura entre los jóvenes del país y la institucionalidad, advierte el investigador Héctor Castillo Berthier, titular de la Unidad de Estudios sobre la Juventud del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), de la UNAM, y creador del Modelo Universitario de Intervención Social con Jóvenes en Situación de Violencia, el cual se ha aplicado en México y Brasil y ahora buscará integrarse al Programa Nacional de Prevención de la Violencia.

La escuela dejó de ser un mecanismo de ascenso social, el empleo se ha reducido y ha crecido la informalidad, la familia se ha desdibujado y se ha incrementado la cifra de madres solteras, además de que los valores se aprenden en otros lugares y no convencionalmente en el hogar: en la esquina, en el barrio y con la banda, argumenta –según información de la UNAM– este sociólogo con más de dos décadas de experiencia en el tema.

Autor del libro próximo a salir Jóvenes y violencia, ¿qué hacer con ellos?, además de músico de rock y promotor social y cultural en la radio y en proyectos como el Centro de Arte y Cultura Circo Volador –creado en 1998 en un viejo cine de la calzada de la Viga–, Castillo Berthier comparte de manera simplificada su modelo de intervención con jóvenes: Acercarnos a ellos, darles voz, buscar con la investigación social aplicada su reinserción y desestigmatizarlos.

Explica que se trata de un trabajo de investigación que surge de las coladeras, de las calles sin pavimento, los barrios. Es ahí, donde nadie arriesga nada, donde apostamos que hay que invertir. Es en esos lugares donde hay que rescatar las identidades culturales y, a través de ello, transformarlas en modelos de intervención. El problema fundamental de este sector de la población, dice, es la profunda desigualdad social y la marginalidad, de las que se desprenden otras causas.

El modelo de sociología aplicada trabaja con respaldo académico desde 2005, cuando fue abierta la Unidad de Estudios sobre la Juventud, y se halla en revisión metodológica con diferentes propuestas similares para integrarse a lo que será el Programa Nacional de Prevención de la Violencia, del gobierno federal.

Castillo recuerda que comenzó a ponerse en práctica en la ciudad de México y después, en 2012, se desarrolló en varias urbes del país, además de tres ciudades de Brasil.

Hasta el momento, abunda, se ha trabajado en Culiacán, San Luis Potosí y Monterrey, y después hubo un contrato de dos años para ir a Brasil, con el Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía. El año pasado se aplicó en 12 ciudades, como Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez, Tapachula, Querétaro, de nuevo San Luis Potosí, la delegación Iztapalapa y el municipio de Chalco.

Este año entramos en contacto con la Subsecretaría de Prevención y Atención Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, en búsqueda de una estrategia para incidir en el corto plazo (tres años) en 250 urbes con los mayores índices de violencia, adelanta.