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La SMB Rural cuenta con 38 mil socios y tiene 13 sucursales en Hidalgo,Puebla y Oaxaca

Primera sociedad financiera comunitaria logra autorización de la CNBV para operar

Ofrece servicios de ahorro, crédito y pagos de remesas; incursiona en recargas de teléfonos

 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de julio de 2013, p. 18

A 12 años de romper el paradigma de que las personas pobres del medio rural, particularmente los indígenas, no ahorran ni pagan, la Sociedad Financiera Comunitaria SMB Rural (Sofinco) –que cuenta con 38 mil socios habitantes de mil 300 comunidades localizadas en 240 municipios, la mayoría de alta marginación– obtuvo la autorización de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para realizar algunas operaciones similares a la banca comercial.

Es la primera Sofinco que recibe el citado reconocimiento, por lo que cada uno de sus clientes cuenta con el fondo de protección (25 mil udis –unidades de inversión– equivalentes a 124 mil pesos), como lo estipula la Ley de Ahorro y Crédito Popular.

La SMB Rural cuenta con 13 sucursales distribuidas en Huejutla, estado de Hidalgo; Zacatlán, Puebla, y Miahuatlán de Porfirio Díaz, en Oaxaca, tiene 93 millones de pesos en activos, 75 millones en cartera colocada y un ahorro captado de 72 millones de pesos, ofrece servicios de ahorro, crédito, microseguros, pagos de remesas y está incursionando en el pago de antena satelital para televisión y recargas de teléfono celular.

La SMB afirma que su objetivo es alentar la cultura del ahorro entre los niños, y actualmente 3 mil participan en la institución rural. El 60 por ciento de los socios de la Sofinco son mujeres y del total de sus integrantes, 45 por ciento son indígenas.

En el país, los poco más de 12 millones de habitantes de las zonas rurales marginadas no tienen acceso a servicios financieros.

Victoriano Gabriel, Urbino Martínez y Ofelia Cortés, fundadores de los microbancos en zonas indígenas de Oaxaca, Puebla e Hidalgo, respectivamente, comentaron que empezaron con ahorros de entre 20 y 100 pesos semanales y solicitaron créditos de 5 a 10 mil pesos para fortalecer sus micronegocios y respaldar los estudios de sus hijos.

Crecimiento económico

En las oficinas de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social –impulsora de los microbancos en el país– los fundadores hablaron del cambio en las comunidades, aisladas y marginadas.

Victoriano Gabriel apuntó que con la apertura de la banca comunitaria rural en Miahuatlán de Porfirio Díaz, los cafeticultores de los pueblos de los Loxichas-Candelaria, San Agustín, Santa Catarina, San Baltazar San Bartolomé, en la sierra sur de Oaxaca, tuvieron la oportunidad de crecer económicamente.

“Al inicio no captábamos mucho ahorro; crecimos poco a poco y nos extendimos a la Mixteca; de 2002 a 2006, el capital pasó de dos a 14 millones de pesos con 4 mil socios.

La red de microbancos de Oaxaca cuenta con más de 10 mil socios; el ahorro en promedio es de tres mil pesos mensuales y el crédito es de siete mil pesos a una tasa promedio de 2.7 por ciento, refirió.

Más de 5 mil afiliados en la Huasteca

Ofelia Cortés mencionó que en la Huasteca hidalguense se había perdido el hábito del ahorro, pero ahora la gente comprende su importancia. Allí, pasó de 800 a 5 mil 600 socios y crearon cuatro microbancos en siete años, y la mayoría de los participantes son campesinos con tierra de temporal.

Estoy orgullosa de mi esfuerzo, ayudé a mis tres hijos a estudiar y mejoré mi casa. No tengo un capital grande, sólo un pequeño puesto en donde vendo ropa.

En los microbancos, los pobres podemos pedir crédito y pagarlo, expuso Urbino Martínez, quien después de tres de años de participación es presidente de la pequeña institución localizada en Zacatlán, Puebla.