Opinión
Ver día anteriorViernes 12 de julio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Pincelada modernizadora

Pemex subasta oro negro

Chicontepec y los de siempre

P

or si alguien tuviera dudas sobre cómo y para quién se modernizará el sector petrolero (aún) nacional, Pemex tuvo a bien exhibir otra pincelada sobre el proyecto privatizador que nada privatiza (Peña Nieto dixit, y jilgueros que lo acompañan). Ayer, vía los calderonistas contratos integrales de exploración y producción, la paraestatal realizó su tercera subasta de bloques en Chicontepec (seis para ser preciso, pero sólo colocó la mitad).

Don Jesús Silva Herzog (el original) calificó de vampiros a los consorcios petroleros trasnacionales que chuparon el oro negro mexicano hasta el 18 de marzo de 1938. Y la analogía por él utilizada fue exacta no sólo porque ejemplificaba la libertad con la que dichas empresas se movían y succionaban sin control alguno todo el petróleo del subsuelo nacional, sino por las severas condiciones de anemia en las que dejaban a su víctima, caso concreto de México, su economía y su soberanía.

Pues bien, de tiempo atrás los vampiros regresaron al país (disfrazados de asesores, tecnólogos y demás cuentos) por decisión de los modernizadores que desde hace tres décadas, y con distintas caretas, se instalaron en Los Pinos, quienes silenciosamente fueron abriendo brecha para concretar su proyecto privatizador. Sin duda, los más escandalosos fueron los de la decena trágica blanquiazul, Vicente Fox (contratos de servicios múltiples) y Felipe Calderón (contratos integrales de exploración y producción).

Pero faltaba la cereza del pastel, y para colocarla llegó el nuevo PRI, que se apresta a dar el último toque modernizador a la industria petrolera (aún) nacional. Y como parte del numerito, acelera las subastas de bloques productivos en Chicontepec, zona en la que –según la propaganda de Pemex– se concentra 40 por ciento de las reservas de México (podría tratarse de la reserva de pobres, pero no: se refiere a las petroleras), todas ellas servidas en bandeja de oro a las trasnacionales que vienen a ayudar al desarrollo del país. En vía de mientras, los tres consorcios ganadores se quedarán con una rebanada (reservas totales posibles) de 3 mil 195 millones de barriles de petróleo crudo, que significan 15 por ciento de las reservas totales de la zona referida.

¿Y quién se quedó con los tres bloques que Pemex logró subastar? ¡Sorpresa!: la siempre transparente y ética Halliburton (¡Salud!, George W. y Dick); Operadora de Campos DWF, subsidiaria del Grupo Diavaz (del que Protego –léase Pedro Aspe, maestro de Luis Videgaray– posee 20 por ciento de las acciones), y atrás de él la canadiense TransAlta Corporation y la trasnacional estadunidense Petrolite Corporation, con operaciones en medio planeta. Estos tres corporativos son, a juicio de Pemex, los que resultaron ganadores por ofrecer las mejores condiciones económicas, considerando la tarifa por barril y el factor de inversión. ¿Cuánto? Quién sabe, porque la paraestatal actúa como si fuera empresa privada y se reservó la información respectiva.

Los citados ganaron la subasta de tres de los seis bloques. ¿Qué pasó con la otra mitad? “Un área fue recalendarizada para ser subastada el próximo lunes (ante el interés de Schlumberger y Halliburton), en tanto otros dos bloques fueron declarados desiertos por no existir ofertas. Un total de 16 empresas precalificaron para esta última fase en la que presentaron de manera abierta su propuesta económica para cada bloque, proceso en el que prevalecieron las cartas de disculpa por no presentar ofertas, principalmente en las grandes empresas petroleras y de servicios como Repsol, Schlumberger y Halliburton” (La Jornada, Israel Rodríguez; las cursivas son mías, y es menester hacerlo, porque en los contratos de servicios múltiples para la Cuenca de Burgos procedieron exactamente igual; todo sea por el show de las licitaciones).

Todas las trasnacionales citadas llevan años pegadas a la ubre de Pemex, siempre prometiendo maravillosos resultados productivos para el país, pero ahora la versión oficial insiste en que sin su participación, a corto plazo México podría convertirse en importador neto de oro negro. ¿En qué quedamos? De Repsol, la petrolera española sin petróleo propio, se conocen sus tradicionales cochineros y sucias maniobras (con la decidida ayuda de funcionarios mexicanos, obvio es) y de Halliburton qué decir. Pero aquí, sin ser el único, sobresale el caso de Schlumberger, pues en todo esto ha sido, es, juez y parte como copropietaria de la Compañía Mexicana de Exploración (Comesa, originalmente 100 por ciento del Estado), ente público modernizado durante el zedillato (10 de noviembre de 1999), con la resultante de que esta trasnacional se quedó con 40 por ciento de la propiedad y Pemex mantiene el 60 por ciento restante.

¿A qué se dedica Comesa? Pues bien, entre otras cosas a “toda clase de trabajos de exploración geofísica, geológica, fotogeológica, de radioactividad y de topografía… la perforación de toda clase de pozos ya sea de petróleo, agua, minerales o para la exploración geológica”, es decir, a todo lo que oficialmente Pemex debe conocer, considerar y mantener en secreto desde mucho antes de entregar contratos y bloques a los supuestos licitantes. Entonces, qué casualidad: en modernizaciones pasadas, con Fox y sus contratos de servicios múltiples, esta trasnacional ganó bloques gasíferos en la Cuenca de Burgos; con Calderón y sus contratos integrales de exploración y producción, también. Y hoy el país importa más gas que nunca.

Comesa fue fundada en 1968, con Jesús Reyes Heroles (el original) en la dirección general de Pemex, es decir, por quien dio por concluido el saqueo alemanista por medio de los contratos de riesgo en la industria petrolera (aún) nacional, es decir, los mismos contratos que con otros nombres revivieron el par de inenarrables gobiernos panistas.

Los consorcios citados, desde luego, no son los únicos vampiros interesados en esto de la modernización que nada privatiza. Entonces, paciencia, que la fiesta apenas comienza.

Las rebanadas del pastel

Y justo ahora que lloverá dinero con la “modernización petrolera, Pemex decide endeudarse más de lo que ya está. En esta ocasión el crédito solicitado llegó a un monto histórico: 3 mil millones de dólares, que igual alcanzan para pagarle a OHL (otra trasnacional española consentida por el inquilino de Los Pinos y el ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard), la cual anunció que participará en la construcción de una planta de hidrógeno y la terminación de un gasoducto en la refinería de Cadereyta, Nuevo León, para Pemex Refinación.

Twitter: @cafevega