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Bajo la Lupa

Pemex: falsedad de la ausencia de dinero y la trampa de la tecnología madura

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Vista de la refinería de Tula, Hidalgo, en imagen de archivoFoto Alfredo Domínguez
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a reforma Peña/Videgaray/Aspe abreva del polémico documento Un nuevo comienzo para el petróleo mexicano (noviembre de 2012) –que dirigió sin rubor el estadunidense Duncan Wood, director del Instituto México (sic) del Centro Woodrow Wilson (WWC), en colaboración con el genuflexo ITAM– y aboga por la privatización foránea (sic) de las aguas profundas y el shale gas (gas esquisto) propiedad de Pemex, quien pasaría a la irrelevancia (ver Bajo la Lupa, 30/6/13, 3/7/13, 7/7/13 y 10/7/13).

El defecto letal del documento WWC/ITAM, con padrinazgo conceptual estadunidense, favorece la geoestrategia de Estados Unidos y aniquila la de México, confinado al perímetro de seguridad bajo control del Comando Norte/CiberCom/Prisma (espionaje orwelliano de NSA) con su actualizado muro transfronterizo de la ignominia.

Por decencia omito citar los 17 nombres entreguistas/pactistas que manejan como revolucionario el desmantelamiento de Pemex.

La obsesión entreguista/pactista se basa en dos puntos nodales: 1) falta de dinero (falso) y; 2) carencia de tecnología (trampa mortal, porque es alquilable o aprendible en el corto plazo).

Expoforo Pemex, julio 2012 (http://www.ri.pemex.com/files/content/ Expo%20PEMEX%20120730.pdf), arroja impactantes datos positivos poco conocidos por la opinión pública debido a la desinformación de los multimedia y los gobiernos neoliberales del PAN y ahora del PRI (con el sector entreguista/pactista del PRD), que alientan la enajenación de Pemex.

Mas allá de que Pemex constituya la decimotercera (¡supersic!) empresa entre las 15 principales de América por ingresos (¡la estatal Petrobras es la sexta!), destaca que sea una de las empresas petroleras más rentables del mundo cuando se recurre a la medición EBITDA (por sus siglas en inglés: ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización), que ostenta una buena estructura de costos y eficiencia operativa.

Cuando se mide la proporción ventas/EBITDA, Pemex supera a las cuatro anglosajonas (ExxonMobil/ Chevron/Shell /BP), a la noruega Statoil y a Petrobras.

Pemex lidera (1.4), seguido por Statoil (2.5), Petrobras (4.0), Chevron (4.6), ExxonMobil (6.2) Shell (8.4) y BP (9.6).

Las cuatro petroleras anglosajonas de marras han sido destapadas como candidatas a llevarse las mayores reservas de México (en sus aguas profundas) y cuya gracia es contar tanto con el apalancamiento ( leverage) financierista de la omnipotente banca de inversiones de Wall Street (ver Bajo la Lupa, 10/7/13) como con una tecnología madura de la que carece Pemex por ahora (debido a su desmantelamiento neoliberal deliberado, que busca su gradual asfixia para rematarlo), pero que se puede alquilar o aprender en dos años (no es tecnología de punta como la nanotecnología).

El EBITDA de Pemex es superior al EBITDA total (¡supersic!) de todas las medievales empresas privadas juntas (incluyendo Televisa) listadas en la bolsa, las cuales, por cierto, son muy mediocres en investigación y desarrollo (I&D).

En la clasificación de las principales 500 empresas globales de Fortune (2013), medible por ingresos, solamente aparecen tres mexicanas: dos estatales –Pemex y la CFE (pese a su desmantelamiento neoliberal)– y la privada América Movil, lo cual exhibe alarmantemente la mediocridad parasitaria de las medievales empresas privadas mexicanas.

Ingresos y ranking, según Fortune 2013: Pemex 125 mil 200 millones de dólares (lugar 36); América Movil 58 mil 900 millones de dólares (lugar 158) y CFE 23 mil 600 millones de dólares (lugar 491).

