Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 7 de julio de 2013 Num: 957

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Una especie de
resistencia cultural

Paulina Tercero entrevista
con Enrique Serna

Nuno Judice, Premio
Reina Sofía 2013

Enrique Florescano
entre libros

Lorenzo Meyer

Homenaje a
Enrique Florescano

Javier Garciadiego

Los narradores
ante el público

José María Espinasa

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Rodolfo Alonso
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Alonso Arreola
@LabAlonso

Cinco pendientes y un baterista

Algo que nos da gusto –y que nos causa angustia– es la cantidad de discos que llegan a nuestra casa, provenientes de muy diversos y generosos músicos. Apilados a un lado de la computadora que recibe estas palabras, todos esperan el momento de vivir en el aire y convertirse en ideas –siempre torpes– que los acerquen a posibles melómanos. Hay de todo. Bandas de rock indepediente, proyectos de música mexicana, de jazz experimental y clásico, de electrónica y contemporánea. Desde ya les agradecemos a quienes nos eligen para amplificar su creatividad, y nos disculpamos con aquellos que no oirán nuestro eco. Es imposible lograrlo con todos. Dicho esto, aquí seis recomendaciones, buenas para la curiosidad dominical.

Soñé que dormía, de Alfredo Sánchez. Miembro de El Personal, banda señera del rock tapatío, este tecladista, guitarrista y compositor es de los que dan pasos espaciados, pero seguros. Quince temas componen un álbum en el que se da el lujo de invitar a la “crema y nata” de la tierra donde vive (colegas de La Cuca, Volcán, Troker y solistas como Sara Valenzuela y Helena San, su hija), quienes nutren un discurso diáfano cuyas obvias influencias (Beatles, Dylan, entre muchos más) no hacen sino facilitar la degustación de su inteligente y bien medida lírica: “Envidio secretamente tu elocuencia/ Quisiera tener tu chispa para hablar/ Anhelo medianamente la sapiencia/ De poner cada palabra en su lugar.” Disfrutable por donde se le agarre, valioso por donde se le juzgue. Y más con un tequila.

Hermandad, Cabezas de Cera. Banda emblemática del progresivo mexicano, la de los hermanos Sotelo sigue en pie tras su cambio de alineación, lo que ocasionó una nueva tímbrica y postura estética. Hoy Francisco y Mauricio se concentran a fondo en sus especialidades: instrumentos de cuerda y percusión (casi todos hechos de metal), así como el Chapman Stick. Mucha improvisación y creación de texturas, pero con gran manejo dinámico, polirritmias de perfil afro y escalas que coquetean con India y el Lejano Oriente. En general posee un lenguaje ecuménico y alborozado, aunque de pronto se afecte con curiosos caprichos distorsionados. Como siempre: gran imaginería, buena interpretación y un muy original empaque. Para escucharse comiendo curry.


Gustavo Cortiñas

Chocolate Smoke Gang, csg. Proyecto creado por el contrabajista Carlos Torreón Maldonado (también miembro de Los Dorados), lo aplaudimos por tres conceptos que fundan su discurso: a) una dotación instrumental de “doble grupo simultáneo” (dos baterías y dos bajos más piano, viola, clarinete y sax tenor); b) su apuesta por una improvisación libre que nace y aterriza en marcos bien acotados y c) la calidad de sus melodías e interpretaciones grabadas en vivo. Un ejercicio de alto compromiso artístico y harta planeación logística que nutre de manera especial a nuestro jazz. Funciona contra unos churros (claro que de azúcar).

Volcán, Volcán. Este es unos de los grupos más contundentes no sólo del rock guadalajareño, sino de México. Se trata de una erupción clásica a dos guitarras, bajo y batería coronada por una de nuestras mejores voces (Ugo Rodríguez). Bastan los dos minutos cincuenta y cuatro segundos de “Trampa”, su pieza inaugural, para asentir con la cabeza, arquear las cejas y hundirse en una satisfacción continua. Como reza su letra: “Trampa de atracción, certero el aguijón” de este debut con doce canciones filosas, enojadas… y con queso.

Vikorg, Señor Loop. Banda panameña, Señor Loop es epítome de lo cool. No es gratuito que crezca en el continente. Funky, latina, sabrosa, toma lo más efectivo de géneros disímbolos para lograr un coctel por el que sus invitados –lectora, lector– le darán las gracias en una reunión. No hay pierde: bailarán, cantarán, escucharán, gozarán... Eso sí, por momentos su hacer le parecerá demasiado ligero, pero eso también se agradece cuando va saliendo o muriendo el sol, ¿cierto?

Finalmente, llamó nuestra atención el mensaje que Gustavo Cortiñas estableció vía correo electrónico. Es un baterista mexicano avecindado en Chicago, ciudad en donde estudia una maestría y a la que llegó tras terminar la licenciatura de jazz en Nueva Orleáns, que durante julio se presentará dieciocho veces en muy diferentes espacios de Ciudad de México y Chiapas. De El Convite (viernes 5) y el Film Club Café (domingo 7) al Festival Espontáneo de San Cristóbal de las Casas (jueves 18), pasando por el Centro Cultural España (miércoles 10) y el Zinco Jazz Club (sábado 13), son múltiples las oportunidades para escuchar a un coterráneo del que nos podemos enorgullecer. Viene presentando su primer disco como solista, Snapshot, en el que graban ejecutantes notables de la escena estadunidense. Para que se anime a coincidir con él, puede escuchar su obra en www.gustavocortinasmusic.com.

Buen domingo, buena semana.