Pemex ingresa el doble que América Movil, más de cinco veces que CFE, y más que las dos últimas juntas.

El verdadero lastre de Pemex es la Secretaría de Hacienda y su modelo neoliberal, que decapita 67.4 por ciento (la mayor de la Vía Láctea) como carga fiscal a su renta petrolera, en contraste con Venezuela (39.9 por ciento), Noruega (19 por ciento) y Colombia (11 por ciento).

Se deduce la imperativa primera solución integral perentoria: quitarle a la Secretaría de Hacienda el manejo discrecional de Pemex: un golpe de timón de implicaciones estratégicas.

De facto, la Secretaría de Hacienda, mediante los excedentes petroleros, subsidia el disfuncional modelo neoliberal de las medievales empresas privadas mexicanas, muchas de las cuales cuando llegan a pagar impuestos luego son indultadas por el selectivo fisco (caso del oligopolio Televisa).

La postura de la Secretaría de Hacienda es teológica: todo lo estatal no sirve (aunque 40 por ciento del presupuesto provenga de Pemex), ergo hay que desmantelarlo para entregáserlo a las privadas; mientras que todo lo neoliberal es sublime (aunque no corresponda con los hechos: decadencia trágica del Grupo Monterrey, pese a todas las facilidades transexenales).

Si Pemex fuera menos castigada fiscalmente, como los casos de Noruega y Colombia (paradigma del México neoliberal en seguridad), se tendrían grosso modo excedentes anuales entre 80 mil y 100 mil millones de dólares. Aun exagerando sus pasivos (fondos de pensiones del sindicato en manos del PRI y los adeudos alocados del PAN: v. gr. compra del 10 por ciento de la española Repsol), Pemex tendría excedentes suficientes para cubrir la explotación en aguas profundas, mientras alquila o aprende en sólo dos años su tecnología madura.

Aceptando que faltara dinero, se puede usar parte de las reservas del Banco de México (166 mil 377 millones de dólares), que superan a las de Estados Unidos, y/o invertir parte de los fondos de pensiones (Afores) de 120 mil millones de dólares, que, por cierto, se multiplicarán en cuatro años a 386 mil millones de dólares. Dinero es lo que sobra.

Consar permite el empleo de directores extranjeros (¡supersic!) para manejar 50 mil millones de dólares en un banco custodio ( Financial Times, 22/6/13) e invierte su 11 por ciento en Estados Unidos (sic).

Sin contar la ingeniería financiera nacional para atraer capitales (que harían cola), pero sin perder propiedad ni control.

Es anómalamente aberrante que Consar no invierta 50 mil millones de dólares de los ahorros (secuestrados malignamente por el modelo neoliberal) de los empleados (¡ojo!), en manos de 12 operadores (muchos extranjeros), para la explotación nacional de las aguas profundas, mientras se despierta de su letargo a Banobras, que no cumple con su misión primaria, como BNDES en Brasil, que realizó la mayor oferta púbica inicial (IPO, por sus siglas en inglés) para Petrobras.

El desprecio neoliberal por la tecnología mexicana es demencial, como demostró el doctor Jaime Aboites en un reciente seminario del Centro de Ciencias de la Transición/Centro de Estudios Geoestratégicos de la UAM Xochimilco: a partir del TLCAN se beneficiaron en forma exponencial las trasnacionales extranjeras, mientras las entidades nacionales permanecieron estancadas. El TLCAN anestesió la creatividad mexicana.

Jaime Aboites demostró que las estatales –vilipendiadas por la propaganda negra del totalitarismo neoliberal multimediático– arrasaron en 1980-2011 con las patentes otorgadas a universidades e instituciones de I&D.

Ranking en orden descendente: IMP (sigue erguido a pesar de su desmantelamiento deliberado), la UNAM, la UAM, Cinvestav e IIE. No aparece el ITAM, a quien le han procurado el lastimoso papel de caballo de Troya para entregar Pemex a las trasnacionales del binomio anglosajón de petroleras/bancos de inversión.

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